Con su poder desatado al máximo, Cecily se alzó como un rayo viviente, dispuesta a zanjar de una vez por todas las cuentas abiertas del pasado.
Alphabeto gritó de rabia, cubriendo sus dos manos con electricidad negra. "¿De verdad crees que un ligero cambio en tu apariencia hará la diferencia, imbécil? ¡Te aplastaré!"
"Te reto a que lo intentes," respondió Cecily, con una voz que resonaba con la confianza renovada. Las chispas a su alrededor formaron una tormenta que se extendió como un halo feroz.
El arcano cargó con una velocidad vertiginosa, su puño derecho envuelto en chispas negras buscaba impactar en el rostro de Cecily. Ella, con reflejos sobrehumanos, alzó su brazo para bloquearlo. El choque creó una onda expansiva eléctrica que arrancó pedazos del suelo y sacudió las ruinas.
"¡Ya no te tengo miedo!" Cecily giró sobre su eje, canalizando la electricidad hacia su pierna para lanzar una patada relampagueante directamente al torso de Alphabeto. El arcano cruzó los brazos para defenderse, pero el impacto lo mandó volando contra una columna resquebrajada.
"¡Maldito invertido!" Alphabeto se incorporó mientras su manto eléctrico se intensificó, generando una lluvia de chispas oscuras a su alrededor. "¡A ver cómo aguantas esto!"
Alzó ambos brazos al cielo, invocando un enjambre de rayos negros que descendieron como látigos serpenteantes. Cecily, con una agilidad impresionante, esquivó uno tras otro, sus movimientos eran semejantes a los de un lobo corriendo. Sin embargo, el arcano aprovechó su propio ataque como distracción y apareció detrás de ella, golpeándola en la espalda con una alabarda eléctrica.
Cecily cayó al suelo con fuerza y rodó varios metros cubriéndose de polvo, pero antes de que su enemigo pudiera celebrar, se impulsó hacia Alphabeto como un relámpago, asestando un poderoso puñetazo electrificado en su mandíbula. "¿Crees que soy la misma niña que solías atormentar con tu vacío misgendering?" gritó, empezando a asestarle varios puñetazos empapados en rabia.
Alphabeto retrocede de un salto, escupe la sangre que tenía almacenada en la boca y con furia se lanza hacia nuestra protagonista. Ambos comenzaron a intercambiar ataques en un frenesí eléctrico. Cecily usaba movimientos ágiles y precisos, canalizando su poder a través de sus extremidades para lanzar patadas y golpes devastadores. Alphabeto, en cambio, combinaba fuerza bruta y ataques oscuros más contundentes, como si intentara aplastar todo a su paso.
En un momento culminante, Alphabeto generó una alabarda gigante hecha de electricidad negra y la blandió contra Cecily en un arco destructivo. Ella esquivó por poco, pero el arma dejó una enorme grieta en el suelo. Cecily aprovechó el momento para lanzar un rayo concentrado desde sus manos, impactando en el pecho del arcano y haciéndolo retroceder.
"Es increíble... Nunca la había visto brillar en batalla de esta manera," comentó Gay, tirado en el suelo mientras intentaba recuperar el aliento.
"Es porque ella siempre tuvo miedo del conflicto... y ahora lo ha perdido," añadió Lesbiana, con los ojos fijos en la figura de su líder, envuelta en una tormenta de poder.
"Todo comenzó a cambiar cuando ese nuevo emperador apareció en nuestras vidas," murmuró Bisexual, con su voz llena de reflexión. "Ver su honestidad al intentar rescatarnos, tratarnos como iguales, sin importar nuestras orientaciones... Eso nos hizo darnos cuenta de que el mundo no es tan hostil como siempre pensamos. Nos dio el valor que nos faltaba para enfrentar nuestros miedos."
Gay esbozó una sonrisa nostálgica. "Sí... Cuando me trataron como un aliado más en el castillo de la anciana, y Keipi me protegió de aquel homúnculo... fue la primera vez que me sentí visto como un chico elfo normal, no como ese depravado homosexual que mi especie decidió rechazar por salirme de su heteronormatividad." Sus palabras estaban cargadas de tristeza, pero también de una renovada esperanza.
