sábado, 19 de abril de 2025

Ch. 123 - 30 minutos para detener el disparo

Los Altargates habían despertado la forma definitiva de Yggdrasil, una amenaza colosal que ponía en peligro a todos los habitantes de Phaintom. Ahora, nuestros protagonistas escuchaban con atención a Nathalie, que se preparaba para revelar la única manera de detenerlo y evitar una masacre sin entregarles el Nuevo Testamento.

"¡Escuchad con atención!" exclamó, captando todas las miradas. "En la copa de Yggdrasil se encuentra la antigua ciudad, donde antes vivieron sus habitantes. Allí existen dos templos construidos en honor al mesías Yumeith. Fueron estos edificios, los que, durante la guerra ancestral, se convirtieron en receptáculos de los motores mágicos que alimentan la forma definitiva de la reliquia."

"Entonces, si destruimos esos dos motores de los templos, ¿conseguiremos detener al árbol?" preguntó Keipi, adelantándose con el ceño fruncido.

"En parte, sí." asintió Nathalie con tono firme. "Al eliminar los motores mágicos, inutilizaremos la reliquia y su cañón quedará fuera de servicio. Pero debéis tener algo claro: mientras el verdadero núcleo siga intacto, Yggdrasil continuará activo. No será una victoria total, pero sí nos dará una gran ventaja."

La semidemonio hizo una breve pausa, asegurándose de que todos la escuchaban.

"Y recordad algo importante: los Altargates no son tontos. Saben perfectamente que esos templos son su punto débil. Harán todo lo posible por protegerlos y evitar que lleguemos hasta allí. Pero si actuamos con rapidez y nos coordinamos bien, aún tenemos una oportunidad."

"Un momento." dijo Marco, alzando la mano con expresión seria.

"¿Qué ocurre?" preguntó Lily, deteniéndose a su lado.

"Quiero hacer todo lo posible por detener esta locura. Por evitar más injusticias. Pero eso no significa que haya olvidado a los inocentes habitantes de Phaintom." dijo con firmeza. "Hansel, Nathalie y Lily, sois los más rápidos del grupo. Necesito que vayáis a la ciudad y evacuéis a la mayor cantidad de gente posible. Por si no llegamos a tiempo."

"¡Bien pensado!" celebró Ashley.

"Eso, chicos. Vosotros ocupáos de proteger a la población." añadió Ryan, asintiendo con energía.

"¡Confiamos en vosotros!" dijo Cecily, transmitiendo calma.

Hansel y Nathalie asintieron. Sabían que, gracias a sus habilidades, podían recorrer esa distancia en menos de un minuto. Lily también asintió con seguridad: su vuelo, aunque menos potente, era suficiente para seguirles de cerca.

"¡Esperad!" dijo Theo, alzando la voz. "Yo no sirvo para el combate... pero quizá pueda echar una mano con la evacuación. Hansel, ¿me llevarías contigo a la espalda?"

"Por supuesto." respondió el gemelo con una sonrisa, alzando el pulgar.

"Os confío esta misión." dijo Marco con tono solemne.

"¡Sí!" exclamó Lily. "¡Déjanoslo a nosotros!"

Theo trepó con cuidado a la espalda de Hansel, asegurándose con fuerza. Luego, el gemelo alzó a Lily con suavidad y la colocó sobre su cabellera.

"Ya sé que puedes volar sola, pero mejor así... no gastes energía de forma innecesaria." comentó con tono protector.

"¡Vamos allá!" gritó Nathalie mientras liberaba su forma demoníaca, y sus alas se desplegaban con un rugido de magia oscura.

"Confío en vosotros." dijo Marco, observándolos con determinación.

Y sin más palabras, los cuatro se alzaron en el cielo a toda velocidad. Nathalie con sus alas negras surcando el viento, Hansel canalizando su magia para crear corrientes propulsoras, mientras protegía con cuidado a sus compañeros.

El grupo asintió al unísono. Sin perder ni un segundo, comenzaron a correr a toda velocidad en dirección al colosal Yggdrasil. Apenas les separaba un kilómetro y medio, una distancia que, con su velocidad y determinación, podían recorrer en cuestión de minutos.

"Marco, ¿cuál es el plan?" preguntó Ryan, manteniendo el ritmo a su lado.

"No tenemos tiempo para planificar con calma. Lo mejor será separarnos en cuanto lleguemos al cuerpo del árbol y buscar los motores por nuestra cuenta." respondió Marco con firmeza.

"Tienes razón. Apenas quedan veinticinco minutos para el disparo... Tenemos que ser rápidos." añadió Keipi, acelerando el paso.

Sin embargo, en medio de su avance, Cecily se detuvo en seco.

"¿Qué ocurre?" preguntó Ashley, frenando al verla.

