viernes, 7 de febrero de 2025

Ch. 75 - Buenas noticias en el campo de batalla

Salvando a su compañero de una muerte asegurada, Ashley entra en escena de la forma más heroica posible.

Maurice, con la vista borrosa, apenas pudo reaccionar. "¡A-Ashley...!" murmuró, anonadado.

Lana, con lágrimas en los ojos, no pudo contener la emoción. "¡ASH!"

"Siento el retraso, pero... ¡AHORA ME TOCA A MÍ!"

Sin embargo, cuando la humareda se disipó, Xerxes no estaba tendido en el fondo del cráter. En su lugar, había un agujero perfecto, lo suficientemente ancho como para que un humano pudiera atravesarlo.

"¿Qué coño...?" murmuró Ashley, frunciendo el ceño.

Antes de que pudiera procesarlo, el suelo vibró con un temblor sutil. A pocos metros de ella, una figura emergió de la tierra girando a una velocidad vertiginosa, como si fuese un taladro humano. Xerxes ascendió en espiral, y en cuanto alcanzó suficiente altura, detuvo su giro y estalló en carcajadas.

"¿Sigue consciente después de ese golpe...?" jadeó Maurice, incrédulo.

Lana, con los ojos muy abiertos, tragó saliva. "Ese maldito… usó la rotación de su cuerpo para excavar y evitar el impacto directo del ataque de Ash."

Ashley apretó los puños, pero en lugar de frustración, una sonrisa desafiante apareció en su rostro.

"Da igual lo que intentes..." exclamó con firmeza. "¡Ya estoy aquí! Y como la mano izquierda de Marco… ¡no pienso perder!"

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Coliseo derruido de Eumerastral.

Cuando Cecily abrió los ojos, un leve mareo la embargó. La luz mágica de los sanadores parpadeaba a su alrededor mientras el equipo médico aliado trabajaba para estabilizar tanto a ella como a sus compañeros ladrones.

Antes de que pudiera procesar la situación, sintió un peso cálido lanzándose sobre ella.

"¡Cecily!" Lesbiana la abrazó con fuerza, ignorando por completo las advertencias de los médicos. Su voz temblaba de alivio y sus lágrimas caían sin control. "¡Por fin despiertas! Me asustaste cuando perdiste el conocimiento…"

Cecily parpadeó un par de veces, su cuerpo aún estaba resentido por el combate, pero poco a poco reaccionó al abrazo. "E-Estoy bien…" murmuró, correspondiéndole con una sonrisa cansada. "Pero… ¿qué se supone que está pasando?"

Bisexual se acercó y le explicó con voz calmada: "La princesa movilizó un escuadrón médico y un equipo de detención. Quería asegurarse de que todos los aliados pudieran salir con vida de este golpe de estado y reducir al máximo los heridos de gravedad una vez termine todo."

Gay, quien estaba de pie con los brazos cruzados, alzó una ceja y luego señaló con el dedo hacia el centro del caos. "Mira eso, jefa."

Cecily giró la cabeza y su mirada se encontró con Alphabeto, quien era inmovilizado por varios soldados. Unas esposas anti-magia brillaban débilmente en sus muñecas mientras lo escoltaban hacia un furgón de detención.

"Alphabeto…" murmuró, con una mezcla de alivio y tensión.

El arcano derrotado levantó la cabeza con una sonrisa burlona, pese a su estado. "Me ganasteis… pero aún os quedan más enemigos." Su tono, aunque resignado, tenía un matiz sombrío. "Averno es un monstruo que juega en otra liga. No os hagáis ilusiones de que podéis vencerlo."

Cecily, aún sintiendo la calidez del abrazo de su amiga, alzó la vista y su expresión se endureció con determinación. "No subestimes… a mis amigos." Su voz era firme, llena de una confianza inquebrantable.

Alphabeto soltó una breve risa, encogiéndose de hombros mientras subía al furgón. "Je… Ya veremos."

Las puertas se cerraron tras él con un chasquido metálico, marcando el final de una batalla… y el inicio de otra aún más difícil.

"No... Nada de veremos, colega." La ladrona esbozó una sonrisa confiada, con la mirada llena de determinación. "Estoy segura de que Marco le partirá la cara a ese feo."

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Plaza de Eumerastral.

Cynthia creó un par de clones de sí misma que se lanzaron contra dos soldados enemigos. Con movimientos limpios y precisos, los abatieron en un instante. En ese momento, la magia de comunicación que apoyaba al escuadrón médico estableció contacto con ella, transmitiendo la información directamente a su mente.

"Equipo médico del coliseo aquí. Hemos confirmado la derrota del arcano Alphabeto. Los cuatro elfos están a salvo, aunque han agotado casi todas sus fuerzas durante la batalla. La chica del pelo rosa parece ser la que peor ha salido, pero se pondrá bien una vez haya descansado lo suficiente."

"Aquí equipo médico de la infiltración. Hemos asegurado el cuerpo de la arcana Angemika y confirmamos su baja en la batalla. Parece que Keipi la derrotó en una intensa batalla, pero antes de que pudiéramos atenderlo, se marchó sin mirar atrás diciendo que tenía prisa. No parecía estar en estado crítico, pero si no recibe atención pronto, podría empeorar."

