miércoles, 21 de mayo de 2025

Ch. 144 - Tres semanas

Tras recibir el folleto sobre el Majestuoso Torneo de Lucha de Aspasia, Morgana decidió reunir a todos los protagonistas durante la cena, el momento en que suelen descansar antes de irse a dormir.

Reunidos junto a Nicole y Yumeki, el grupo se sentó en torno a la gran mesa del comedor, disfrutando de los manjares y de la compañía mutua. Conversaban animadamente sobre sus avances y logros en los entrenamientos, aunque algunos, como Keipi y Ryan, permanecían más callados, visiblemente agotados por la intensidad de sus sesiones.

"No... no puedo más..." murmuró el monje, completamente desganado, intentando llevarse un trozo de pan a la boca.

"T-Te entiendo... hermano..." añadió el hijo de la dragona, con el mismo aspecto de demacrado.

"Me pregunto qué clase de entrenamiento infernal estarán haciendo..." pensó Cecily, observándolos con preocupación.

Una vez terminaron de cenar y las sirvientas comenzaron a recoger los platos, Morgana, que presidía la mesa, se levantó y dio dos palmadas suaves para captar la atención de todos. Con una sonrisa angelical, tomó la palabra:

"Queridos compañeros, es importante señalar que, con cada día que pasa, nos acercamos más al fin del mundo… un fin que borra todos los futuros que intento vislumbrar en los registros de la Biblioteca de Horacio. Pero hoy ha llegado a mis manos el primer paso que podríamos dar para intentar cambiar ese destino."

Dicho esto, arrojó un folleto al centro de la mesa. El papel cayó frente a Marco, que lo cogió con curiosidad.

"¿Qué es eso?" preguntó Ashley.

"Déjame echar un vistazo," dijo nuestro protagonista mientras desplegaba el papel.

"¡Ah! Es lo que te dieron antes, Mor," exclamó Lily al reconocerlo.

"¿Era tan importante?" preguntó Theo, intrigado.

"¿Qué pone?" se interesó Hansel.

Marco lo explicó en voz alta: "Es el anuncio de un torneo de lucha que se celebrará en la capital de Leafsylpheria, Accuasancta. El premio es una millonada en monedas de oro… y la posibilidad de pedirle un deseo a Aspasia."

"¿Una millonada…?" repitió Nicole, asombrada.

"Eso suena bien, pero lo que más miedo me da es la cantidad de gente con ideas oscuras que querrá obtener ese deseo…" comentó Yumeki, apoyando los pies en la mesa.

"¿Quién es esa tal Aspasia?" preguntó Keipi.

"No me suena de nada," añadió Ryan.

"Se trata de la líder de la iglesia en honor al Mesías conocido como Yumeith," explicó Nicole. "Es la figura más influyente de la religión más extendida en todo Pythiria. Aunque también es conocida por haber logrado lo imposible gracias a la fe inexpugnable en su dios."

"¿Y va a organizar un torneo de lucha así como así?" preguntó Ashley, sorprendida.

"Eso parece." añadió Marco, dejando de nuevo el folleto sobre la mesa.

"Por desgracia, no puedo daros todos los detalles…" respondió Morgana con tono enigmático. "Además, presiento que el futuro tendrá más posibilidades de cambiar cuanto menos sepáis sobre lo que está por acontecer."

Hizo una breve pausa antes de continuar con un tono más serio.

"Sin embargo, debo deciros esto: es importante que participéis en este torneo. Los Apóstoles del Génesis… aquellos que os arrebataron la reliquia y secuestraron a vuestra amiga… son los soldados más poderosos bajo las órdenes de Aspasia."

El grupo entero se quedó boquiabierto. Todos menos Yumeki, que se limitaba a rascarse una oreja con desinterés.

"¿Dices que esos cabrones que nos dieron una paliza son quienes están detrás de este torneo?" preguntó Ashley enfurecida, sin dar crédito a lo que acababa de oír.

