Cocina del castillo.
Marco se recuperaba lentamente mientras ingería los alimentos que Ricardini había preparado. A su lado, Kevin y Lalami permanecían con él, intentando reponer sus propias fuerzas mientras le brindaban apoyo en lo que fuera necesario.
Lily los observaba con una sonrisa radiante, rebosante de felicidad por haberse reunido con su mejor amigo. Para ella, ese solo hecho era suficiente motivo de alegría. Sin embargo, de repente, su expresión se congeló. Su cuerpo se tornó rígido y, sin previo aviso, comenzó a brillar con un resplandor verde esmeralda.
Marco la miró, atónito. Antes de que pudiera reaccionar, la pequeña, sin pronunciar una sola palabra, salió disparada por la ventana de la cocina como un destello fugaz, sin siquiera mirar atrás.
"¿L-Lily...?" murmuró Marco, sin poder ocultar su desconcierto.
___________________________
Parque de Eumerastral.
Ahora que Xerxes había liberado todo su poder, su capacidad de pronunciar palabras había regresado, coronándose a sí mismo como el Rey de las Rotaciones.
"¡Universo Rotatorio!" exclamó, juntando las manos con fuerza.
Al instante, una onda mágica sacudió todo el lugar. El suelo del parque comenzó a resquebrajarse en enormes pedazos que flotaban en el aire, girando lentamente sobre sí mismos. Lana y Maurice, con sus fuerzas al límite, se vieron obligados a alejarse aún más para evitar ser arrastrados por el caos desatado.
El escenario se transformó en un mundo flotante donde la lógica parecía haber desaparecido. Tornados fluctuaban en el aire, árboles y fragmentos de tierra giraban sin cesar, mantenidos en suspensión por la fuerza rotatoria que los envolvía.
En cuestión de segundos, Xerxes había creado un campo de batalla perfecto para su estilo de combate: un reino aéreo donde podía luchar sin restricciones.
Frente a él, Ashley saltaba ágilmente de roca en roca, con la mirada llena de determinación, lista para enfrentarlo.
Xerxes chasqueó los dedos y, de inmediato, dos tornados de aire comprimido se formaron a su alrededor, lanzándose con fuerza descontrolada hacia la joven.
Pero Ashley no se dejó intimidar. Sin vacilar, utilizó la rotación de la roca en la que se encontraba para impulsarse en la dirección opuesta, esquivando ambos torbellinos con precisión quirúrgica.
Aprovechando el impulso, potenció su fuerza y se impulsó haciendo uso del tronco de un árbol flotante. En un abrir y cerrar de ojos, apareció frente a Xerxes y le asestó un brutal cabezazo en pleno rostro.
El impacto resonó con fuerza. Un crujido seco anunció la fractura del tabique nasal del arcano, cuya sangre brotó de inmediato mientras su cuerpo salía despedido de la plataforma de césped y tierra en la que se encontraba.
El arcano no pronunció una sola palabra. En su lugar, giró sobre sí mismo con precisión, cambiando la posición de sus piernas para apoyarlas sobre un fragmento de roca flotante. Su mirada se clavó en su oponente con determinación, y con un movimiento ágil de sus manos, generó dos tornados de aire ascendente. Sus vórtices rugieron con fuerza mientras los dirigía directamente hacia nuestra protagonista, controlándolos con su magia.
Ashley descendía en el aire cuando vio el ataque acercarse. Sin perder un segundo, frenó en seco apoyándose en el poste de una farola que flotaba cerca. Luego, con un impulso rápido, retrocedió, saltando de una plataforma a otra para evitar ser alcanzada por los torbellinos.
"Mierda..." murmuró al notar algo inquietante. A diferencia de los anteriores, estos tornados no se disipaban ni perdían fuerza al fallar; en cambio, se redirigían hacia ella con una precisión aterradora.
Ashley comenzó a moverse de manera ascendente, saltando ágilmente de un lado a otro, esquivando los vórtices con cada movimiento. Sin embargo, su energía empezaba a menguar. En un momento de respiro, se detuvo en un fragmento de tierra flotante para recuperar aliento.
Fue entonces cuando cometió un grave error: olvidó que estaba luchando en un campo de batalla que no le pertenecía. Todo ese mundo caótico, cada roca, cada árbol suspendido en el aire... todo estaba bajo el control absoluto de su enemigo.
