A la noche, en la granja.
Todos estaban reunidos en el salón, atentos a Ashley, quien iba a redactar el detallado plan de rescate de la princesa. El ambiente estaba cargado de tensión; sabían que no había margen de error si querían liberar a Cynthia.
La usuaria de potenciación física alzó la mirada, recorriendo con sus ojos al grupo, y luego empezó a hablar con un tono firme.
"Escuchad con atención. Nos dividiremos en tres grupos: dos de distracción y uno de rescate."
Hizo una pausa, esperando que todos asimilaran sus palabras.
"El equipo de rescate estará compuesto por Marco, Keipi y servidora. Marco estará en primera línea para enfrentar cualquier inconveniente; la velocidad de su fuego será crucial para abrirnos paso rápidamente en caso de emergencia. Keipi se encargará de la retaguardia, su habilidad con el agua es perfecta para lidiar con ataques sorpresa y para cubrir posibles rutas de escape. Yo lideraré el grupo, ya que soy la única que conoce el interior de la prisión."
Marco asintió lentamente. "¿Cómo aseguraremos la salida? Una vez dentro, no habrá tiempo para dudar."
Ashley asintió, como si hubiera esperado la pregunta. "Cynthia me dijo que marcara en un mapa estos dos puntos de escape: uno al sur, cerca de la torre de vigilancia, y otro al este, donde los guardias son menos frecuentes por la noche. Una vez la princesa sea rescatada, Keipi y yo nos encargaremos de mantener a raya a cualquier guardia mientras tú la ayudas a escapar."
El monje levantó la mano con una sonrisa despreocupada. "Cuenta conmigo. Haré que cualquier guardia que se acerque dude antes de intentar algo."
La joven continuó. "Mientras el equipo de rescate esté en la prisión, los equipos de distracción se encargarán de desviar la atención de los guardias."
Se giró hacia un lado del salón. "Por el flanco izquierdo irá el equipo dos, liderado por Maurice. Lo acompañarán Bisexual y Lesbiana. Su tarea será crear el caos suficiente para mantener ocupados a los guardias cercanos."
Lesbiana sonrió de manera desafiante. "Perfecto. Un poco de caos es justo lo que necesitamos."
Bisexual asintió con una sonrisa sarcástica. "¿Y qué tan grande quieres que sea nuestra distracción? ¿Espectacular o moderada?"
Maurice se cruzó de brazos. "Espectacular, pero sin cruzar el límite. No queremos terminar atrayendo a los arcanos."
Ashley sonrió levemente antes de dirigirse al otro lado. "Por el flanco derecho estará el equipo uno, liderado por Lana. La acompañarán Cecily y Gay. Su tarea será similar: atraer la atención de los guardias. La princesa fue estratégica al separaros, ya que en el castillo conocen vuestras identidades. Dividirlos en dos frentes opuestos generará suficiente confusión y obligará a los soldados a dispersarse, dejando la prisión menos protegida."
Cecily asintió. "No será difícil. Con ver a una tía tan buena como yo por ahí, seguro es distracción suficiente."
Gay levantó una ceja con una sonrisa burlona. "Entonces, ¿distracción con estilo? Eso lo puedo manejar, pero tendré que hacerme una buena skincare si me pasaré la noche despierto."
Ashley reprimió una carcajada antes de añadir: "Theo y Lalami no participarán en este operativo. Se quedarán aquí para mantenerse a salvo. La prioridad de la princesa es mantener a los inocentes y a su hermano a salvo de este golpe de estado."
"¡Un momento!" Ryan, que hasta entonces había estado acostado en un rincón del salón, se levantó tambaleándose ligeramente. Su rostro seguía pálido, pero sus ojos estaban llenos de determinación. "¿Qué hay de mí? ¿Dónde me vas a poner?"
Marco lo miró con el ceño fruncido, con un tono autoritario. "No vas a ir a ningún lado. Apenas puedes mantenerte en pie, Ryan. En el estado en el que estás, podrías ponerte en peligro."
