El ataque mágico de Milanova impactó de lleno en el pecho del hijo de la dragona. Un leve destello rosado cruzó sus ojos antes de que estos adoptaran la forma de corazones palpitantes. En cuanto su mirada se cruzó con la de Cecily, el hechizo surtió efecto inmediato.
"Vamos, Cecily..." murmuró Ryan con una sonrisa perturbadoramente dulce. "Amémonos… hasta la muerte."
Con un chasquido de dedos, las cadenas que flotaban a su alrededor se lanzaron como serpientes enfurecidas hacia la ladrona. Cecily, aún en su modo Fenrir, reaccionó en una fracción de segundo: su cuerpo se envolvió en electricidad y empezó a deslizarse ágilmente por el terreno, esquivando con precisión cada uno de los ataques.
"Mierda..." pensaba mientras esquivaba danzando entre árboles y rocas. "No puedo enfrentarme a Ryan, es mi compañero... Pero si derroto a esa tía, su magia debería cancelarse. Tiene que hacerlo."
Con el cambio de estrategia decidido, la joven se impulsó hacia una rama cercana, rebotó con fuerza y, usando su agilidad mejorada, trazó una curva en el aire que la lanzó directamente hacia la pareja de Altargates.
"¡Esto va para ti!" gritó con rabia, disparando desde ambas manos un rayo eléctrico de alto voltaje.
Pero Taranel reaccionó sin apenas esfuerzo, alzando su escudo mágico en forma de barrera esférica que se materializó justo a tiempo. El rayo estalló contra ella en un destello de luz, pero no dejó ni un rasguño.
"Mierda..." bufó Cecily al aterrizar sobre el suelo.
"¿De verdad creías que sería tan fácil?" se burló Milanova, acomodándose un mechón de pelo detrás de la oreja. "Mi querido marido y yo estamos especializados en combates de pareja. Yo vuelvo a uno de vosotros contra el otro... y él se encarga de que nadie nos toque mientras os destrozáis mutuamente."
"¿No es el combo perfecto?" añadió Taranel con una sonrisa estúpida y enamorada.
"¡Serás... perra!" murmuró Cecily, apretando los dientes.
"Este es el verdadero poder del amor auténtico y recíproco." exclamó Taranel, justo antes de besar a Milanova con entusiasmo.
"¡Y no podéis superarlo!" remató ella entre besos. "Además... ¿No deberías estar centrada en otra persona?"
Antes de que Cecily pudiera reaccionar, una de las esferas de acero de Ryan surgió desde el flanco izquierdo, impactándole con fuerza en las costillas. El golpe la hizo volar varios metros, rodando por el suelo hasta detenerse jadeando.
"El amor te ha cegado tanto..." dijo Ryan con voz grave, avanzando hacia ella mientras las cadenas danzaban a su alrededor, "...que no has visto venir ese golpe."
Cecily se recompuso con un ágil salto. Apenas sus pies tocaron el suelo, un aluvión de cadenas se precipitó hacia ella. Sin tiempo para quejarse, se impulsó hacia atrás, esquivando por los pelos la trampa metálica que pretendía inmovilizarla.
Con su modo Fenrir aún activo, comenzó a desplazarse de árbol en árbol, los relámpagos chispeaban a su alrededor mientras el acero de su compañero silbaba en el aire tras ella.
"Maldición..." pensaba entre jadeos, mientras esquivaba otra esfera de acero que reventó una rama justo donde había estado segundos antes. "No puedo seguir huyendo eternamente... Esto va a convertirse en una guerra de desgaste."
Rebotó en una rama más gruesa y cambió de dirección bruscamente, volviendo a lanzarse contra sus enemigos. En el aire, juntó ambas manos y concentró su electricidad. Rugidos estáticos llenaron el ambiente. De la energía nació la figura de una gran boca canina, cuyos colmillos chisporroteantes mordieron con furia la barrera esférica que protegía a la pareja altergate.
"Es inútil." murmuró Taranel con serenidad, sin moverse un centímetro.
"¡No hay nada que pueda romper nuestro amor!" exclamó Milanova antes de besarle cariñosamente en la mejilla.