Sin previo aviso, la plataforma en la que se había detenido giró con una brutalidad inesperada. La inercia la lanzó directo hacia los tornados.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero no tuvo tiempo de reaccionar. En cuestión de segundos, los vórtices la envolvieron y la golpearon con una fuerza devastadora.
Su cuerpo fue arrastrado sin piedad, desgarrado por la presión y la velocidad del viento. Heridas comenzaron a abrirse en su piel mientras giraba descontroladamente en el aire. Cuando por fin fue expulsada, salió disparada sin rumbo, alejándose de cualquier superficie que pudiera salvarla.
Por un instante, pareció que caería en picada al vacío. Pero, en el último segundo, sus instintos tomaron el control. Con un esfuerzo titánico, estiró el brazo y logró aferrarse al poste de una farola flotante.
Quedó colgada de él, respirando con dificultad, su pecho subiendo y bajando con esfuerzo. El dolor ardía en cada fibra de su cuerpo, pero sus ojos reflejaban algo claro: todavía no estaba acabada.
"¡Ashley!" gritó Lana, con su voz cargada de preocupación.
"No podrá ganar así... está agotadísima..." murmuró Maurice, con el ceño fruncido.
"¡Deja de ser tan pesimista! ¡Ella puede! ¡Sé que puede!" exclamó Lana, mordiéndose el labio mientras aferraba sus manos con fuerza, depositando toda su confianza en su compañera.
Mientras tanto, Ashley respiró hondo, llenando sus pulmones de aire. Balanceó sus piernas y, con un potente impulso, saltó desde la farola en la que colgaba hasta una de las plataformas rocosas flotantes.
"Cabrón... Eso no lo vi venir..." comentó, manteniendo la guardia alta. No podía permitirse otro descuido; cualquier superficie bajo sus pies podía volverse en su contra en un instante.
Sobre un semáforo flotante, Xerxes la observaba con una sonrisa ladina, colocándose a su misma altura.
"Es lo mismo de siempre..." dijo con tono condescendiente. "Todos los que me subestiman piensan que soy solo un rarito que no sabe pronunciar palabras, un payaso con una magia absurda. Creen que hacer girar las cosas no sirve de nada... y cuando bajan la guardia, se convierten en las presas más fáciles."
Ashley entrecerró los ojos y suspiró.
"La verdad... no te puedo tomar en serio si dices todo eso en tanga." comentó, poniéndose de pie con gesto desafiante.
"¡¿Y QUÉ TIENE MI LOOK DEFINITIVO?!" rugió Xerxes, ofendido.
Con un grito de furia, hizo girar todas las plataformas a su alrededor a una velocidad vertiginosa, desatando un caos de escombros voladores. Ashley fue lanzada al aire una vez más, perdiendo el control de su trayectoria.
"Mierda... No me queda apenas energía..." pensó, sintiendo su cuerpo al límite. "Tengo que acabar con esto de una maldita vez... Pero, ¿cómo? ¿Cómo supero su magia de rotación?"
Abajo, Xerxes alzó ambas manos con una expresión enloquecida.
"¡MUERE!" bramó, conjurando un gigantesco vórtice de destrucción. Todas las plataformas comenzaron a girar a su alrededor, formando una tormenta caótica de rocas, árboles y escombros flotantes.
Ashley lo miró con el ceño fruncido. "Rotación... Rotación..." repetía en su mente, observando cómo todo giraba sin control.
Y entonces, una chispa se encendió en su mente. "Eso es." murmuró, sonriendo con confianza.
"¡La gente como tú debe morir por el bien de mi gloria! ¡Seré el arcano más temido!" rugió Xerxes mientras observaba con júbilo cómo su vórtice devoraba a su oponente.
"¡La muerte es... tu puto destino!" Una sonrisa confiada se dibujó en su rostro. Para él, la victoria ya estaba asegurada.
Pero se equivocaba.
Dentro del torbellino de destrucción, Ashley no había caído en la desesperación. Al contrario, había concentrado toda su energía mágica en sus piernas, llevándolas al límite absoluto. Y en el momento exacto en que su cuerpo fue absorbido por el vórtice, tomó una decisión.
