El ambiente en el exterior de la torre seguía cargado de tensión. La revelación de Marco como el 74º Emperador de Pythiria había dejado a todos en estado de shock. Los ladrones LGBT intercambiaban miradas de incredulidad mientras los nuevos aliados del grupo, Theo, Lana y Maurice, trataban de asimilar la magnitud de la noticia.
"Increíble..." murmuró Theo, con la mirada fija en Marco, como si intentara encontrar en él algún rasgo que confirmara su recién descubierta identidad.
"Así que eres el emperador..." comentó Transexual, ajustándose sus coletas con un gesto teatral y su voz cargada de dramatismo. "Mira que una se encuentra cosas raras en un día cualquiera, pero esto... es que, tío, esto lo supera todo. ¡Pero por kilómetros!"
"¡Espera, espera!" interrumpió Bisexual, levantando una mano con expresión confusa. "¿No se supone que ese tal Gaspar es el 74º?"
"Se supone..." respondió Lily, cruzándose de brazos mientras flotaba ligeramente por encima del grupo. "La historia es demasiado larga para contarla ahora con detalles, pero lo que acabáis de escuchar es la verdad. Marco es el verdadero elegido por Pythiria para portar el título, y yo soy su guía hacia la corona. Pero os pedimos de todo corazón que guardéis este secreto. No queremos que esto se sepa por ahí."
"Pues un chisme tan jugoso... me fastidiaría no poder comentarlo." bromeó Gay, con un tono sarcástico mientras se llevaba una mano al mentón, claramente tentado por la idea.
Lesbiana rodó los ojos con fastidio, golpeándole levemente la espalda. "Cierra la boca, idiota. Puedes estar tranquila, Lily, no diremos absolutamente nada. Aunque no pudimos llevarnos ni un alfiler del castillo de Baba Yagá, aún os debemos una por haber salvado a nuestros compañeros."
"Eso espero." dijo Marco con una leve sonrisa.
"¿Esto significa que eres una especie de... rey?" preguntó Lana, rompiendo el silencio de su grupo mientras lo miraba con cierta incredulidad.
"Algo así." respondió Marco, encogiéndose de hombros. "Aunque, para ser honesto, todavía no entiendo del todo lo que implica ese título."
"Pues espero que al menos te traiga algo de suerte dentro de la torre, porque tengo la sensación de que la necesitaremos." dijo Maurice, mientras lanzaba una mirada cautelosa hacia la monumental estructura.
"¿Y tú? ¿Qué opinas, Theo?" preguntó Lana, girándose hacia el niño, quien caminaba en silencio con la mirada baja.
Theo levantó la vista con timidez y se encogió de hombros. "Si Marco es el emperador, creo que está bien. Se ve fuerte... y amable."
La sinceridad del chico hizo que todos intercambiaran miradas y sonrisas. Por primera vez desde que se conocieron, Theo parecía hablar con algo de confianza.
"Bien dicho, chico." añadió Keipi, colocando una mano sobre su cabeza en señal de aprobación.
"Venga, vamos a seguir avanzando." dijo Ashley, señalando la entrada de la torre. "Esto no se va a explorar solo."
Y con esas palabras, el grupo comenzó a moverse.
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Dentro, la atmósfera cambió drásticamente. El aire era denso y fresco, impregnado de una sensación de misterio y antigüedad. Un pasillo largo y oscuro se extendía frente a ellos, sus paredes de piedra eran ásperas. Al final, se abría a una sala bastante amplia, donde las baldosas brillaban débilmente, reflejando la tenue luz de las antorchas de fuego azul que decoraban el lugar.
Las llamas azules danzaban silenciosamente, proyectando sombras inquietantes sobre las gárgolas que adornaban las paredes. Sus rostros tallados en piedra tenían expresiones feroces y amenazantes, como si estuvieran listas para saltar de sus nichos en cualquier momento. La mezcla de luz y sombra parecía dotarlas de vida, intensificando la sensación de que el lugar estaba diseñado no solo para impresionar, sino también para intimidar.
Keipi se detuvo un momento, observando las gárgolas con una sonrisa. "Anda, esa estatua tiene la misma cara que mi vecino."
Ashley, quien caminaba detrás de él, frunció el ceño mientras miraba a las figuras pétreas. "Te juro que si veo a esas cosas moverse, les pienso arrear una patada en toda la cara."
"Prefiero que no lo intenten." murmuró Lily, volando más cerca de Marco. "Esto ya es suficientemente espeluznante sin que las gárgolas decidan unirse a la fiesta."
"Esto parece sacado de una película de terror." murmuró Lana, mirando a su alrededor.
"Es un poco... tétrico, sí." añadió Gay, cruzando sus brazos con nerviosismo.
De repente, un ruido metálico resonó en la sala. Ante ellos, unas rejas emergieron de la nada bloqueando el camino hacia unas escaleras que ascendían al piso superior.
"¡Qué demonios!" exclamó Maurice, sacando instintivamente uno de sus boomerangs.