Cynthia dejó escapar un leve suspiro de alivio y esbozó una ligera sonrisa. "Gracias a todos por vuestro esfuerzo. Carlos, ahora necesito que conectes mi voz con la de todos los aliados situados por toda Eumerastral. Hay muy buenas noticias que compartir en este campo de batalla."

"¡A sus órdenes, majestad!" respondió con determinación el mago comunicador, que operaba desde una zona segura lejos de la ciudad.

La princesa tomó aire y, cuando recibió la señal de Carlos, habló con firmeza y emoción.

"¡Compañeros! ¡Averno ha sido teletransportado fuera del país con éxito! ¡Y tanto Alphabeto como Angemika han sido derrotados! ¡Solo nos quedan dos arcanos más por vencer antes de que regrese nuestro peor enemigo! ¡Pero para entonces Marco habrá sido descongelado y tendremos una oportunidad de acabar con esto! ¡NOSOTROS PODEMOS GANAR! ¡ADELANTE!"

El estallido de euforia fue inmediato. En la plaza, los soldados alzaron sus armas y vitorearon con fuerza. El objetivo de la princesa al transmitir esta información tan rápidamente se cumplió, ya que consistía en levantar la moral de las tropas y motivarlos a seguir luchando hasta que toda esta pesadilla llegue a su final.

En el parque, Ashley dibujó una sonrisa desafiante al escuchar aquellas palabras.

"Así que Cecily y Keipi lograron vencer a sus oponentes... ¡Pues yo no puedo ser menos!" exclamó con emoción, cerrando los puños mientras tomaba una pose ofensiva.

Mientras tanto, en la cámara frigorífica, Kevin sonrió con alivio.

"¡Eso significa que Kei lo consiguió! ¡Por lo que no tardará mucho en reunirse con nosotros!"

"¡Pues para cuando llegue, tenemos que haber sacado a Marco de aquí!" añadió Lalami, concentrándose aún más en potenciar la magia de su compañero.

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Burdel de Madame Titties.

Ryan retrocedía dando volteretas hacia atrás, esquivando el chorro de ácido que su oponente escupía con precisión letal. Cuando sintió su espalda contra la pared, levantó de inmediato un muro de acero, desviando el líquido corrosivo. Sin embargo, en cuestión de segundos, el metal comenzó a derretirse, obligándolo a saltar hacia un lado en el último momento.

Por suerte, su enemiga cerró la boca, interrumpiendo el ataque. Y lo miró con una sonrisa prepotente, como si ya hubiese ganado.

"Tsk... Tanto Cecily como Keipi lograron derrotar a los enemigos que la princesa les asignó… y yo sigo atrapado en esta estúpida batalla en la que ni siquiera puedo acercarme por culpa de ese veneno..." pensó Ryan, rechinando los dientes mientras se reincorporaba.

Madame Titties soltó una carcajada y apagó su cigarro con calma.

"La verdad, me sorprende que sigas con vida después de haber sido envenenado por mi súbdito. Pero gracias a eso…" inhaló profundamente con aire burlón, "puedo oler tu miedo. Lo exudas por cada poro de tu piel. ¡No quieres acercarte porque sabes lo que mi magia te puede hacer!"

Una densa neblina morada comenzó a extenderse a su alrededor, cargada con su veneno letal.

Las palabras de la arcana eran como dagas afiladas, pero en lugar de desmoralizarlo, hicieron que algo dentro de Ryan hiciera clic.

Sí… ella tenía razón. Había estado huyendo, temiendo lo peor, evitando a toda costa exponerse a ese veneno. Pero… ¿por qué seguir temiéndolo, si tenía la clave para vencerlo?

Con la mano temblorosa, abrió su riñonera, retiró la capa de acero con la que la había protegido y sacó una de las inyecciones con el antídoto de Maurice. Recordó sus palabras: "Una vez inyectado, serás inmune al veneno durante cinco minutos."

Se puso de pie, decidido. Sosteniendo la jeringuilla, avanzó sin dudar hacia la neblina tóxica, sintiendo cómo el veneno empezaba a invadir su cuerpo, tiñendo su piel lentamente de un tono violáceo.

"¡Sí! ¡Te tengo miedo! ¡Sufrí horrores por tu culpa! ¡Pero no pienso volver a pasar por eso!" gritó, alzando la jeringuilla. "¡No mientras tenga la fórmula para resistir!"

Sin titubeos, se clavó la aguja en el cuello y presionó el émbolo, inyectando el antídoto de golpe.

Madame Titties abrió los ojos con incredulidad. "¿U-un antídoto? ¿Quién demonios podría crear algo así?"

De pronto, el tono morado de su piel comenzó a desvanecerse. Sonriendo con confianza, Ryan extendió la mano e invocó una esfera de acero atada a una cadena que emergió del suelo a toda velocidad.

¡BAM!

El impacto fue brutal. La bola de acero golpeó a Madame Titties directamente en el abdomen, estampándola contra las escaleras que llevaban al segundo piso.

"¿Cinco minutos?" Ryan sonrió con seguridad. "¡De sobra!"

Con un gruñido, Madame Titties escupió sangre y se limpió la boca con el dorso de la mano. Su expresión pasó de la sorpresa a una sonrisa retorcida.

"Serás cabrón… ¡No vas a salir de esta con vida! ¡Antídoto o no!"

Continuará…

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