jueves, 22 de mayo de 2025

Ch. 145 - Nuevo Testamento

Nuestros protagonistas lograron completar sus entrenamientos personalizados gracias a las dimensiones creadas por Cassmin. Sin embargo, Keipi no logró obtener el visto bueno de Yumeki, viéndose obligado a quedarse atrás hasta recibir su aprobación.

Aunque la noticia sorprendió al grupo, lo aceptaron con serenidad. Sabían que, aunque necesitase algo más de tiempo, el monje se reuniría con ellos en cuanto lograse dominar al Kami y estuviese listo para participar en el torneo. Con ese pensamiento en mente, comenzaron a recoger sus pertenencias, listos para zarpar en un par de horas hacia su próximo destino.

Dimensión de Keipi y Yumeki

El cuerpo del monje salió disparado por los aires tras recibir un brutal golpe de una figura de hielo, estampándose violentamente contra el tronco de un árbol.

"Mierda..." pensó, frustrado y dolorido, mientras escupía un poco de sangre.

Yumeki envainó su katana con calma y se llevó una piruleta a la boca. Su mirada, tan afilada como su filo, se clavó en él.

"Entiendo que ahora mismo tu mente sea un caos," dijo, con voz firme. "Quieres terminar este entrenamiento cuanto antes para poder estar al lado de tus amigos."

"Pues claro…" gruñó Keipi, intentando levantarse. "Soy la mano derecha de Marco… y me jode no poder serles útil en el torneo."

"Desde tu punto de vista es lógico que te sientas así," respondió ella con frialdad. "Pero el poder de un Kami es demasiado vasto como para dominarlo en tan solo tres semanas. Aun así, según tu progreso, estoy convencida de que podrías llegar a invocar un brazo completo… e incluso su forma animal, si te esfuerzas un poco más."

Entonces hizo una pausa, bajando levemente el tono.

"Pero si prefieres rendirte e irte con tus compañeros, lo aceptaré. Al fin y al cabo, tal vez no te interesa tanto el poder del Kami como creía."

Keipi apretó los dientes con rabia. Su mente recordó la imagen de Thanatos derrotándolo con facilidad, dejándolo sin ninguna oportunidad de defenderse. Su deseo de ir con sus compañeros ardía en su interior, pero su orgullo, su responsabilidad y su convicción lo impulsaban a quedarse.

"No…" respondió al fin, poniéndose en pie, temblando pero decidido. "Me quedaré hasta completarlo. Si me voy ahora… me arrepentiré toda la vida de no ser la mano derecha que él necesita."

Yumeki sonrió con orgullo, arrancando de un mordisco el caramelo de la piruleta.

"Así me gusta. Sigamos potenciando esa energía mágica."

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Despacho de Morgana

Bajo la supervisión de la portadora de la divinidad, Morgana —quien estaba acompañada de Nicole—, Theo y Lily se disponían a explicar lo que habían descubierto al traducir el grimorio sobre el Nuevo Testamento, justo antes de que el grupo zarpara.

Marco y los demás se sentaron en el suelo, formando un semicírculo frente a los dos más jóvenes del equipo, expectantes por oír lo que tenían que contar.

"Bien, ahora que estáis todos preparados, es hora de explicarlo," dijo Lily, visiblemente emocionada.

"La cosa es que el propio grimorio admite que hay muchísima información confusa sobre la verdadera utilidad del Nuevo Testamento," comenzó Theo con tono serio. "Algunos creen que tiene el poder de resucitar al Mesías Yumeith. Pero todo eso es casi imposible de confirmar… no hay registros claros de que eso haya sucedido en las ocasiones anteriores en las que la reliquia fue usada."

"¿Resucitar a Yumeith...?" murmuró Hansel, con el ceño fruncido.

"Quizá eso es lo que quiere Aspasia," teorizó Ashley, cruzándose de brazos.

"Y tendría sentido, sabiendo el amor casi fanático que sienten los religiosos por esa figura…" añadió Marco.

"¿Algo más que debamos saber?" preguntó Ryan, mirando a ambos jóvenes.

"Sí," intervino Lily, con rostro serio. "La reliquia en sí es un conjunto de hechizos dimensionales. Según lo que hemos leído, abrirá distintos portales hacia una dimensión llamada Chaos, que es donde fueron encerrados cientos de demonios en épocas remotas."

"Así que... si Aspasia activa el Nuevo Testamento, lo más probable es que esos seres invadan nuestro planeta y lo arrasen hasta reducirlo a la nada."

"Eso suena... terrorífico," dijo Cecily en un susurro.

"Demasiado," coincidió Nicole, visiblemente preocupada.

"Entonces... ¿Quieren abrir un portal que traería un ejército de demonios con el objetivo de destruir el mundo?" preguntó Marco.

"Sí," respondió Theo sin rodeos.

"Pero... ¿por qué?" insistió Hansel.

Lily tomó aire antes de responder.

"Las teorías sobre la resurrección de Yumeith apuntan a que la destrucción del mundo sería vista como una forma de purificación extrema. Una manera de limpiar el planeta de toda su impureza… y abrir así el camino para que el Mesías regrese, rehaciendo el mundo desde cero, de forma más pacífica."