El hijo de la dragona apretó los dientes, claramente molesto. "Lo siento querido emperador, pero no me importa lo que digas. No pienso quedarme de brazos cruzados. Si vais a arriesgar vuestras vidas, yo también lo haré. Aunque me esté arrastrando con los dientes por el suelo, voy a ir."
Ashley suspiró y levantó una mano para calmar la discusión. "Tranquilos. Esto también estaba contemplado en el plan de Cynthia. Ryan, si insistes en ir, te asignaré al equipo dos con Maurice. Ellos necesitarán toda la ayuda posible para escapar, ya que no cuentan con los lobos de Lana como apoyo."
Maurice asintió con seriedad, mirando al usuario de acero. "Si vienes con nosotros, tendrás que obedecer mis órdenes y mantener la calma. ¿Entendido?"
Ryan asintió con firmeza. "Entendido, gatito. No os defraudaré."
Ashley dejó escapar un suspiro de alivio. Su voz adquirió un tono más solemne. "Escuchen, este plan es peligroso, pero si lo seguimos al pie de la letra, tendremos una oportunidad real de salvar a Cynthia y a los prisioneros. Una sola equivocación podría arruinarlo todo."
El salón quedó en silencio, cada uno reflexionando sobre sus roles. Finalmente, Marco rompió la tensión con una sonrisa irónica. "Bueno, parece que ya tenemos el plan. Sólo espero que podamos salir todos a salvo de este rescate y posteriormente del golpe de estado."
Lily le dio un suave golpe en el brazo. "Deja de ser tan pesimista. Lo lograremos, Marco."
Ashley miró a todos una última vez, su expresión seria pero determinada. "Preparaos. En dos horas, todo comienza."
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A la noche, en el castillo.
Los arcanos ya descansaban profundamente en sus camas, mientras los guardias habituales patrullaban el castillo, atentos a cualquier movimiento sospechoso en los alrededores y el interior. La calma nocturna parecía inquebrantable hasta que uno de los centinelas, en su recorrido por el lado izquierdo del edificio, divisó una figura en movimiento. Afinando la vista, logró distinguir lo que parecían dos colas y unas orejas puntiagudas. Su corazón se aceleró al reconocer la silueta: coincidía perfectamente con la descripción del nekomata que estaba en búsqueda y captura.
Sin perder tiempo, el guardia se lanzó hacia la campana de aviso de intrusos para activar la alarma. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, el sonido de alerta resonó desde el flanco opuesto, acompañado por gritos: "¡Intrusos en el lado derecho! ¡Uno de ellos parece ser de los fugitivos que escaparon con el príncipe!
A pesar de ello, el guardia no dudó y también tocó su campana, sumando a la confusión general. "¡Intrusos en el lado izquierdo! ¡También parecen ser los mismos fugitivos!" vociferó, su voz ahogada por el caos que comenzaba a desencadenarse.
Los guardias, tanto los que patrullaban los terrenos exteriores como los que resguardaban los pasillos interiores, reaccionaron al unísono. En cuestión de segundos, se formaron dos grupos perfectamente coordinados que se movilizaron hacia los laterales del castillo, sus lanzas brillaban bajo la luz de la luna mientras corrían con disciplina marcial. La atmósfera tranquila se había transformado en un hervidero de actividad, y el aire parecía cargado de tensión y peligro.
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Lado izquierdo del castillo.
Maurice frenó en seco, clavando los pies en el suelo con determinación. Sin titubear, sacó uno de sus bumeranes y lo lanzó con precisión letal. El arma voló en un arco perfecto, golpeando a varios guardias antes de regresar a su mano.
Aprovechando la distracción, Bisexual soltó un potente grito que resonó en los alrededores, atrayendo aún más la atención de los soldados. Cuando estos se lanzaron hacia él, el suelo bajo sus pies se fracturó, y de las grietas emergieron cadenas que comenzaron a golpearlos con una fuerza implacable.
"No pasaréis", dijo Ryan con una sonrisa radiante, con un tono lleno de confianza.
Sin embargo, uno de los guardias aprovechó el momento en el que el nekomata bajó la guardia y lanzó su lanza directo hacia él, el arma iba cortando el aire con velocidad mortal.
