martes, 10 de diciembre de 2024

Ch. 38 - Ryan vs Segin

Sexto piso de la Torre de Babel.

El aire era espeso y ardiente. Un vasto río de lava serpenteaba entre rocas flotantes que servían como plataformas para cruzar el abismo infernal. Marco y Theo avanzaban con cuidado en busca de la salida de aquel lugar, ambos sudando por el calor abrasador.

"¿Dónde narices estará la salida de este lugar?" murmuró Marco, inspeccionando el terreno.

"Aunque lo verdaderamente fascinante de esto, es que sea capaz de existir un río de lava en el piso de una torre..." aportó Theo, aferrándose a la mano de nuestro protagonista, mientras caminaba con una mezcla de miedo y fátiga.

Antes de que pudieran seguir avanzando, un mandoble gigantesco cayó frente a ellos, clavándose en la roca de la plataforma con un estruendo que los hizo tambalearse.

"¡¿Y ahora qué?!" exclamó Marco, girándose rápidamente.

Desde las sombras, una figura imponente emergió. La armadura medieval de Cih brillaba con la luz de la lava, y las plumas rojas de su casco parecían arder como el fuego.

"No te vas a escapar de la muerte, chaval." dijo aquel hombre con una voz fría, señalando a Theo con el filo de otro mandoble que sujetaba en su mano derecha.

El pequeño se escondió detrás de Marco, con sus ojos llenos de miedo. "¡M-Marco...!" murmuró débilmente.

El emperador dio un paso hacia adelante, colocando un brazo frente al niño en un gesto protector. Sus puños se envolvieron en llamas mientras adoptaba una postura ofensiva.

"Si quieres llegar a él, tendrás que pasar por mí primero." declaró con firmeza.

"Eso planeo." respondió con total seguridad y un tono calado en crueldad.

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Octavo piso de la Torre de Babel.

El desierto de cristal brillaba bajo un cielo oscuro y estrellado, con cada reflejo en el suelo espejado amplificando la tensión de la batalla. Ryan hacía brotar cadenas de acero a gran velocidad desde el suelo, las cuales cortaban el aire en busca de su enemigo. Pero Segin, con movimientos vertiginosos, esquivaba cada ataque mientras surcaba el aire con la agilidad de un depredador al acecho.

De repente, el hombre bestia detuvo su vuelo por un instante, y con un movimiento fluido, se envolvió en humo denso, transformándose en un proyectil. Antes de que Ryan pudiera reaccionar, el ataque impactó de lleno en su abdomen, enviándolo rodando por el suelo varios metros.

"¡Argh!" jadeó Ryan, aferrándose al suelo para detener su impulso. Sangre fresca manchaba la comisura de sus labios, y su respiración era pesada mientras intentaba levantarse. A pesar del dolor, las cadenas a su alrededor seguían girando, listas para otro intento.

Frente a él, Segin flotaba en el aire con las alas extendidas. Con calma, llevó el puro a su pico y dio una calada prolongada, soltando una nube de humo que comenzó a extenderse por toda la infinidad de la sala, envolviéndolos en una niebla opresiva.

"Lo siento, chico," dijo Segin, su voz grave y burlona resonando entre el humo. "Pero esto no es personal. Tenemos que eliminar a todos los involucrados. Así que, relájate... No te dolerá demasiado."

En cuestión de segundos, la visión de Ryan se redujo a la nada. La densa y tóxica oscuridad lo rodéo, haciendo que se sintiera contra la espada y la pared. Por lo que se vio obligado a contraatacar ciegamente, lanzando una serie de cadenas por todas las direcciones posibles, pero no lograba atinar a su oponente.

De repente, un fuerte impacto lo golpeó por la espalda. Segin se había escondido entre la niebla y le había asestado una triple cuchillada con sus garras afiladas, haciendo que Ryan cayera al suelo con un espantoso quejido de dolor.

El oponente, al tener características de águila integradas en su físico, contaba con una visión que rozaba la perfección, permitiéndole ver incluso frente a esa densa pantalla de humo que había materializado.

"¡Argh!" gimió, llevándose una mano a la espalda ensangrentada.

Segin aterrizó suavemente frente a él, inhalando su puro de nuevo mientras lo miraba con desdén. "Deberías rendirte, chaval. No tienes la más mínima posibilidad de ganar en mi terreno."

Frente a ellos, las paredes comenzaron a resquebrajarse, dejando al descubierto profundas grietas que serpenteaban con rapidez.

"Mierda... el tiempo se agota," pensó Ryan, mientras la imagen de su madre invadía su mente, llenando su pecho de una mezcla de desesperación y determinación.

"Esta torre ya empieza a parecer un cadáver en descomposición," comentó Segin con tono burlón, dejando escapar una densa nube de humo por su pico mientras volvía a ocultarse en la niebla. "Igual que esa dragona de mirada vacía y espíritu roto." 