"¿Es en serio?" comentó Hansel, aún atónito.

"En efecto," confirmó Morgana con calma.

"Maestra…" dijo Nicole, incapaz de entender del todo la situación.

"¿Y por qué organizarían algo así?" preguntó Marco.

"No lo puedo decir. Lo siento," respondió con sinceridad. "Pero aún tenéis tiempo para llegar, participar… y descubrirlo por vosotros mismos. Con ello, podréis intentar desvelar la verdad."

"Además…" añadió Yumeki con desdén, "si ganáis el torneo, ella os concederá un deseo. Si le pedís el Nuevo Testamento, no podrá negarse… ¿no?"

"Su-supongo…" murmuró Cecily, aún atónita.

"Entonces... ¿Dices que participemos en el torneo y averigüemos de qué se trata mientras intentamos ganar?" preguntó Marco.

"Así es." respondió Morgana. "El torneo empezará en unas tres semanas y media, por lo que os centraréis en mejorar todo lo posible durante veintiún días. Después de eso, iréis a Accuasancta y participaréis, intentando haceros con la victoria mientras averiguáis qué es lo que trae consigo Aspasia y sus ocho Apóstoles."

"Entiendo..." dijo nuestro protagonista, pensativo.

"¿Y esos ocho Apóstoles no participarán?" preguntó Ashley.

"Pfff, qué miedo." dijo Cecily, recordando a Thanatos y Kinaidos.

"No. Ellos no pueden hacerlo debido a su fama y a lo injusto que sería, pero supongo que sí estará permitido que algún grupo de su iglesia participe. Al fin y al cabo, parecen tener un segundo objetivo con este torneo, y les conviene que la victoria no se la lleven unos desconocidos." teorizaba Nicole.

"Así es." confirmó Morgana, dando el mínimo detalle posible por su parte.

"¿Cuáles son las condiciones del torneo?" preguntó Hansel, curioso.

Lily revoloteó y se acercó al folleto. "Aquí pone que será por grupos de mínimo tres personas y un máximo de cinco, permitiendo un sexto participante como reserva." leía.

"Justamente somos seis..." dijo Ryan, contando a sus compañeros con los dedos.

"¿Y cómo funcionará?" preguntó Theo.

"No hay mucha información. Aquí solo se avisa de que habrá una gran prueba inicial donde se hará una criba y se escogerá a los mejores grupos, dividiéndolos en ocho secciones. Luego, de esas ocho, pasará un grupo a la gran final, que será revelada durante el torneo." explicó el hada, leyendo en voz alta.

"Parece fácil." comentó Keipi.

"Sí... Pero no dejamos de meternos en terreno enemigo." dijo Ashley.

"Es verdad... Si esos tipos que nos dieron una paliza nos ven por ahí, quizá intenten hacernos algo." añadió Hansel.

"Para nada." respondió Morgana. "Ellos estaban cumpliendo órdenes. No creo que os hagan absolutamente nada si participáis. Ya no sois sus enemigos, y ya no tenéis nada que ellos quieran."

"Eso es. Ahora mismo, para ellos sois mierda." añadió Yumeki.

"Eres muy ruda al hablar, jajaja." se reía Keipi.

"Tú calla." respondió, dándole una patada en la cabeza que lo estampó contra la mesa.

"K-Kei..." murmuró Cecily al ver cómo le crecía un chichón a su compañero.

"Bueno... Sea como sea, yo haré lo que Marco diga." comentó Hansel. "Puede que esto me acerque a mi hermano y a la verdad de lo ocurrido, así que... lo dejo en tus manos."

"Me parece bien... Yo también creo que debes elegir tú." sonrió Ashley.

Todos miraron al emperador.

"Participaremos." dijo con seguridad. "Ganaremos ese torneo, rescataremos a Nathalie, obtendremos el Nuevo Testamento y encontraremos a Gretel. ¡LO PROMETO!" exclamó con la mirada encendida.

"¡Así se dice!" sonrió Theo.