Ashley se acercó rápidamente a las rejas y las golpeó con todas sus fuerzas. Pero el metal ni siquiera vibró tras el impacto. "Tsk. ¿Es que es algún tipo de mecanismo de defensa?"
"Déjame intentarlo." dijo Keipi, convirtiendo a Priscilla en su forma de katana para lanzar un corte directo hacia las barras. La espada resonó con un fuerte sonido metálico, pero estas permanecieron intactas.
"Esto no es ni medio normal..." dijo Lana.
Bisexual levantó ambas manos, concentrándose para abrir uno de sus portales que los llevara al otro lado de la barrera. Sin embargo, su magia parecía ser repelida. "No puedo. Parece que el metal que compone las barras tiene un encantamiento que anula la magia tanto en su cuerpo como lo que protege detrás de sí."
"¿Y qué vamos a hacer ahora?" preguntó Lesbiana, visiblemente frustrada.
Theo rompió el silencio. Dio un paso hacia adelante, estaba concentrado y dispuesto a hablar con sorprendente claridad: "Esto debe ser una prueba de la torre. Según lo que he leído, estas estructuras están protegidas por medidas de seguridad que solo permiten el acceso a quienes demuestran ser dignos. Probablemente, las rejas se desbloqueen si cumplimos con algún desafío impuesto por la propia torre."
Todo el grupo se sorprendió por el conocimiento del niño.
"¿Cómo sabes tanto de estas cosas?" preguntó Lily, mirándole fijamente.
Maurice se adelantó rápidamente y puso una mano sobre el hombro de Theo. "Es que... ha leído muchísimo. Es un chico la mar de inteligente, ¿Verdad?"
Theo asintió tímidamente, evitando cruzarse con las miradas curiosas de sus compañeros.
De repente, el suelo comenzó a temblar, y un huevo de cristal emergió lentamente de las baldosas, emitiendo una luz que iluminó la sala. Este se abrió con un chasquido, liberando de su interior a una figura la mar de peculiar: una rana de medio metro con sombrero y gabardina.
"¡Bienvenidos, aventureros de la Torre de Babel!" anunció la rana con una voz teatral, dando un pequeño salto hasta ponerse frente a nuestros protagonistas.
"¿Qué es esa cosa?" preguntó Keipi, inclinándose hacia Marco.
"Parece... ¿Una rana?" respondió perplejo.
"¡No soy cualquier rana!" replicó el anfibio, ajustándose su sombrero con un gesto dramático. "Soy la maestra de juegos de esta sala. Y mi propósito es poner a prueba vuestra honestidad y, sobre todo, vuestro valor. ¡Así que jugaremos a Preguntas y Respuestas!"
"¿Cómo que preguntas y respuestas?" repitió Lesbiana, claramente confundida.
"Como oyes. Os haré preguntas individuales al azar y, si respondéis correctamente tres de vosotros, las rejas se abrirán. Sin embargo..." la rana hizo una pausa para dramatizar. "Si falláis, seréis castigados y enviados a la zona del escarmiento."
El grupo se tensó al escuchar esas palabras.
"¿Zona del escarmiento?" preguntó Transexual, tragando saliva.
"Sí. Es un lugar tranquilo al que os mandaremos hasta que seamos capaces de demostrar que sois dignos de avanzar por la torre. Si conseguís ganaros la aprobación de Zafira, la dragona de cristal, seréis liberados todos los que caigais allí. Sin embargo, lo que os recomiendo es que respondais con sinceridad, porque las mentiras... son un FALLO."
La rana apuntó con su dedo hacia Ashley. "Primera pregunta, para ti, joven de cabello negro. ¿Quién es la persona que más quieres en este mundo?"
Ashley se quedó paralizada. No esperaba una pregunta tan personal.
Sus pensamientos se agolparon en su mente: ¿Quién es la persona que más quiero? Al principio pensó en su ex mejor amiga, Celia, pero los sentimientos que ahora albergaba hacia ella eran más de rencor que de amor. Finalmente, decidió responder tímidamente: "Mis nuevos amigos: Marco, Lily y Keipi."
La rana ladeó la cabeza y soltó una risita maliciosa. "Mientes."
Antes de que Ashley pudiera replicar, unas manos de cristal emergieron del suelo, agarrándola por los tobillos y arrastrándola hacia un portal brillante que apareció bajo sus pies.
"¡Ashley!" gritaron Marco y Lily, corriendo hacia el lugar donde había desaparecido.
"¡Tranquilos!" dijo la rana, esbozando una sonrisa amplia. "Si queréis superar la prueba, vuestra sinceridad debe brotar."
"Esto es una locura..." murmuró Keipi, apretando los puños.
La siguiente pregunta fue para Maurice. "Dime, ¿qué tipo de decoración llevas en tu ropa interior?"
El nekomata se sonrojó violentamente. Sabía que mentir no era una opción, así que, con una voz apenas audible, confesó: "Conejitos lindos."
La rana asintió con aprobación. "Correcto."
"¡Qué humillante!" pensó Maurice, mientras los demás intentaban contener la risa.