La ladrona no respondió. Cubrió su cuerpo con electricidad en un instante, y dio un potente salto hacia delante, propinando una patada en el aire que destrozó una flecha antes de que alcanzara al grupo.

"¿Una flecha?" murmuró Ryan, sorprendido.

"¡Es el enemigo!" exclamó Marco al detectar dos siluetas acercándose desde el flanco derecho. Sin dudarlo, lanzó una enorme bola de fuego en línea recta, que arrasaba el terreno a su paso con furia incandescente.

Entre el humo y la luz, una figura femenina emergió con calma, sujetando un arco entre las manos. Un tercer ojo se abrió lentamente en su frente.

"Los humanos de hoy en día... sois tan agresivos." suspiró Milanova.

"Ya te digo, cariño. Pasen los siglos que pasen, siguen siendo bestias sedientas de violencia." añadió Taranel, un hombre de aspecto imponente, mientras sus palmas se juntaban y su tercer ojo se abría también. "¡Nadie puede resistirse al poder del amor verdadero!"

Un instante después, una barrera esférica se formó a su alrededor con él en el centro, bloqueando la bola de fuego como si fuera nada.

"¿Magia de barrera? ¡Es como la de Lesbiana!" murmuró Keipi, adoptando una posición de combate.

"En efecto. ¡Mi barrera es inexpugnable! ¡Pero no soy lesbiana, tengo una mujer preciosa!" exclamó Taranel con una sonrisa de autosuficiencia.

"¿Inexpugnable? ¡Eso está por ver!" gritó Ashley, lanzándose al aire y descendiendo con una poderosa patada que hizo temblar el suelo al impactar... pero no dejó ni una mísera grieta en la barrera.

"Querida loca de las patadas... sin amor, no lograrás nada." dijo Milanova, lanzándole un beso volador.

Ashley retrocedió con dos ágiles volteretas, frunciendo el ceño.

De repente, la barrera de Taranel se disipó durante un segundo. La mujer altargate aprovechó el momento y disparó cinco flechas consecutivas con una velocidad endiablada, cada una apuntando directamente a un miembro distinto del grupo.

Pero Ryan se adelantó. Apoyó las manos en el suelo, y unas cadenas brotaron de la tierra como serpientes de acero, atrapando las flechas al vuelo y protegiendo a sus compañeros.

"¡Ryan!" sonrió Keipi.

"No tenemos tiempo que perder con estos dos." dijo el joven con decisión. "¡Marchaos, yo me quedo y me encargo de ellos!"

Marco dudó apenas un instante, pero asintió.

"¡Si hombre! ¡Como si os fuésemos a dejar iros así como así!" gritó Milanova, volviendo a tensar su arco.

Las flechas volaron de nuevo, esta vez dirigidas a Marco, Keipi y Ashley. Pero antes de que pudieran alcanzarlos, Cecily activó su modo Fenrir. En una fracción de segundo, su cuerpo se recubrió de relámpagos y destrozó todos los proyectiles con una sucesión de patadas relámpago.

"¡Cecily!" gritó Ashley.

"¡Seguid sin mí! ¡Yo me quedo con el cachas, para que la batalla esté equilibrada!" dijo Cecily, con una sonrisa decidida.

"¡Sí! ¡Os lo encargo!" exclamó nuestro protagonista, confiando en ellos sin dudar.

Gracias a la intervención de ambos, Marco, Keipi y Ashley lograron alejarse y continuar su avance hacia el corazón del Yggdrasil.

"Vaya... se nos han escapado tres." murmuró Taranel, sin preocuparse demasiado.

"No pasa nada, cariño. Al menos podemos divertirnos un rato con estos dos." dijo Milanova, guiñando un ojo mientras giraba el arco entre los dedos.

"¿Acabar con nosotros?" replicó Ryan con una sonrisa desafiante. "¿No eres un poco creída?"

"En efecto." añadió Cecily, cruzando los brazos. "Podéis ser una parejita adorable y pegajosa, pero ni siquiera vuestro ‘amor eterno’ va a superar nuestro trabajo en equipo."

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Phaintom.

El grupo llegó a la ciudad a toda velocidad, pero su aparición no hizo más que alimentar el pánico. El aspecto demoníaco de Nathalie aterrorizó a los habitantes de Phaintom, provocando gritos, carreras y caos absoluto.

La semidemonio, consciente del daño que causaba su presencia, desactivó su transformación al instante y adoptó su forma humana.

"¡Por favor, escuchadme!" suplicó Nathalie, con la voz temblorosa mientras alzaba las manos en señal de paz.

"¡Eso, por favor, escuchadnos!" añadió Theo, acercándose a una señora que se alejaba corriendo.