Ella también comenzó a girar, dando mortales hacia adelante sin cesar.
Su cuerpo rotaba en sentido contrario a las ondas del enemigo, usando la fuerza centrífuga del tornado en su propio beneficio. De plataforma en plataforma, descendía con precisión quirúrgica, cada giro acumulaba más y más potencia. Era como un proyectil que estaba a punto de ser disparado con una fuerza devastadora.
Xerxes la vio emerger del vórtice en una fracción de segundo, con ambas piernas brillando de energía pura. "¡¿C-CÓMO ES POSIBLE?!" exclamó con los ojos abiertos de par en par.
Ashley sonrió con fiereza. "¡PORQUE NO HAY NADA IMPOSIBLE PARA LA MANO IZQUIERDA DE MARCO!"
Y entonces, con todo el poder que su cuerpo podía soportar, lanzó la patada más brutal que jamás había ejecutado. Sus dos piernas impactaron directo en el estómago del arcano con una fuerza colosal. El sonido del impacto resonó como un trueno.
El cuerpo de Xerxes salió disparado como un meteoro, trazando una línea recta perfecta hasta estamparse violentamente contra el suelo. El impacto creó un cráter gigantesco que destrozó por completo el parque, levantando nubes de polvo y escombros.
Desde la distancia, Lana y Maurice miraban la escena con la boca abierta, completamente atónitos.
Xerxes, cubierto de sangre y con el cuerpo destrozado, yacía inconsciente en el centro del cráter.
Pero el precio de la victoria había sido alto. Ashley sintió un dolor punzante recorrer sus piernas. El exceso de potencia las había llevado más allá de su límite, abriendo cortes profundos que teñían el suelo de rojo.
Respiró con dificultad, esbozando una sonrisa llena de orgullo y cansancio. "Jódete... que he ganado yo."
Y entonces, su cuerpo cedió, comenzando a descender lentamente hacia el suelo.
Batalla en el parque de Eumerastral.
Ashley vs Xerxes.
Ganadora: Ashley.
Justo antes de que el cuerpo de nuestra protagonista impactara contra la superficie, un majestuoso lobo hecho de energía azulada apareció de la nada, atrapándola con suavidad sobre su lomo. La criatura, una invocación de Lana, la llevó con rapidez lejos del cráter, evitando que sus heridas se agravaran aún más.
"Gracias..." murmuró Ashley, agotada, sintiendo el cálido resplandor de la magia de su compañera envolviéndola.
Desde la distancia, Lana dejó escapar un suspiro de alivio, esbozando una leve sonrisa al ver que su invocación había llegado justo a tiempo.
"Esta tía... Se ha cargado a un arcano ella sola... Es increíble." comentó Maurice, aún sin creérselo del todo.
"Y pensar que estos aliados han derrotado a los arcanos que tanto temíamos..." murmuró Lana, observando a nuestra protagonista con una mezcla de admiración y asombro. Luego, su expresión se tornó más firme, llena de determinación. "Se nota que ellos son los paladines del emperador."
Maurice asintió. "Sí... Y estoy seguro de que el emperador nos dará la libertad final cuando derrote a Averno."
Lana levantó la vista hacia el cielo nocturno, sintiendo por primera vez en mucho tiempo un atisbo de esperanza real. "Longerville... pronto volverá a ser feliz."
El viento sopló con fuerza, levantando el polvo del campo de batalla mientras el lobo avanzaba, alejando a la exhausta Ashley del desastre que había dejado atrás.
___________________________
A un par de kilómetros de la capital...
El sonido de un gélido batir de alas rasgó la noche.
Averno volaba a toda velocidad, impulsado por unas enormes alas de hielo que brillaban bajo la luna. Su mirada ardía con una furia descomunal, sus dientes rechinaban con rabia contenida.
"Ya estoy llegando..." gruñó, dejando tras de sí una estela de escarcha. "¡Me lo vais a pagar caro!"
Los cuatro arcanos han caído, pero la verdadera amenaza apenas comienza a desplegar su sombra sobre la ciudad.
En cuestión de minutos, el caos volverá a estallar bajo la gélida ira del enemigo más poderoso.
Continuará…
No hay comentarios:
Publicar un comentario