martes, 11 de marzo de 2025

Ch. 95 - Hansel y Gretel

Nuestros protagonistas se habían dividido en tres grupos distintos para poder disfrutar a tope de su noche en Fest Island. Y actualmente nos encontramos con el dúo formado por el hijo de la dragona y la ladrona.

Juntos se habían apuntado a un concurso donde competirían poniendo a prueba sus estómagos, y este estaba por comenzar. Los diez concursantes estaban sentados en sus respectivos sitios mientras los miembros del staff colocaban montañas de perritos calientes en sus bandejas. El aroma a pan recién horneado y salchichas especiadas flotaba en el aire, avivando el hambre de los participantes y la emoción del público.

“¡Mucha suerte, compañero! Pero ten en mente que yo me quedaré con ese premio.” Cecily esbozó una sonrisa confiada, tamborileando los dedos sobre la mesa.

“Te deseo lo mismo, compañera. Sin embargo, no deberías subestimarme, soy un fiera cuando se trata de comer.” Su compañero sonrió con emoción, entrelazando los dedos y tronándose los nudillos como si estuviera a punto de entrar en combate.

Las bandejas estaban listas, las reglas eran simples: el que comiera más perritos en el tiempo límite se llevaría la gloria. El juez levantó su pistola de fogueo y disparó al cielo.

“¡Empieza el desafío de los estómagos de acero!”

Los diez concursantes se lanzaron de inmediato, tragando a toda velocidad. Panes y salchichas desaparecían de las bandejas a un ritmo frenético, mientras el público coreaba los nombres de sus favoritos.

Cecily agarraba los perritos de dos en dos, aplicando una técnica rápida y eficiente, mientras que su compañero los devoraba como si no hubiera un mañana, apenas dándose tiempo para masticar. Sus miradas se cruzaron fugazmente entre bocados, una chispa competitiva brillando en sus ojos.

"¡No perderé!" pensaban al unísono, empujando sus límites mientras sus manos seguían en un frenesí imparable.

Los minutos avanzaban y las bandejas comenzaban a vaciarse. El sudor perlaba la frente de algunos participantes, mientras otros ya flaqueaban, incapaces de seguir el ritmo. Pero nuestros protagonistas... ellos solo estaban calentando motores.

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Por otra parte, en la bolera de Fest Island.

Keipi y Ashley se encontraban en medio de un ardiente encuentro, donde sus puntos estaban más que a la par. Con cada tiro, se superaban mutuamente, sin lograr sacar una ventaja clara.

Las luces de la bolera destellaban en colores neón, mientras la música y los vítores de otros jugadores llenaban el ambiente. La pantalla sobre sus cabezas marcaba el empate perfecto, haciendo que la tensión entre ambos fuera aún más intensa.

Ashley tomó su bola con seguridad, girándola entre sus manos antes de colocarse en posición. "Vaya, vaya… No está nada mal." Sonrió de lado, estirando los dedos antes de fijar la mirada en los bolos.

Keipi se cruzó de brazos, observándola con una sonrisa confiada. "Lo mismo digo."

Ashley avanzó con pasos firmes, balanceó su brazo y lanzó la bola con precisión. Rodó por la pista con una velocidad perfecta y… ¡STRIKE!

Los espectadores a su alrededor vitorearon, y ella se giró con una sonrisa orgullosa, señalando la pantalla con un leve movimiento de cabeza. "¿Ves eso? Es el principio de tu derrota."

Keipi soltó una pequeña risa, tomando su bola sin prisa. "Eso ya lo veremos." Se colocó en la línea, respiró hondo y lanzó con un giro experto. La bola rodó con fuerza, chocando contra los pinos y… ¡STRIKE!

Los gritos de emoción volvieron a estallar. Ashley chasqueó la lengua, cruzándose de brazos.

"Sigues sin sacarme ventaja." Keipi la miró de reojo, con una sonrisa de pura diversión.

Las chispas saltaron entre ambos. No se trataba solo de una partida de bolos… Era una batalla de voluntades, y ninguno estaba dispuesto a ceder. El siguiente turno estaba por comenzar.

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En uno de los restaurantes de Fest Island.

Marco, Lily y Theo estaban completamente boquiabiertos al ver cómo el joven que habían salvado tragaba sin descanso, devorando plato tras plato como si no hubiera comido en días. Era difícil creer que, apenas unos minutos antes, se les había desmayado en la calle.