"Lo mismo nos pasó a nosotros," añadió Bisexual, mirando a Lesbiana con una leve sonrisa de complicidad.
"Pero creo que la que más cambió fue nuestra líder," continuó Lesbiana, su mirada se suavizó mientras hablaba. "Ella conoció a un grupo de personas con corazones puros, que siempre la trataron en femenino, incluso sabiendo todo sobre ella. Nunca la hicieron sentir menos, ni en batalla ni fuera de ella. Creo que eso le dio la fuerza para enfrentarse a quien más daño le hizo. Y ahora, viéndola así, siento un orgullo inmenso... porque finalmente encontramos nuestro lugar en este mundo tan cruel."
Cecily aceleró, con su cuerpo envuelto en un resplandor eléctrico. En un parpadeo apareció detrás de su oponente y, con una patada fulminante en la cara, lo lanzó contra los restos de un edificio en ruinas. El impacto levantó una nube de polvo, pero Alphabeto reaccionó al instante. En el aire, giró sobre sí mismo, apoyó los pies en la roca destrozada de la pared y, con un movimiento rápido, juntó las manos para disparar varias alabardas eléctricas negras hacia Cecily.
Forzada a retroceder, nuestra protagonista comenzó a hacer mortales hacia atrás con una agilidad asombrosa, esquivando cada uno de los proyectiles que chisporroteaban a su alrededor. Sin embargo, Alphabeto, potenciando su velocidad con su propia electricidad oscura, se impulsó como una bala de cañón. En un instante, se lanzó contra ella y le asestó un brutal cabezazo directo. El impacto resonó como un trueno, haciéndolos retroceder a ambos con sangre goteando de sus frentes.
"¡Mierda... Eso dolió, capullo!" gruñó Cecily, llevándose una mano a la herida mientras mantenía la mirada fija en su enemigo.
"¡Y más te va a doler!" escupió Alphabeto con furia. Con un movimiento grandilocuente, hizo que un rayo negro gigante descendiera del cielo, rugiendo como una bestia salvaje mientras caía sobre Cecily.
Pero ella, con una sonrisa feroz en su rostro, desvió el ataque con un movimiento limpio de su brazo, dispersando la energía como si fuera nada. Sus ojos brillaban con determinación.
"¡No soy la misma de antes! ¡Ni lo volveré a ser, Alphabeto!" exclamó, su voz cargada de rabia y convicción.
"¡Sí lo eres! ¡Sigues siendo ese maldito niñato que quiso convertirse en mujer!" gritó Alphabeto, su rostro deformado por la ira.
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Hace varios años.
Cuando Cecily era solo una niña pequeña, no entendía qué le pasaba.
Sus padres solían dejarla sola un par de horas mientras trabajaban, confiando en que cuidaría la casa. Entre los elfos, la criminalidad era casi inexistente, y ellos no temían que algo malo pudiera ocurrirle.
A Cecily le encantaban esos momentos de soledad. Aprovechaba para colarse en la habitación de su madre, donde exploraba un mundo lleno de colores y fantasía. Se maquillaba los labios con un rojo vibrante, se ponía pestañas largas y hasta se dibujaba un lunar coqueto bajo el ojo. Frente al espejo, posaba como una modelo, a veces incluso vestida con la ropa y los tacones de su progenitora.
Pero un día, mientras admiraba su reflejo en el espejo, algo cambió. Su mirada se detuvo en su cabello corto, su mandíbula marcada, sus brazos robustos y aquellas partes de su cuerpo que no sentía como suyas. De repente, el maquillaje ya no podía ocultar lo que ella veía. Una sensación de angustia, pesada como un manto, la envolvió. Cecily comenzó a llorar desconsoladamente. No entendía exactamente qué le pasaba, pero sabía con certeza que no quería ser como la estaban obligando a ser.
