lunes, 17 de febrero de 2025

Ch. 80 - Ashley vs Xerxes

La princesa había logrado rescatar a su hermano en plena batalla, justo cuando el enfrentamiento entre Ashley y el último arcano en pie estaba a punto de comenzar. De repente, la voz de Kevin resonó en las mentes de todos los aliados.

"¡MARCO HA SIDO DESCONGELADO CON ÉXITO!"

El grito hizo eco en la plaza. Un instante de silencio se apoderó del campo de batalla… hasta que los guerreros rugieron con alivio y con su determinación completamente renovada. Sus fuerzas, al borde del agotamiento, encontraron un nuevo impulso. Ahora, más que nunca, debían resistir todo lo que podían.

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A las afueras del burdel de Eumerastral.

Keipi y Ryan recibían atención del equipo médico, sus cuerpos estaban envueltos en un resplandor curativo mientras la magia sanadora hacía su trabajo.

El monje sonrió con satisfacción mientras acariciaba a Priscilla, quien descansaba en su forma de pájaro sobre su hombro. "Sabía que lo lograrían", murmuró con confianza.

Ryan, tumbado en el suelo para asegurar que el antídoto eliminara los últimos rastros de veneno en su organismo, soltó una risa ligera. "Ya te digo. Parece que Lalami pudo apoyarlo."

Los dos se miraron, compartiendo un gesto de complicidad antes de chocar sus manos con fuerza, una celebración silenciosa de la victoria que poco a poco se acercaba.

"¡No hagáis esfuerzos, que os estamos curando!" les regañó uno de los magos sanadores.

"P-Perdón..." dijeron ambos al unísono mientras bajaban lentamente sus cabezas.

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Coliseo en ruinas de Eumerastral.

Cecily acababa de terminar su tratamiento médico. Sus brazos y piernas estaban completamente vendados y una parte de su energía mágica había regresado. A su alrededor, los ladrones que habían luchado a su lado también recibían atención cuando la noticia resonó en sus mentes.

"¡Toma ya! ¡Ahora sí que sí podemos ganar!", exclamó Gay con entusiasmo.

"Sí… Es un alivio escuchar eso", añadió Bisexual, respirando hondo.

"Ese maldito emperador… más le vale partirle la madre al pavo de hielo", murmuró Lesbiana con los brazos cruzados.

Sin embargo, Cecily no compartía su confianza desbordante.

"No deberíamos confiarnos tanto hasta que ocurra", comentó con seriedad, mirando a sus compañeros. "Nunca podemos apostar todo al cien por cien. Siempre hay que dejar un margen de duda… por si acaso."

Su mirada se endureció. "Aun así, espero que él de verdad acabe con esta tiranía."

La voz de Kevin volvió a irrumpir en sus mentes, con un tono más serio esta vez.

"¡Escuchad todos! Marco ha sido rescatado, pero su estado es crítico. Necesitará tiempo antes de recuperar sus fuerzas al cien por cien."

Las expresiones de los guerreros se tensaron.

"Pero no os preocupéis. Estamos potenciando la magia de un sanador anónimo que lo está tratando con comida. ¡Confiad en nosotros y aguantad!"

El mensaje quedó flotando en el aire, dejando a los combatientes con una sola opción: seguir luchando hasta el final.

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Parque de Eumerastral.

Lana y Maurice suspiraron aliviados.

"Lo han conseguido", sonrió la guardaespaldas.

"Ya te digo... Menos mal", añadió el nekomata, relajando los hombros. "También avisaron hace unos minutos que Madame Titties fue derrotada, así que solo queda él... hasta que regrese Averno."

Pero en el campo de batalla, Xerxes no estaba dispuesto a permitir que la moral de sus enemigos subiera aún más. Levantó varios fragmentos de roca con su poder rotatorio, haciéndolos girar a su alrededor como si fueran asteroides atrapados en la órbita de un planeta. Luego, con un cambio abrupto en el eje de la rotación, disparó los proyectiles en ráfagas continuas hacia nuestra protagonista.

