sábado, 21 de diciembre de 2024

Ch. 47 - Primer día de trabajo

Al día siguiente.

Era el primer día de trabajo para nuestros protagonistas, y como se esperaba desde un principio, a cada uno de ellos se le habían sido asignadas tareas completamente distintas dentro de la estructura de la enorme fortaleza. El ambiente entre ellos estaba cargado de expectativas y nerviosismo, sobretodo porque tenían que cumplir la misión sin cometer el mínimo fallo, pero también contaban con la energía de empezar algo nuevo.

Levitha guió a Keipi por un intrincado conjunto de pasillos del primer piso del castillo hasta llegar a un espacio sorprendentemente limpio y bien organizado. La lavandería era amplia, con filas de ruidosas lavadoras alineadas contra las paredes, con montones de ropa apilados en cestas, y un dulce aroma a jabón de lavanda que llenaba el aire.

"Estarás encargado de las actividades relacionadas con la limpieza. Tu primera parada será esta." anunció Levitha con una sonrisa ladeada.

El monje soltó un leve suspiro. No era exactamente lo que esperaba cuando pensó en un trabajo de sirviente, pero al menos el ambiente no era tan hostil como imaginó en un principio al estar rodeado de enemigos.

"Kevin, ¡Ven aquí!" gritó la pelirroja hacia el fondo de la habitación.

Un joven delgado, rubio, con gafas y una mirada calmada apareció de entre los montones de ropa. Llevaba un uniforme de sirviente negro como el de Keipi, pero con un delantal limpio encima y un par de guantes de goma azules que parecían ser de una talla más grande.

"¡Ah! Ya veo que ha llegado el nuevo." dijo el joven ajustándose las gafas. "Yo soy Kevin, y seré tu tutor estos primeros días de trabajo. Estaré encantado de enseñarte todo lo que necesitas saber para poder sobrevivir aquí."

El monje asintió, sintiéndose un poco más cómodo y tranquilo ante el tono relajado que salía de su tutor. Rápidamente comenzaron a hablar de las tareas mientras avanzaban por la habitación, y aprovechando que ambos habían congeniado bastante bien, Levitha se pudo retirar tranquilamente.

El día de hoy su trabajo estaría centrado en recoger la ropa sucia de todas las habitaciones y preparar las lavadoras, para posteriormente tenderlas en el jardín para que se sequen bajo la luz del sol.

"Estas máquinas hacen todo el trabajo pesado de limpieza, pero la verdadera tarea está en clasificar y asegurarse de no mezclar nada que no debas. Confía en mí Keichiro, no querrás mezclar las prendas de cuero de Xerxes, con la ropa de Angemika... Eso la haría enfadar un montón." Kevin soltó una risita mientras comenzaba a mostrarle cómo se organizaban las cosas.

Nuestro protagonista escuchaba con toda su atención. Aunque era cierto que no le resultaba emocionante, tenía la capacidad de quedarse rápido con las cosas y su tutor resultó ser un buen compañero de trabajo.

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Cocina.

Por otra parte, Ryan caminaba a paso firme tras un guardia que lo llevó hasta la cocina principal del castillo. Era un lugar que estaba a rebosar de distintas actividades: ollas hirviendo, utensilios chocando, y una mezcla de aromas deliciosos que contrastaban con el aspecto severo de la sala.

En el centro de todo caos se encontraba Ricardini, el chef. Se trataba de un hombre de la raza de los enanos, de ahí su baja estatura. Con un bigote tupido, ojos saltones y una gigantesca nariz que parecía moverse cuando hablaba.

"Vaya, vaya. Así que tú eres el nuevo." dijo Ricardini, cruzándose de brazos y mirando a Ryan de arriba abajo. "Dime chavalito musculoso, ¿Tienes alguna experiencia anterior trabajando en cocina?"

Ryan vaciló un segundo antes de responderle con total sinceridad.

"La verdad, no tengo experiencia alguna. Si te soy sincero, jefe, pensé que me asignarían alguna tarea diferente."

