jueves, 11 de diciembre de 2025

Ch. 279 - Asalto

Con la llegada del Animalia, los hombres-bestia irrumpieron en Al-Amphoras bajo la orden del fénix lunar, Shimuna. Su objetivo era claro, brutal y directo: apoderarse de la gema infinita.

Pero no llegaron lejos.

Los guerreros de Sylvapura se toparon con su primera muralla humana: Shouri. Ella avanzó un paso, encendió un cigarro con absoluta calma y golpeó el suelo con el talón. Al instante, dos colosales gólems de piedra surgieron de la tierra, rugiendo como criaturas mitológicas listas para arrasar a quien se acercase.

"Si no queda otra… ¡que empiece la guerra!" gritó, soltando una espiral de humo.

Los dos gigantes lanzaron un puñetazo sincronizado que barrió a los primeros atacantes, enviando a varios hombres-bestia volando como muñecos de trapo.

"¡Esta tía será un grano en el culo!" bramó un guerrero oveja, rodando por el suelo.

"¡No preocuparse! ¡Con Francisco de nuestro lado, tenemos guerreros infinitos!" chilló una guerrera calamar mientras el pavimento se abría y una horda de cadáveres emergía, moviéndose como un ejército de sombras.

Aprovechando que los zombis del Zodiaco del caballo avanzaban como una muralla grotesca en primera línea, el resto de los hombres-bestia se dispersaron de inmediato, dividiéndose en varios grupos para intentar asaltar el palacio desde múltiples flancos. 

Shouri frunció los labios en una sonrisa ladeada, el cigarro aún entre los dientes.

"Ya veo…" murmuró con diversión. "Esto se pone interesante."

"Señorita Shouri, ¿cuáles son sus órdenes?" preguntó Gartana acercándose con tensión en la mirada.

"Dejadme a mí el frente del palacio. Puedo encargarme de todos los cadáveres mientras busco al nigromante con aspecto de burro del que me hablaste." respondió ella sin apartar la vista del ejército enemigo.

"De… de caballo…" murmuró él, casi inaudible. La sola presencia de Shouri y su aspecto amenazante, hacía difícil hasta corregirla.

"Kanu, tú cubre la entrada este. Futao, lo mismo en el oeste. Y tú, Gartana… cuento con vosotros para proteger la entrada sur del palacio." ordenó Shouri, todo en tono firme y calculado.

"¡Entendido!" respondieron sus dos discípulos al unísono.

"¡Un momento!" intervino Gartana, preocupado. "Sé que eres poderosa, pero… ¿de verdad puedes manejar tú sola una horda infinita de zombis?"

Shouri no respondió con palabras.

Simplemente escupió la colilla que tenía en los labios, cruzó los brazos y golpeó el suelo con la planta del pie. Al instante, cientos de guerreros antropomórficos de roca brotaron del terreno, formándose uno tras otro hasta convertirse en un ejército imponente que se lanzó contra los cadáveres invocados por Francisco.

"Va–Vale… Parece que sí puedes." balbuceó Gartana, boquiabierto.

"¡DEPRISA! ¡No debemos permitir que entren y ataquen a los inocentes!" gritó Kanu, ya en carrera.

"¡Sí!" respondieron Futao y Gartana antes de separarse a toda velocidad, llevando con ellos a las tropas ballure.

Shouri se crujió los nudillos, su expresión endurecida por la determinación.

"Perfecto… Es hora de jugar al escondite con el burro."

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Interior del palacio. 

Los ballure refugiados no dejaban de murmurar entre ellos, inquietos por lo que ocurría en el exterior. Por fortuna, ningún enemigo había logrado entrar todavía, así que, dentro de lo posible, se mantenían tranquilos.

Faralalan permanecía junto a Theo, Gretel y Lily, conversando mientras esperaban con ansias —y preocupación— el regreso de sus compañeros, que partirían hacia Animalia para enfrentarse a los Sagrados y, posiblemente, a Ashley.

"Espero que Ash… esté bien", murmuró la hada, visiblemente afectada.

"Todo irá bien. Ya verás cómo vuelve con una sonrisa", dijo el portador de la deidad, intentando animarla.

"Eso, eso", apoyó Gretel. "Ella y Hansel volverán a nuestro lado tarde o temprano, ya lo verás."

"Pues sí", coincidió la hada con una pequeña sonrisa.

"Además, Marco y los demás son los únicos capaces de derrotar a esos Sagrados. ¡Seguro que todo sale bien!" añadió Faralalan con energía.

En ese momento, Ella se acercó a Judas, que estaba sentado con sus dos nietos, tratando de transmitirles algo de calma.

"¿Por qué estamos aquí encerrados?" preguntó la joven con genuina curiosidad.

"Imagino que porque este es el lugar más seguro de Al-Amphoras", respondió el anciano con serenidad. "Este edificio es el más resistente de todos. Ya sabes: en su subsuelo yace la Gema Infinita de la que todos dependemos para seguir con vida."

"Oh, claro. ¡Se me había olvidado, qué despistada soy!" dijo ella, soltando una risita.

Pero Faralalan la observaba desde lejos, frunciendo el ceño.

"Algo… no me huele bien con esa chica", murmuró la pequeña.

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Torre del palacio.

Nuestros protagonistas y la princesa ultimaban los preparativos para usar los vectores de Sherezade y llegar ipso facto a Animalia.

"¿Estáis listos?", preguntó ella, mientras en sus ojos comenzaba a dibujarse el trazo luminoso del camino que seguirían sus vectores.