Sin embargo, la joven no se movió. Tras escuchar aquella noticia, se quedó quieta en el sitio, sin inmutarse, con los ojos clavados en su oponente.

Los escombros volaban a toda velocidad en su dirección, pero ella no hizo el más mínimo esfuerzo por esquivarlos. En su rostro comenzó a dibujarse una sonrisa.

"Si él está de vuelta... ¡Tengo que ser su mano izquierda a la perfección y derrotarte!"

En un instante, su energía explotó. Con un solo puñetazo, redujo el gigantesco escombro que se le venía encima a un montón de polvo y pedazos.

Y no se detuvo. Saltó sobre los fragmentos en pleno aire, usando cada uno como un punto de apoyo improvisado. Entre cada salto, esquivaba proyectiles con giros acrobáticos, adelantándose a cada ataque de su enemigo. En cuestión de segundos, ya estaba lo suficientemente cerca como para atacar.

Pero Xerxes reaccionó a tiempo. Con un gesto de su mano, alzó un muro de aire rotativo frente a él. La ráfaga azotó a Ashley en todo el cuerpo, cubriéndola de ligeros cortes y obligándola a retroceder varios metros.

Lana observaba la pelea con el ceño fruncido. "Su barrera es impenetrable... No podrá hacer nada contra eso."

"Ya te digo", Maurice asintió con preocupación. "No hay ser vivo capaz de cruzarla... Ni siquiera tus lobos pudieron hacerlo."

Pero Ashley no conocía la palabra "rendirse".

Si algo había aprendido desde que sus cadenas como esclava de los hombres bestia se rompieron, era que la cabezonería podía ser el mayor combustible para alcanzar sus objetivos. Y esta no sería la excepción. Sin dudarlo, volvió a lanzarse a la carga.

Xerxes frunció el ceño y levantó nuevamente la barrera de viento rotativo, seguro de que su defensa la rechazaría otra vez. Pero esta vez, Ashley tenía otro plan.

Justo antes de chocar contra la barrera, pateó el suelo con toda su fuerza. El impacto creó una grieta en el suelo, generando una presión de aire lo suficientemente intensa como para abrir una brecha en la barrera durante un instante.

Y eso fue todo lo que necesitó. Con un grito feroz, se impulsó con un salto y atravesó la abertura sin dudarlo, esquivando las ráfagas cortantes del aire con precisión quirúrgica.

Antes de que el arcano pudiera reaccionar, sintió el impacto de una patada demoledora en el estómago. El aire escapó de sus pulmones con un jadeo ahogado mientras su cuerpo salía despedido como un proyectil, estrellándose brutalmente contra un árbol.

La madera crujió y el suelo tembló. Xerxes tosió sangre, sintiendo su pecho arder por el impacto. Intentó levantarse, pero sus brazos temblaban.

Cuando alzó la vista, sus ojos se llenaron de rabia al ver a Ashley avanzando con paso firme y con una sonrisa confiada en el rostro.

Molesto por el exceso de confianza de su contrincante, Xerxes se puso de pie de un salto y abrió la boca, dejando escapar un grito gutural inhumano. El sonido reverberó por todo el campo de batalla, pero no era un simple rugido.

Usando su magia en sí mismo, manipuló las ondas sonoras, haciéndolas rotar y multiplicar su potencia hasta que se volvieron palpables. El aire vibró. La energía sonora tomó la forma de un tornado melódico, una espiral de viento y sonido que avanzó con brutalidad hacia Ashley.

La ráfaga la golpeó de lleno, obligándola a retroceder varios metros. Su cuerpo se tambaleó, pero no cayó. No era un ataque lo suficientemente fuerte como para derrotarla por completo. Y Xerxes lo sabía.