La sonrisa de Ricardini se desvaneció al instante. Sin decir una palabra, tomó un cuchillo afilado de la mesa cercana y lo lanzó con fuerza. Este objeto afilado pasó rozando la mejilla de Ryan y se clavó en la pared que había tras él.

"P-Pero..." dijo nuestro protagonista, quedándose helado ante lo que acababa de pasar.

"La experiencia nunca es nula si sabes algo, aunque sea lo más básico." gruñó el chef. "Y lo que no sabes, aquí lo irás aprendiendo. Así que ahora, cierra esa boca, concentra tu cuerpo de musculos inservibles y manos a la obra."

Ricardini sacó un saco de cebollas de la despensa y lo dejó caer sobre la mesa que estaba frente a nuestro protagonista. "No puedo confiarte tareas de mayor importancia, por lo que empezarás con cositas sencillas. Necesito que cortes todas estas cebollas en cuadraditos pequeños. ¡Y nada de llorar!"

A pesar de aquel pequeño susto, Ryan no pudo evitar sentirse inspirado por la actitud del enano. Se colocó uno de los delantales que colgaban de la puerta, tomó un cuchillo afilado y comenzó a cortar sin pensárselo dos veces. Aunque al principio su técnica era torpe, se dedicó a ello con sumo entusiasmo, decidido a no cagarla en este trabajo de espionaje y demostrar que podía aprender y superar cualquier reto que se le pusiera delante.

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Prisión subterránea.

Por su parte, Ashley había sido llevada ante Terapon, el lider de los vigilantes. Se trata de un hombre imponente: alto, musculoso, tez oscura, barba bien cuidada y rastas recogidas en una coleta alta. Destacaba sobretodo por llevar siempre puestas unas gafas de sol cuyos cristales eran anaranjados. Además, era conocido por ser el líder del escuadrón personal de Xerxes.

Para cuando nuestra protagonista llegó, el hombre estaba sentado en una silla de metal, fumándose un par de cigarrillos que sujetaba con sus labios a cada lado de la boca.

"¿En serio? ¿Una tía con cara de malas pulgas de estatura promedio? ¿Esta cosa enana quiere ser vigilante en la prisión?" comentaba Terapon, exhalando una nube de humo. "La verdad, no es por ser misógino o cosas de esas que decís las mujeres de hoy en día, pero es que no me das la vibe para ser apta en este currele, monada."

Nuestra protagonista se sintió personalmente atacada por dicho comentario, arqueando ligeramente una de sus cejas y cruzándose de brazos. "Subestímame si quieres por mi aspecto. Pero al final del día, soy mucho más capaz de lo que puedes imaginar."

Terapon soltó una carcajada, profunda y resonante, antes de levantarse de un salto de la silla y tirar las colillas al suelo con desdén. "¡Pero bueno! Si parece que la monada tiene agallas y todo, jajaja." Dio un par de pasos hacia ella, con las manos en las caderas y una sonrisa burlona. "Está bien, está bien. Veamos si tus palabras tienen peso o si solo eres puro bla, bla, bla. Te voy a someter a una pequeña prueba de admisión. ¿Estás lista?"

Ashley inclinó levemente la cabeza, una sonrisa irónica dibujándose en sus labios. "¿Una pequeña prueba? Ya me estás decepcionando, grandote. Pensé que pondrías algo más difícil sobre la mesa."

Terapon ladeó la cabeza y dejó escapar un gruñido. "¡Me gusta tu estilo, monada! Pero no te emociones. En cuanto veas a tu oponente, ya no te parecerá tan 'pequeña' la prueba."

El líder de los vigilantes hizo un gesto para que lo siguiera. La guió a través de un par de pasillos hasta una entrada que daba a una arena subterránea iluminada por antorchas. Era un espacio amplio y polvoriento, con un círculo rojo dibujado en el suelo en el centro.

Ashley observó con atención. "¿Qué es esto? ¿Una especie de coliseo improvisado?"