"Vaya, tío." dijo Nicole, sonriendo.

"En ese caso... ¡Suerte con estas semanas de entrenamiento!" deseó Morgana con una sonrisa.

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Recargados de energía y con el objetivo de mejorar al máximo para participar en ese llamativo torneo, nuestros protagonistas dedicaron los días siguientes a darlo todo. Querían superar sus límites y adentrarse en una nueva etapa en la que alcanzarían un nuevo nivel.

Durmiendo, comiendo y entrenando, pasaron sus últimos días mientras Morgana terminaba de traducir el grimorio que habían copiado en Wisdom.

Y así, pasaron las tres semanas.

Nuestros protagonistas estaban concluyendo su entrenamiento final en las dimensiones de Cassmin. Marco fue el primero en recibir el aprobado de su maestro.

Entre aplausos, Baltasar lo miraba con una sonrisa.

"Sabía que podrías alcanzar ese nivel. No me has decepcionado como mi sucesor, Marco." le felicitó.

"Es un honor recibir esas palabras de usted." respondió, jadeando y empapado en sudor. "Pero fue gracias a su increíble talento para enseñarme y pulir mis habilidades. Realmente siento que he llegado al siguiente nivel... y lo que he aprendido lo confirma."

"Eso es... Con esto, has completado por completo tu entrenamiento." sonrió Baltasar.

"Oye." le interrumpió Marco con curiosidad. "Una cosa más antes de que te vayas."

"¿Qué ocurre?" preguntó el maestro.

"Sé que solo eres un clon generado por la reliquia, pero... ¿Alguna vez tuviste miedo al convertirte en emperador?"

"Sí." sonrió. "Casi todos los días de mi vida al mando de este planeta sentí miedo... Al fin y al cabo, muchas vidas dependían de mis decisiones, y eso es una cadena que te asfixia constantemente. Sin embargo, estoy orgulloso de todo lo que conseguí y logré... y, sobre todo, de la maravillosa gente que pude conocer. Y siento que tú también puedes decir lo mismo, ¿no?"

Marco pensó en sus compañeros.

"Sí... Estoy orgulloso de la aventura que estoy viviendo y de la gente con la que me estoy rodeando, pero el miedo a veces me hace dudar y cometer estupideces." confesó.

"No pasa nada... Es normal. No dejas de ser humano por ser emperador. Lo importante es que no estás solo, y debes aprender a dejar que la carga que llevas sobre los hombros también recaiga en quienes quieren ayudarte a hacerla más ligera. Porque... apoyándonos los unos a los otros es como podemos construir un mundo mejor." dijo con una sonrisa, mientras su cuerpo comenzaba a desvanecerse lentamente. "No lo olvides, confía en los que amas. Y, por favor, conviértete en el mejor emperador que este mundo haya conocido."

"Lo haré." dijo Marco con una sonrisa.

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Sala de Cassmin.

Morgana, Nicole, Theo y Lily, con el grimorio ya traducido en mano, esperaban a que sus compañeros terminaran los entrenamientos del último día para poder leer juntos la información que habían obtenido.

Pasaron los minutos, y el primero en salir fue Marco. Con una sonrisa en el rostro, se acercó a ellos y chocó la mano del pequeño príncipe, orgulloso de haber superado la prueba.

Poco a poco, todos fueron terminando, siendo Keipi el único que quedaba por terminar.

"Sí que tarda..." dijo Ashley, sorprendida.

"Ya ves..." murmuró Lily.

"Es raro en él." comentó Ryan.

De pronto, alguien emergió de su dimensión. Sin embargo, no era Keipi, sino su maestra.

"¿Yumeki?" preguntó Marco, sorprendido al verla.

"Lo siento mucho, chicos, pero... Keipi no ha terminado su entrenamiento. Por lo tanto, no irá a Accuasancta con vosotros hasta que yo le dé permiso." dijo con una mirada fría.

"¡¿Qué?!" exclamaron varios al mismo tiempo.

Continuará...

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