"Joder..." soltó Ashley, incrédula.

"No es ninguna broma..." Marco tragó saliva con tensión.

"Tenemos que impedirlo..." dijo Cecily, notando cómo el peso de la situación caía sobre sus hombros.

"Pero... ¿Qué tan bueno puede ser ese Yumeith como para justificar destruir el mundo entero?" preguntó nuestro protagonista, aún tratando de asimilarlo.

"No creo que se trate de que Yumeith sea ‘bueno’ o no," intervino Hansel. "Si mi teoría es correcta, lo que Aspasia quiere como fiel devota de una iglesia puritana es erradicar todo lo que considera impuro. Y cree que solo la resurreción del Mesías puede lograr eso."

"¿Y cómo llegaste a esa conclusión?" preguntó Theo, intrigado.

"Porque es una religión basada en la moralidad extrema y la obediencia. Y además, crecí con una formación religiosa. No soy ningún experto, pero entiendo de qué va este tipo de fanatismo," explicó Hansel con convicción.

"A mí no me parece tan descabellado tampoco," dijo Nicole. "La gente, por fe… es capaz de cometer auténticas locuras."

"Y lo peor de todo..." irrumpió Morgana por primera vez, con voz firme y grave. Su intervención captó de inmediato la atención de todos los presentes. "...es la creencia de que Yumeith es un ser de luz."

"¿A qué te refieres?" preguntó Marco, desconcertado.

"¿Yumeith no es un Mesías por ser... buena persona?" preguntó Lily con inocente curiosidad.

"No," respondió Morgana con una calma inquietante. "No puedo daros toda la verdad aún. Porque tarde o temprano la descubriréis por vosotros mismos. Pero sí puedo deciros esto: tanto Yumeith como Pythiria fueron humanos... hace mucho tiempo. En un planeta llamado La Tierra."

"¿Cómo dices...?" murmuraron varios al unísono, entre el asombro y la incredulidad.

"Lo siento," continuó Morgana, volviendo la vista hacia la ventana. "No puedo revelaros mucho más. Las respuestas aparecerán a su debido tiempo... si logramos evitar el fin del mundo. Así que no hay prisa."

Hizo una pausa, y luego añadió, con una seriedad demoledora:

"Lo único que os puedo asegurar con absoluta certeza es esto: Yumeith no es tan bondadoso como narran sus fanáticos. "

El silencio se adueñó del despacho. Nadie se atrevía a romperlo, como si cualquier palabra pudiera desatar algo que no estaban preparados para enfrentar.

"¿Pythiria fue humana...?" pensaba Lily, totalmente confundida. "¿Soy la creación de un antiguo ser humano?"

"¿Un planeta que antes fue persona...? ¿Cómo encaja eso con la teología que estudié?" reflexionaba Hansel, entrecerrando los ojos.

"E-esa información es alucinante." murmuró Theo para sí mismo, sin apartar la vista de Morgana.

"Qué silencio más incómodo..." susurró Cecily, mirando su entorno.

"Creo que es mal momento para decirles que me estoy cagando..." pensaba Ryan, tragando saliva.

"¿Estaría mal si digo ahora que no he entendido nada sobre lo del Nuevo Testamento...?" meditaba Ashley, rascándose la cabeza.

"La historia como la conocemos... no es la historia real." susurró Marco, aún en shock.

Un silencio denso se apoderó de la sala hasta que, finalmente, Morgana rompió la quietud mientras se ponía en pie.

"Es tarde, chicos. Deberíais partir ya si queréis llegar a tiempo para inscribiros en el torneo."

"Sí... Tienes razón." respondió nuestro protagonista con una leve sonrisa, aunque su mente aún nadaba entre dudas.

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Tras aquellas revelaciones, al grupo no le quedó más remedio que reanudar su viaje hacia el próximo destino. Acompañados de Morgana y Nicole, caminaron en silencio, a través del palacio, hacia la aeronave.

"No os preocupéis por el trayecto," dijo Morgana con una leve sonrisa, tratando de suavizar la tensión. "Os abriremos un portal que os dejará a apenas unas pocas horas de Leafsylpheria. Así evitaréis levantar sospechas al aparecer de la nada en sus fronteras."

"Y tampoco os preocupéis por vuestro amigo," añadió Nicole, guiñando un ojo. "Estaré pendiente por si necesita algo."

"Muchas gracias a las dos..." respondió Marco con una sonrisa agradecida. "Esperamos ser capaces de evitar el fin del mundo."

"No carguéis con todo solos," dijo Morgana con firmeza. "Cuando llegue el momento, lucharemos a vuestro lado. Hasta entonces... aseguraos de ganar ese torneo."

"Lo intentaremos. Cuidad de Keipi," asintió nuestro protagonista antes de subir a bordo.

Con un último intercambio de miradas, el grupo entró en la aeronave, que despegó minutos después. El portal se abrió con un fulgor silencioso, y al atravesarlo, se encontraron a solo tres horas de Leafsylpheria. Esta vez, más preparados, más unidos... y más conscientes de la amenaza que se avecinaba.

Con el viento golpeando suavemente las ventanas de la cabina, Marco cerró los ojos y pensó con determinación: "Ganaremos... ese torneo."

Continuará...

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