El último bol de sopa quedó vacío en un abrir y cerrar de ojos, y dejó el tazón sobre la mesa con un golpe seco. "¡Qué bueno!" exclamó, suspirando de satisfacción.

Hansel, un joven de veinticinco años con el cabello verde oscuro y ojos dorados, había terminado en esa situación por un golpe de mala suerte. Tras días sin comer ni beber algo decente, su cuerpo no pudo más y terminó colapsando. No tenía ni un solo duro en los bolsillos, por lo que cuando se desplomó, los protagonistas notaron lo evidente: su estómago rugía con desesperación y sus labios estaban completamente secos.

Sin dudarlo, lo cargaron hasta el restaurante más cercano y lo invitaron a comer. Ahora, viéndolo engullir como un pozo sin fondo, la sorpresa en sus rostros no hacía más que crecer.

Hansel terminó un bocado más y, con una sonrisa radiante, se inclinó levemente en señal de gratitud. "¡Muchísimas gracias por invitarme! Sois los mejores."

"No ha sido nada… Esto… ¿Hansel, dijiste que te llamabas?" preguntó Marco, aún procesando la escena.

"Sí." Asintió mientras agarraba un trozo de pan con queso fundido y le daba un generoso mordisco.

"Comes un montón…" comentó Theo, incapaz de contener su asombro.

Hansel se llevó una mano a la nuca, algo avergonzado. "Ah, sí… Perdonad mis modales. Me quedé sin dinero hace unos días y he estado sobreviviendo con lo que cazaba al aire libre. Pero cuando llegué aquí… no encontré ni una pizca de fauna ni flora comestible, y terminé muriéndome de hambre hasta que me habéis salvado."

Lily ladeó la cabeza, extrañada. "¿Y qué es lo que te trajo hasta aquí como para quedarte al borde de la muerte?"

El joven hizo una pausa, como si hubiera recordado algo importante. "Ah… Es verdad. Quizá vosotros también sabéis algo."

Metió una mano en su capa y sacó un papel medio doblado. Al extenderlo sobre la mesa, los tres vieron que se trataba de una fotografía de un joven idéntico a él.

"¿Es una foto tuya?" preguntó Lily, sorprendida por el parecido.

"No. Fijaos bien en la mirada."

Los tres se inclinaron hacia la foto, observándola con más atención. Fue entonces cuando lo notaron. A pesar de que el rostro era exactamente igual, había algo en la expresión que los diferenciaba. Los ojos de Hansel brillaban con un aire travieso y desenfadado, mientras que los de la foto transmitían una serenidad profunda, casi compasiva.

"Es verdad… Tenéis miradas distintas." Comentó Theo.

"¿Es tu hermano gemelo o algo?" preguntó Marco, intrigado.

"En efecto." Hansel suspiró y guardó la foto con cuidado. "Se llama Gretel. Desapareció hace más de un año sin decirme ni una sola palabra, y desde entonces he estado viajando por el mundo en su búsqueda."

"¿Y viniste a Fest Island porque pensaste que podría estar aquí?" preguntó Lily.

"Exacto. Me dijeron que este lugar es un punto de encuentro para gente de todo el mundo. Pensé que si había tantas personas de distintos países, alguien podría haberlo visto o saber algo sobre él." Hansel rió con cierta ironía. "Lo que no tuve en cuenta fue la deforestación de la isla y la falta de alimentos en estado natural. Así que terminé atrapado en mi propia mala planificación. Jajaja."

Marco, Lily y Theo intercambiaron miradas. Aquello era más que una simple historia de un viajero hambriento. Quizá, sin saberlo, acababan de involucrarse en algo mucho más grande.

"Entonces, llevas todo este tiempo viajando en busca de tu hermano, ¿no?" preguntó Marco, observando a Hansel con interés.

"Sí..." suspiró el peliverde, recargando los codos sobre la mesa. "Nuestros padres siempre nos dieron muchas libertades y nos quisieron un montón, pero necesitábamos salir un poco de la rutina del pueblo en el que vivíamos. Así que Gretel y yo decidimos mudarnos juntos a una gran ciudad."

El joven hizo girar el vaso de agua entre sus dedos, como si reviviera cada momento de la historia en su mente.

"Allí nos iba de perlas, trabajábamos en distintos oficios relacionados con la magia. Pero entonces, un día, Gretel dijo que había empezado a escuchar algo… una voz femenina que lo llamaba."

"¿Una voz femenina?" repitió Lily, inclinándose sobre la mesa.