Terapon asintió mientras se acomodaba otros dos cigarrillos en la boca. "Exacto. Aquí resolvemos disputas, entrenamos y, en tu caso, evaluamos a los aspirantes. La prueba es simple: empuja a tu oponente fuera del círculo. Sin golpes, sin patadas. Solo empujones. Así veremos si tienes la fuerza y la estrategia para ser parte del equipo."

Ashley miró el círculo con interés, pero su atención se desvió rápidamente cuando un hombre corpulento entró al lugar. Era enorme, con músculos que parecían piedras esculpidas y una barriga que no hacía más que acentuar su imponente presencia. Sus pasos resonaban con fuerza, y su rostro estaba adornado por una sonrisa burlona.

"Te presento a Ragnor," dijo Terapon, señalando al gigante. "Nunca ha perdido en esta prueba. Así que, si logras sacarlo del círculo, tendrás mi respeto y tu puesto asegurado."

Ragnor dejó escapar una risa gutural mientras cruzaba los brazos sobre su pecho. "¿De verdad, jefe? ¿Esta delgaducha? ¿Quieres que yo participe en este circo?"

Ashley lo miró fijamente, sin parpadear. "Delgaducha o no, te sacaré de ese círculo antes de que termines de reírte, capullo."

La risa del hombre corpulento se hizo más fuerte. "Nunca me han derrotado, delgaducha. Será mejor que te rindas ahora y así nos ahorramos el espectáculo."

Ashley avanzó hacia el círculo con calma, con su mirada fija en los ojos del gigante. "No voy a rendirme, capullo. Pero, por tu bien, espero que no me llores cuando pierdas."

El público que se había reunido en los bordes de la arena comenzó a murmurar, algunos incluso soltaron risas nerviosas. Era evidente que pocos creían que nuestra protagonista tuviera alguna oportunidad.

Terapon levantó una mano, llamando al silencio. "¡Empiecen!"

Ashley adoptó una posición relajada frente a su oponente. Ragnor, en cambio, se lanzó hacia ella como un toro desbocado, tratando de usar su peso para empujarla con facilidad. Pero Ashley apenas se movió. En el último segundo, giró levemente el cuerpo, haciendo que Ragnor tropezara ligeramente.

"¿Eso es todo lo que tienes?" preguntó Ashley con tono burlón mientras se reajustaba el cabello.

Ragnor apretó los dientes, claramente molesto. "¡Te estás burlando de mí!"

Esta vez avanzó más cauteloso, extendiendo los brazos para atraparla, pero Ashley estaba preparada. Se dejó empujar ligeramente hacia atrás, como si le estuviera cediendo terreno, antes de colocar su mano en el estómago de Ragnor. Su magia de potenciación física fluyó por su brazo de manera casi imperceptible, concentrándose en ese único empujón.

Con una fuerza tremenda y repentina, lanzó al enemigo fuera del círculo. El gigante salió volando, chocando contra una de las paredes del lugar con un ruido sordo que hizo temblar el edificio.

Combate de prueba en la Arena del Subterráneo.

Ashley vs Ragnor.

Ganadora: Ashley.

La arena quedó en silencio. La incredulidad era palpable en el aire. Incluso Terapon parecía sorprendido, sus dos cigarros caían ligeramente de la boca mientras observaba a Ragnor tratando de levantarse.

Ashley miró al público, limpiándose una mota de polvo del hombro. "¿Alguien más quiere probar suerte? Ni siquiera he calentado."

El líder de los vigilantes rompió el silencio con una carcajada estruendosa. "¡Impresionante! No solo tienes fuerza, sino también cerebro. Bienvenida al equipo, monada. Creo que te ganarás un lugar aquí más rápido de lo que pensaba."

Con un gesto de aprobación, Terapon le extendió la mano. Ashley la estrechó con firmeza, con su mirada reflejando una mezcla de orgullo y determinación.

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Con la aprobación de sus nuevos mentores, nuestros protagonistas consiguen superar el primer día de trabajo sin levantar sospecha de sus verdaderas intenciones. Sin embargo, sabían que no tenían mucho más tiempo para empezar a mover ficha hacia el rescate de la princesa Cynthia.

Continuará...

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