"¡Sí!" respondieron todos, alineándose.

Pero antes de que Sherezade pudiera activar su magia, Shimuna, en su descomunal forma de fénix, cayó sobre ellos como un meteorito viviente.

"¡CUÁNTAS RATAS REUNIDAS!" bramó, lanzando un zarpazo tan colosal que arrancó media torre, derribando la estructura y haciéndolos salir despedidos hasta el tejado, donde rodaron entre tejas rotas y polvo.

"¡Mierda!" exclamó Marco mientras se levantaba. "¿Estáis todos bien?"

"¡TÚ ERES EL DE HACE UN RATO! ¡NO OS PIENSO DEJAR CON VIDA!" rugió Shimuna al reconocerle. Su pico se abrió, listo para escupir una llamarada capaz de calcinar la ciudad.

Pero no llegó a hacerlo.

Un látigo de sombra surgió del suelo, trepó por sus plumas y se cerró de golpe alrededor de su pico, clausurándolo con violencia. En un pestañeo, Nathalie se abalanzó desde lo alto del edificio, tirando de ella con un grito feroz. Ambas figuras salieron disparadas y la mujer-pájaro fue estampada contra varios edificios del sureste, que se desmoronaron bajo el impacto.

"¡SEGUID SIN MÍ!" gritó la semidemonia mientras aterrizaba sobre un tenderete, haciendo crujir la madera. "¡YO ME ENCARGO DEL POLLO ASADO!"

"¡Entendido!" respondió Marco sin perder un segundo. "¡CONFIAMOS EN TI, NAT!"

"¡HE RESTABLECIDO LAS DIRECCIONES DE LOS VECTORES! ¡REUNIROS!" gritó la princesa, arrodillada mientras reajustaba los cálculos desde su nueva posición.

El grupo volvió a alinearse frente a Sherezade. Ella se incorporó con firmeza, rodeada de un aura vibrante de energía mágica que hacía temblar el aire.

"¡CAMINO VECTORIAL!" exclamó, liberando su poder.

Una gigantesca flecha luminosa surgió bajo los pies de todos, y en un instante fueron impulsados hacia adelante a una velocidad inhumana. Había otra flecha suspendida en el aire esperando su llegada: los tomó y los volvió a disparar hacia una tercera, luego una cuarta, una quinta…

"¡CUÁNTA VELOCIDAD!" gritó Cecily, con la cara verde.

"¡DIOS MÍO, ME VOY A PARTIR EN DOS!" rugió Ryan intentando no desmayarse.

"Ahora entiendo cómo llegaste tan rápido a Sylvapura…" murmuró Marco mirando a Keipi.

"Jajaja, cuando pillas el truco es divertidísimo." respondió el monje, disfrutando del trayecto como si fuera una montaña rusa.

"¡TENED CUIDADO!" advirtió Sherezade. "¡SI FALLAMOS UNA SOLA FLECHA, CAEREMOS AL VACÍO!"

Los vectores seguían encadenándose, disparándolos cada vez más cerca de Animalia. Pero de pronto, algo irrumpió en su trayectoria: una figura saltó desde la fortaleza flotante hacia ellos con una velocidad comparable a la del propio camino vectorial.

"¡Alguien viene!" avisó Marco, tensándose.

"N-No me puedo mover…" murmuró Cecily, inflando los mofletes para no vomitar.

"Ugh… yo tampoco…" añadió Ryan, sujetándose la cabeza.

"Mierda…" pensó Marco, viendo la figura aproximarse.

Fue entonces cuando Keipi giró el cuerpo, saliendo del trayecto del vector en el último instante. Envainó su espada en un torrente de agua presurizada y, usando el retroceso como impulso, se lanzó a toda velocidad hacia la figura que se aproximaba.

"¡ASHLEY!" gritó el monje emocionado.

"¡KEIPI!" le respondió ella, avanzando igual de rápido.

Sus ataques chocaron en el aire —su espada contra el puño de la potenciadora— y la presión del impacto generó una onda de viento que los empujó en direcciones opuestas. Ambos comenzaron a precipitarse hacia el lago Al-Hassam, que se extendía bajo ellos.

"¡KEI!" gritó Marco, mientras se alejaba en la ruta de vectores.

"¡SEGUID ADELANTE! ¡YO ME ENCARGO DE ELLA!" les sonrió el monje mientras caía, levantando el pulgar.

Keipi moldeó el agua para frenar su caída, creando un colchón líquido que amortiguó el impacto. Ashley, por su parte, reforzó cada músculo de sus piernas, convirtiendo la superficie del lago en un simple escalón para ella.

"Parece que estábamos destinados a enfrentarnos, Kei." dijo la potenciadora, avanzando con pasos firmes sobre el agua.

"Oh, mira tú… no sabía que también podías caminar sobre el agua como yo." se rió él.

"Solo necesito potenciar mis pisadas. Así creo un campo físico que evita que me hunda. Lo estuve entrenando en Cassmin por si algún día debía enfrentarme a ti… y así no estar en desventaja." explicó.

"Jajaja… siempre tan precavida." respondió Keipi, perdiendo poco a poco su sonrisa relajada. "Pero… no pienso contenerme."

En un parpadeo, activó su modo Kami al 50%.

"Lo mismo digo." declaró Ashley, dejando que su forma de conejo lunar emergiera, rodeándola de un aura blanca y feroz.

Continuará…

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