"¿A qué te refieres exactamente?" añadió Theo.

Hansel dejó el vaso en la mesa y entrelazó los dedos. "Ni yo mismo lo sé con certeza. Gretel me dijo que, a medianoche, escuchaba su nombre entre las brisas del viento. Era una voz de mujer… y se sentía atraído por ella."

"¿Atraído?"

"Sí, como si lo estuviera llamando a algún sitio. Al principio no le dimos importancia, pensamos que solo eran alucinaciones del cansancio o algo así. Pero la escuchó varias veces, siempre a la misma hora. Y entonces, una noche, desapareció sin dejar rastro."

"¿No dejó ni una nota o algo?" preguntó Lily, frunciendo el ceño.

Hansel negó con la cabeza.

"¿Y cómo sabes que se fue por su cuenta y no que fue secuestrado?" insistió Marco.

"Porque ocurrió en plena noche. Si alguien hubiera intentado raptarlo, habría hecho ruido, y yo me habría despertado. Además..." el joven se cruzó de brazos, con el ceño fruncido. "Gretel tiene una magia especial, puede comunicarse con dimensiones paralelas, pero no es nada ofensivo. Depende de mí para la parte de combate. Si alguien hubiera intentado llevárselo a la fuerza, habría hecho hasta lo imposible por despertarme. ¡De eso no tengo ninguna duda!" exclamó con firmeza.

"Entiendo… Yo también confiaría así en mi hermana." comentó Theo con una leve sonrisa.

Pero Marco, en cambio, tenía el ceño fruncido. Algo en toda esa historia le hacía ruido.

"Espera... ¿Tu hermano tiene una magia que le permite comunicarse con dimensiones paralelas, y dices que escuchó una voz femenina que parecía surgir de la nada?"

"Sí, eso he dicho."

Nuestro protagonista apoyó los codos en la mesa, su mente encajando piezas. "¿Y no puede ser que esa voz proviniera de una dimensión paralela?"

Hansel parpadeó. "Pues… podría ser..." admitió, frotándose la barbilla. "Pero tampoco serviría de mucho saberlo. Su magia no le permite viajar entre dimensiones, solo comunicarse con ellas. Así que aunque hubiera escuchado algo, no podría haber hecho nada."

"¿Y si salió en busca de alguien que sí tuviera esa habilidad?" sugirió Lily.

Un silencio cayó sobre la mesa mientras Hansel y Theo se miraban con los ojos abiertos de par en par.

"¡Eso tiene sentido!" exclamó el joven, golpeando la mesa con la palma.

"Y si es así… reduciría muchísimo la búsqueda si encontramos información sobre magos dimensionales, ¿no crees?" añadió Theo, ya emocionado.

Hansel asintió con energía, pero Marco no estaba del todo convencido. Algo seguía faltando.

"¿No hay algo más que recuerdes?" insistió, intentando sacarle más información.

Hansel cerró los ojos, forzándose a rebuscar en su memoria. Entonces, como un destello en su mente, recordó algo que hasta ahora le había parecido insignificante. "Es verdad… Una vez me dijo que la voz susurró algo diferente a su nombre. Algo que no entendió en su momento."

"¿Y qué fue?" preguntó Theo.

Hansel frunció el ceño, repitiendo las palabras en su cabeza. "Era… algo como… 'Nuevo Testamento'."

"¿Nuevo Testamento?" repitieron Lily y Marco al unísono.

"Sí… Yo tampoco lo entendí en su momento."

Theo frunció el ceño, chasqueando los dedos. "Espera… 'Nuevo Testamento'… Me suena haberlo leído en alguna parte, pero no recuerdo bien qué era… salvo que estaba relacionado con una reliquia."

"¿Una reliquia?"

"Sí… Pero no recuerdo qué hacía exactamente…" Theo se llevó una mano a la sien, frustrado. "Solo sé que tenía algo que ver con magia dimensional."

El silencio se hizo pesado en la mesa. Marco sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando una idea se formó en su cabeza.

"Si esa reliquia tenía propiedades dimensionales..." murmuró. "Quizá tu hermano no fue en busca de un mago dimensional…"

"¿Sino que fue tras la reliquia conocida como Nuevo Testamento?" concluyó Theo, con los ojos brillando de sorpresa.

Hansel sintió un nudo en el estómago.

"E-Eso..." susurró, su mente procesando las implicaciones de aquella nueva pista.

Continuará…

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