Él no era el más fuerte entre los arcanos. De hecho, toda su vida había sido conocido por su falta de aptitudes de combate. Sus propios aliados lo consideraban el más débil. Pero eso no le importaba.

Él era un arcano. Y a pesar de su reputación, nunca había perdido una sola batalla.

Su ingenio superaba límites inalcanzables, y a cambio de sacrificar su capacidad de pronunciación, había llevado su cerebro a un abismo de posibilidades infinitas. Cada vez que su vida estaba en peligro, su cuerpo instintivamente generaba estrategias nuevas. No necesitaba ser el más fuerte. Solo tenía que ser el más impredecible.

Xerxes giró sobre su eje con una velocidad abrumadora. Su cuerpo se convirtió en un tornado humano, una espiral viviente de pura destrucción que avanzó a toda potencia hacia nuestra protagonista.

Pero ella no se dejó intimidar. Sin dudarlo, potenció su pierna con su magia y lanzó su patada más poderosa, dispuesta a detenerlo de un solo golpe.

Justo en el último instante, cuando el impacto parecía inevitable, Xerxes detuvo su rotación en seco. El aire se fracturó con el cambio repentino de velocidad. Y entonces, atrapó la pierna de Ashley con una mano.

Una escalofriante sonrisa se dibujó en su rostro. Antes de que ella pudiera reaccionar, giró sobre sí mismo y alzó el cuerpo de nuestra protagonista en el aire con un movimiento perfectamente calculado.

Las manos de Xerxes se apoyaron sobre su estómago.

JIIERA!" ese grito fue la señal de su ataque final.

Una corriente de aire afilado y rotativo se generó desde sus manos, disparándose en una poderosa ráfaga ascendente. Ashley sintió el impacto brutalmente. Su ropa fue desgarrada en mil pedazos, dejando su torso cubierto solo por su sujetador. Su piel se llenó de cortes profundos que no dejaban de sangrar.

Su cuerpo cayó con un golpe seco al suelo, su cabello suelto se esparció sobre el polvo y ella tosió sangre.

"¡Ashley!" gritó Lana, boquiabierta.

"¡No puede ser! ¡Ese ataque pudo haber acabado con ella!" exclamó Maurice, atónito.

Pero nuestra protagonista no se quedaría en el suelo. Había potenciado su estómago en el último momento, reduciendo el daño lo máximo posible. Dolía, sí. Pero podía seguir peleando.

Con los labios manchados de sangre, se puso de pie lentamente. Sus músculos ardían. Su respiración era pesada. Pero su mirada seguía igual de feroz.

"Capullo." El insulto salió de sus labios con una voz ronca y fría.

Pero entonces, Xerxes hizo algo inesperado.

Sin decir una sola palabra, llevó una mano a su propio traje de cuero y, con un simple toque, lo hizo girar. El material se despedazó en segundos, cayendo al suelo en una lluvia de fragmentos negros.

Su cuerpo quedó prácticamente desnudo, cubierto solo por unos calcetines y un tanga negro.

Hubo un momento de silencio.

"¿Qué hace este tío...?" murmuró Lana, sonrojándose al verlo.

"¡¿Por qué no lleva ropa interior normal?!" exclamó Maurice, con el ceño fruncido.

Pero Ashley no reaccionó igual que ellos. Ese movimiento no era normal. Algo iba mal.

Y sus sospechas se confirmaron cuando unas extrañas marcas rojas comenzaron a aparecer por todo el cuerpo de Xerxes.

El arcano sonrió por primera vez con claridad. "Ahora sí..." dijo, con una voz completamente entendible.

La energía a su alrededor explotó en una espiral violenta. "¡Ahora sí que estás acabada! ¡Prepárate para enfrentar al Rey de las Rotaciones!"

Una oleada de magia oscura y viento se desató a su alrededor.

Ashley entrecerró los ojos y rechistó con la lengua. "Tsk."

Continuará...

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