"¡¡¡Por favor!! ¡¡Podéis morir todos si no hacéis caso!!" gritó Lily con los ojos llorosos.

Pero el miedo era más fuerte que sus palabras. La gente no les escuchaba. El pánico ante el cañón de Yggdrasil y la aparición de Nathalie se había apoderado de toda la ciudad. Parecía imposible razonar con ellos.

Sin embargo, uno del grupo no se dio por vencido.

Hansel alzó su mano al cielo y liberó una poderosa ráfaga de viento. El aire recorrió cada calle, deteniendo por unos instantes el caos y haciendo que todos se giraran hacia él.

"¡Escuchadme!" alzó la voz con fuerza. "¡Ese cañón va a disparar contra la ciudad en apenas veinte minutos! ¡Tenéis que desalojar ahora mismo y dirigiros hacia la jungla o, si podéis, al aparcamiento de aeronaves!"

Un murmullo de confusión empezó a recorrer la plaza.

Pero entonces, una mujer de mediana edad alzó el dedo acusador.

"¡Tú!" gritó, señalando a Nathalie. "¡Todo esto es culpa tuya, cornuda del infierno!"

"¡Es verdad!" bramó un hombre desde el fondo. "¡Si ese viejo loco y tú no hubierais aparecido en esta ciudad, nada de esto estaría ocurriendo!"

"Lo siento." respondió Nathalie bajando la cabeza. "¡Asumo toda la culpa que queráis echarme, pero ahora mismo no es momento de eso! ¡Ese cañón puede mataros a todos!"

Una piedra salió disparada de entre la multitud. Golpeó la frente de Nathalie y le abrió una brecha sangrante. Ella no cayó, pero dio un paso atrás tambaleándose.

"¡Por tu culpa murió mi abuela!" gritó un niño, con los ojos llenos de lágrimas.

Nathalie se agachó, sujetándose la herida. Aun así, le dedicó una sonrisa triste al chaval.

"Lo siento..." murmuró. "De verdad que lo siento..."

"Vaya... No la quieren mucho." susurró Lily, aún sobrevolando la zona.

"No..." murmuró Theo, observando el ambiente tenso. "Es una semidemonio. Para ellos, es el objetivo perfecto al que cargarle las culpas para sentirse aliviados.. Aunque sea la única que está intentando salvarles."

Pero la tensión aún no había alcanzado su punto máximo.

Hansel frunció el ceño y levantó la vista al cielo. Una energía mágica se aproximaba a toda velocidad. Y no era amistosa.

"Vaya, vaya..." dijo una voz arrogante desde el aire. "Parece que hice bien viniendo a la ciudad. Ya sospechaba que intentaríais evacuar a los cobardes."

Tassim apareció flotando sobre su guadaña, con su clásico gesto burlón y ojos llenos de sadismo. Tenía el tercer ojo abierto en su frente, preparado para usar su magia en cualquier momento.

"¡Ese es...!" dijo Hansel.

"¡¿Un altargate?!" exclamó Lily alarmada.

"Vamos a divertirnos sembrando el caos..." rió el niño de aspecto demoníaco mientras giraba su guadaña. "Empezando por ese mocoso llorón."

Con una carcajada cruel, Tassim disparó la hoja de su guadaña directamente hacia el niño que había lanzado la piedra.

Nathalie reaccionó al instante. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia el chaval, empujándole fuera de la trayectoria. La cuchilla, sin embargo, le atravesó el costado con violencia.

"¡NATHALIE!" gritó Theo corriendo hacia ella.

"¡JAJAJAJA! ¿De verdad le ha protegido? ¡Será tonta!" chillaba Tassim, entre risas.

El niño, paralizado, se quedó mirando a la semidemonio desangrándose en el suelo. Se arrodilló junto a ella, desconcertado.

"¿Por qué...? ¿Por qué me has salvado? ¡Yo... te hice daño!" murmuró, sollozando.

"Porque... nadie merece morir así." respondió Nathalie con una sonrisa débil.

"¡Muy caballerosa y todo eso! Pero venga, ¡muere de una vez!" gritó Tassim, girando su guadaña para lanzar una nueva cuchilla.

Pero antes de que impactara, un tornado surgió del suelo, desviando el proyectil con fuerza hacia un edificio cercano, donde se incrustó en la pared.

"No." gruñó Hansel, dando un paso adelante con los ojos encendidos de furia. "¡No va a morir nadie más!"

"¡Hansel!" gritó Lily con alivio.

"¡Dadle los primeros auxilios a Nathalie y evacuad a toda esta gente ya!" ordenó con voz firme. "¡Yo me encargo del crío psicópata!"

"Oh... El peliverde de cara amargada ha decidido hacerme frente." dijo Tassim con una sonrisa torcida. "Esto va a ser muy divertido..."

Continuará...

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