El llanto la atrapó tanto que no se dio cuenta del tiempo. Cuando sus padres regresaron a casa, la encontraron aún en la habitación, con la ropa de su madre, los labios pintados y el rastro de lágrimas surcando su maquillaje.
La reacción fue inmediata y cruel. Su madre, horrorizada, no dijo nada. Simplemente levantó la mano y le dio una bofetada tan fuerte que Cecily se tambaleó. Su padre no se quedó atrás: la levantó del suelo sujetándola por la pierna, arrancó de su cuerpo las prendas ajenas y la arrastró fuera de la casa.
Sin una sola palabra de consuelo, cerraron la puerta tras ella, dejándola bajo la lluvia que comenzaba a caer. La pequeña Cecily se quedó sola en la tormenta, con su cuerpo temblando de frío y su corazón desgarrado. Lloró, golpeó la puerta y suplicó que la dejaran entrar, jurando que no merecía ese castigo. Pero las voces al otro lado solo respondieron con frialdad: "No entrarás hasta que aprendas la lección."
Y allí, bajo el aguacero, Cecily entendió que el rechazo podía doler más que cualquier herida física, aunque aún no lograra comprender qué le hacía sentir tan diferente.
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Presente.
Aquel horrible recuerdo inundó la mente de Cecily tras escuchar las crueles palabras de Alphabeto. La rabia y la impotencia se mezclaron en su pecho, intensificando su energía hasta el límite. Con un rugido eléctrico, su cuerpo se encorvó, cayendo a cuatro patas mientras una chispeante aura la envolvía. La magia estalló a su alrededor, y en un parpadeo, Cecily se transformó en un raudo y chispeante lobo, imbuido con la esencia del legendario Fenrir.
En un abrir y cerrar de ojos, su figura electrificada comenzó a correr por el coliseo en ruinas. Su velocidad era tal que Alphabeto no pudo seguirla con la vista. Antes de que pudiera reaccionar, Cecily lo embistió desde un ángulo ciego con una fuerza arrolladora, lanzándolo por los aires. El arcano impactó contra lo que quedaba de una de las columnas del coliseo, derrumbándola en el proceso.
Cecily volvió a erguirse sobre sus dos piernas, su aspecto canino se desvanecía gradualmente mientras la electricidad chisporroteaba a su alrededor. Aun así, la magia del Fenrir seguía envolviendo su cuerpo, haciéndola lucir más feroz que nunca. Sin embargo, su concentración fue interrumpida cuando un relámpago negro descendió con violencia sobre el lugar donde el elfo oscuro había caído.
De entre los escombros y el humo, una figura emergió lentamente. Alphabeto se alzó, rodeado de una energía oscura que hacía vibrar el aire. Su cuerpo estaba cubierto por una armadura eléctrica negra que destellaba con cada movimiento. Era imponente, hermética, y solo dejaba al descubierto parte de su rostro, que mostraba una sonrisa llena de desprecio.
"¿Pensaste que eras la única con trucos bajo la manga para volverte más fuerte? ¡Te equivocas!" exclamó, su voz resonaba con un tono eléctrico y metálico.
"¡¿Qué pelotillas es eso?!" gritó Lesbiana desde el otro lado del coliseo, incapaz de apartar la vista.
"¡También tiene una forma especial para potenciar sus habilidades!" añadió Bisexual, con asombro.
"¡Cuidado, jefa!" exclamó Gay, alarmado.
Alphabeto levantó un brazo, y una descarga oscura recorrió su armadura, iluminando el coliseo con destellos negros. Su presencia ahora era todavía más abrumadora.
"¡El caballero del Destello Negro, Alphabeto!" proclamó con orgullo, liberando una explosión de energía mágica que sacudió el suelo y levantó una nube de polvo a su alrededor.
Cecily apretó los dientes, y con sus ojos fijos en su oponente. Aunque sentía la presión de su magia, no estaba dispuesta a retroceder. La electricidad chispeó con más fuerza a su alrededor, envolviéndola como un torbellino brillante.
"Esto... ¡NO HA TERMINADO AÚN!" gritaron ambos a la vez mirándose con rabia.
Continuará...
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