Esas palabras encendieron la ira dentro de Ryan. Con los puños apretados y su mandíbula temblando, se levantó tambaleándose. "¡No te atrevas a hablar así de mi madre!" gritó con rabia.

Con un movimiento rápido, juntó sus manos, creando un par de cadenas que comenzaron a girar en el mismo sentido que las agujas del reloj. La velocidad de eestas generó un poderoso viento que empezó a desestabilizar la pantalla de humo.

"¡Veamos como te escondes ahora, pajarraco de mierda!" rugió Ryan.

El viento generado disipó la neblina, revelando a Segin en pleno vuelo. Sin dudarlo, el hijo de la dragona lanzó una cadena con una esfera de acero en el extremo que impactó en su oponente. El golpe fue tan potente que mandó al hombre bestia contra el cristal del techo, haciendo que un chorro de sangre brotara de su pico.

Ryan se quedó quieto, respirando con dificultad mientras observaba al enemigo inmóvil. "¿Eso fue todo?" murmuró.

Pero el caído de Casiopea se levantó con un grito de rabia. Su plumaje comenzó a liberar humo de manera descontrolada, llenando nuevamente la sala con una nube todavía más espesa. "¡Ahora vas a ver de lo que soy capaz, niñato!" gritó, convirtiéndose en un proyectil de gas concentrado con forma de ave rapaz que se lanzó a toda velocidad hacia Ryan.

El joven cubrió su puño con acero y lanzó cadenas desde su piel metálica, que comenzaron a girar tomando la forma de un enorme taladro. Dirigiendo el ataque hacia el proyectil enemigo que se le aproximaba vertiginosamente.

El impacto entre ambos fue explosivo, creando una impactante onda de choque que rompió todos los pilares de cuarzo cercanos.

Por suerte, el taladro de Ryan atravesó la barrera de humo y golpeó de lleno a Segin en el estómago, resultando intacto a aquel último ataque desesperado del enemigo. El hombre bestia cayó al suelo con un estruendo, quedando completamente inconsciente.

El usuario de acero, jadeando y tambaleándose por el dolor y el agotamiento, comenzó a dirigirse a su propio ritmo hacia la salida del piso. "Ahora... sí que sí... espérame, madre..." murmuró, limpiándose la sangre del rostro con las vendas que cubrían sus manos.

Batalla en el Octavo piso de la Torre de Babel.

Ryan vs Segin.

Ganador: Ryan.

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Cuarto piso de la Torre de Babel.

Aquel lugar era como el dormitorio de un niño gigante. Paredes decoradas con dibujos infantiles rodeaban el lugar, mientras juguetes enormes y muebles desproporcionados llenaban el espacio. Sin embargo, la escena que ahí yacía era de todo menos infantil.

Maurice estaba tendido sobre un cubo de Rubik gigante, con su pelaje castaño empapado en sangre. Lana yacía cerca, entre unos lápices de colores enormes, también herida de gravedad. Y frente a ambos, las hermanas Schedar y Caph reían mientras sostenían sus manos, emitiendo un aura siniestra.

"Hermanita... ¿Puedes creer que estos dos eran los guardias de aquel niño?" dijo Caph, observando con desdén a sus víctimas.

"Ya ves, qué mierda... Esperaba un poquito más de diversión por su parte." añadió Schedar, relamiéndose los labios. "Sin embargo, el show tiene que llegar a su final, y estos dos paletos deben morir."

Una lluvia de cuchillos afilados aparecieron de la nada, dirigiéndose hacia los dos heridos. Sin embargo, antes de que estos pudieran alcanzarlos, una corriente de agua emergió del suelo arrastrándolos hacia la entrada del piso, salvándolos en el último segundo.

Keipi y Ashley llegaron al piso más cercano justo a tiempo. Con movimientos rápidos y coordinados, agarraron a sus compañeros heridos y los arrastraron al pasillo, alejándolos del alcance de sus despiadados atacantes antes de que pudieran sufrir más daños.

"L-Lo siento... son muy fuertes..." murmuró Lana con dificultad.

"Por favor chicos... salvad a Theo... derrotadlas... por nosotros..." añadió Maurice antes de desplomarse de nuevo.

Ambos se pusieron de pie y entraron a la sala decididos. Keipi agarraba con firmeza el mango de su katana, mientras que Ashley crujía sus nudillos. "¿Un dos contra dos? Me parece la mar de justo." dijo el monje con una sonrisa despreocupada en su rostro.

"Pff, tenía muchas ganas de partirle la cara a alguien. Así que esto me viene que ni pintado." añadió Ashley, con un tono burlón y seguro de sí misma.

Las hermanas se miraron entre sí y soltaron una carcajada. "Dos nuevas víctimas, hermana." comentó Caph con un brillo malicioso en los ojos.

"Y al menos estos parecen mucho más interesantes que el gato y la fea de antes," respondió Schedar con un tono cruel.

Continuará...