Antes de que pudiera impactar, una barrera translúcida se alzó frente a Maurice, desviando el arma con un estruendo. Lesbiana, con una mano extendida y una mirada desafiante, habló con una calma afilada:
"Atacar sin avisar... qué poco honor."
El guardia retrocedió instintivamente, pero sus compañeros avanzaron con renovada ferocidad. Sin perder un segundo, el grupo se preparó para el siguiente embate.
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Lado derecho del castillo.
El combate también había estallado en aquel flanco. Los lobos de Lana se movían como sombras veloces, atacando con zarpas y colmillos a los guardias que intentaban acercarse. Su coordinación era impecable, moviéndose en sincronía bajo las órdenes de su ama.
Gay, por su parte, invocó de un libro a su príncipe de la esgrima, un guerrero espectral que portaba una elegante espada. Cada movimiento era fluido y preciso, obligando a los enemigos a retroceder mientras defendía a su invocador.
La que parecía disfrutar más del combate era Cecily. Rodeada de electricidad que chisporroteaba en su cuerpo, se movía con una gracia casi sobrehumana. Cada salto y giro parecía parte de una danza electrizante, y sus golpes fulminaban a los guardias que caían inconscientes uno tras otro.
"¿Esto es todo lo que tenéis?" comentó con una sonrisa orgullosa, con sus ojos brillando mientras aterrizaba elegantemente tras otro salto.
Los guardias seguían llegando, más disciplinados y mejor armados. El combate estaba lejos de terminar, pero el grupo no flaqueaba; cada uno parecía dispuesto a seguir hasta el final. Tenían que aguantar hasta que Marco diera la señal para indicar que la princesa había sido rescatada.
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Interior del castillo.
Keipi observó con cautela los alrededores, asegurándose de que todo estuviera despejado. Tras un último vistazo, asintió con decisión y le dio la señal a sus compañeros para avanzar. Los cuatro comenzaron a correr en silencio hacia la dirección donde se encontraban las escaleras que conducían a la prisión subterránea.
Mientras corrían, Marco no pudo evitar dirigirle una mirada de preocupación a Lily. "De verdad, podrías haberte quedado en casa", le dijo, con un tono que mezclaba desaprobación y cuidado.
Lily le devolvió una sonrisa desafiante. "¿Y perderme la aventura? Ni en sueños. No podría estar tranquila sabiendo que todos están aquí arriesgándose."
Ashley, que iba liderando el grupo, giró ligeramente la cabeza para intervenir. "No pasa nada, hombre. Al fin y al cabo, Lily es quien nos mantiene unidos. Su lugar está aquí, con nosotros."
Marco resopló, pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa ante las palabras de su compañera.
De repente, Keipi levantó la mano en señal de alto. "Ahí están... las escaleras", susurró, señalando hacia adelante.
Sin embargo, justo cuando estaban a punto de llegar, una voz resonó en la oscuridad, haciendo que el monje se detuviera en seco.
"¿Keipi?"
La sorpresa en el tono de la voz hizo que el monje se girara de inmediato, con los ojos abiertos como platos. Ante él estaba Kevin, mirándolo con incredulidad mientras sujetaba una bandeja con utensilios de limpieza.
"¿Ke-Kevin?" murmuró Keipi, tan atónito como su interlocutor.
"¿Qué demonios haces aquí... con una espada?" preguntó, entre desconcertado y alarmado.
"Mierda", masculló Marco entre dientes. "Nos ha visto un sirviente..."
La tensión era palpable. Lily apretó los puños, preparada para actuar si la situación lo requería, mientras Ashley se colocaba al frente del grupo, evaluando rápidamente el entorno. Keipi, por su parte, parecía debatirse entre la confusión y la necesidad de tomar una decisión.
"Kevin, esto no es lo que parece", intentó explicar, pero el sirviente retrocedió un paso, claramente desconfiado.
"Keipi, ¿qué estás haciendo aquí con Ashley? ¿Por qué estás armado? ¿Y quiénes son esos dos?"
El grupo intercambió miradas nerviosas. La situación había dado un giro inesperado, y cada segundo que pasaba aumentaba el riesgo de ser descubiertos.
Continuará...
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