La siguiente pregunta fue para Keipi. "¿Qué es lo que sientes sinceramente hacia tu hermana mayor?"
El monje se quedó en silencio por un instante, pero no dudó en responder con franqueza. "La odio. Pero, en el fondo, desearía entender por qué hizo todo lo que hizo. Quizá, solo quizá, me gustaría tener una conversación sincera con ella algún día."
La rana volvió a asentir. "Correcto."
"Dos aciertos. Esto se pone interesante." dijo Gay, nervioso.
La rana giró lentamente hacia Transexual, su mirada fija e inquisitiva bajo el ala de su sombrero. "Y ahora, tu pregunta," comenzó, con una voz que parecía resonar en las profundidades de la sala. "¿Eres hombre o mujer?"
El ambiente se congeló. Transexual sintió como si el suelo bajo sus pies desapareciera, dejándola caer en un abismo de recuerdos dolorosos. Sus manos temblaron mientras sus rodillas cedían, y se desplomó en el suelo. Sus coletas, que siempre llevaba con orgullo, parecían pesarle más que nunca.
La pregunta, aparentemente simple, perforó como una daga en su corazón. La mente de Transexual se llenó de imágenes: risas crueles de niños, miradas de desprecio de adultos, el rechazo de su comunidad y el aislamiento que había sentido durante tanto tiempo. Pero también recordó las pocas voces amables, esas que le dijeron que podía ser quien quisiera, que su identidad no dependía de la aprobación de los demás.
Tragó saliva, su garganta seca y ardiente. Sabía lo que la rana buscaba: sinceridad absoluta. Pero en ese momento, la sinceridad era una montaña que no podía escalar. Las cicatrices de su pasado eran profundas, y su miedo a ser rechazada por sus nuevos compañeros la paralizaba.
Su mirada se alzó lentamente hacia el grupo. Los ladrones LGBT la observaban con preocupación, especialmente Lesbiana, que parecía estar conteniendo las ganas de gritar en su defensa. Marco, Ashley y los demás estaban tensos, pero no había juicio en sus rostros, solo una mezcla de confusión y empatía.
Con el corazón acelerado y las palabras atrapadas en su pecho, tomó aire y decidió responder. "Hombre..." murmuró, casi inaudiblemente, con los ojos empañados por lágrimas que comenzaban a brotar.
La rana inclinó la cabeza, como si evaluara la respuesta con detenimiento, y finalmente habló con su tono frío e implacable. "Incorrecto."
De repente, del suelo emergieron unas manos de cristal que se aferraron a Transexual. Ella no luchó. Se dejó arrastrar, cerrando los ojos mientras una lágrima solitaria rodaba por su mejilla.
"¡No!" gritó Gay, dando un paso al frente, pero Lesbiana lo detuvo agarrándolo del brazo.
"¡Espera!" dijo Lesbiana, con la voz rota. "No podemos hacer nada. Es la maldita regla del juego."
Marco apretó los puños, frustrado. "¡Esto es absurdo! ¡Esa pregunta no tenía por qué hacerse!"
Keipi frunció el ceño. "Es más que una prueba de conocimiento o sinceridad. Esta rana está jugando con nuestros corazones."
Maurice, quien había permanecido en silencio, dio un paso adelante, mirando a la rana con una mezcla de ira y resolución. "¿Qué tipo de prueba es esta? ¡Esto no es honestidad o valor, es crueldad!"
La rana simplemente sonrió, su mirada impenetrable. "La sinceridad es el camino a la libertad. Si la prueba queréis superar, vuestra verdad debéis enfrentar. Ella era una mujer, pero se dejó llevar por sus pensamientos más oscuros que le negaban la verdad que tanto le había costado forjar. Por ende, no es digna de seguir avanzando por la torre."
Mientras las manos de cristal terminaban de arrastrar a Transexual hacia el portal, su voz resonó débilmente en la sala: "Lo siento..."
Cuando desapareció, el grupo quedó sumido en un silencio pesado, cada uno lidiando con sus propios pensamientos sobre lo ocurrido. El eco de las palabras de la rana seguía reverberando en sus mentes.
Lana fue la primera en romper el silencio. "Esto no está bien. No podemos dejar que esta cosa nos quiebre."
"Transexual... ella respondió lo que creyó que debía decir para protegerse. Eso no es un error." añadió Marco con firmeza.
"Y eso es lo que esta prueba quiere evitar," murmuró Theo desde el fondo. Sus palabras sorprendieron a todos. "Ellos solo quieren que no tengamos ápice de duda a la hora de responder, que sean nuestros corazones los que hablen sin temor."
El grupo intercambió miradas, entendiendo la gravedad de lo que enfrentaban. Una verdad sincera y difícil podía salvarlos, pero también podía exponerlos a un nivel que ninguno había anticipado.
"Próxima pregunta..." dijo la rana, girándose hacia Marco. "Para ti, emperador. Si en algún futuro distante alguna de estas personas se pusiera en tu contra y te traicionara de la manera más vil posible, ¿serías capaz de odiarlos?"
Continuará...