El ataque eléctrico de Cecily desapareció en cuanto tocó la barrera, sin dejar ni una sola grieta en la esfera... o eso parecía. Mientras descendía, sus ojos captaron algo que la hizo contener el aliento: las grietas en el suelo provocadas por el impacto del cánido eléctrico... se habían extendido dentro del campo de fuerza.
"¡E-eso es!" pensó con emoción. "La barrera es-"
Antes de que pudiera reaccionar, una cadena se enroscó con violencia alrededor de su tobillo. Ryan tiró de ella con fuerza desde un lateral, girando el cuerpo de Cecily como una muñeca hasta estamparla brutalmente contra el tronco de un árbol.
"¡Gagh!" exclamó, escupiendo sangre mientras caía de rodillas al suelo.
"Si sigues mirando a los demás..." dijo Ryan acercándose, sus ojos en forma de corazón brillaban con una locura dulce, "...me voy a poner celoso. ¡Solo deberías tener ojos para mí!"
Acto seguido, una oleada de cadenas surgió del suelo, esta vez con afiladas puntas metálicas que giraban a su alrededor como cuchillas vivientes.
"Mierda..." murmuró Cecily, sujetándose el estómago con una mano mientras se obligaba a moverse. Su modo Fenrir chispeaba inestable, pero aún tenía suficiente energía para deslizarse entre los ataques, aunque fuera por poco.
"¡Vas a ser mía!" gritó Ryan, con voz delirante. "¡Para toda la vida!"
"Tiene que haber una forma... ¡Tiene que haber una maldita forma de romper ese hechizo!" exclamó Cecily, con los dientes apretados y los ojos llenos de furia.
De pronto, una de las cadenas le rozó el costado derecho, abriéndole un corte que le arrancó un grito ahogado. Enfurecida por el dolor, la ladrona aferró la cadena con ambas manos y tiró de ella con fuerza, atrayendo a su compañero hacia ella con un rugido salvaje.
"¡YA ESTÁ BIEN!" gritó, y le dio un brutal cabezazo eléctrico en plena frente. La descarga sacudió a ambos y los hizo caer pesadamente al suelo.
"¿Ce-Cecily...?" murmuró Ryan, con los ojos de vuelta a la normalidad, como si despertara de una larga pesadilla.
"¿Eh?" se sorprendió la ladrona, sin entender del todo qué había pasado.
Pero el momento fue efímero. Los corazones brillaron de nuevo en sus pupilas y el hijo de la dragona volvió a tensarse. Con un rugido deshumanizado, cubrió sus puños de acero y le propinó un puñetazo en plena cara, lanzándola como un proyectil contra una roca cercana.
"¿Q-Qué fue eso?" pensó Cecily, tambaleándose al intentar incorporarse. "Por un segundo... volvió a la normalidad... Pero... ¿por qué?"
Ryan no se detuvo. Volvió a lanzar varias cadenas, que zumbaban como látigos en el aire. Nuestra protagonista, jadeante y herida, comenzó a correr con la poca fuerza que le quedaba, esquivándolas como podía, mientras las risas burlonas de sus enemigos resonaban por el campo de batalla.
"Claro..." razonó mientras esquivaba. "¡Fue por la electricidad! La magia de esa tía es de tipo control mental, así que si el magnetismo que genera mi electricidad altera el hechizo... ¡Puedo liberarlo del todo!"
Con esa chispa de esperanza, Cecily dejó de huir. Frenó en seco, giró sobre sí misma y saltó con agilidad felina sobre las cadenas, logrando acortar la distancia con su compañero. Cuando estuvo lo bastante cerca, le sujetó la cabeza con ambas manos.
"¡DESPIERTA, MELÓN!" rugió, liberando una tremenda descarga eléctrica que recorrió todo el cuerpo del hijo de la dragona.
Ambos cayeron al suelo por la intensidad del ataque, pero esta vez Cecily fue la primera en levantarse. Dolorida, sangrando, pero con una sonrisa de victoria. Caminó lentamente hacia el escudo de energía que protegía a los altargate.
"Vaya, vaya... Parece que al final no tuviste reparos en acabar con tu compañero." dijo Milanova, con una sonrisa torcida desde detrás de la barrera.
Cecily volvió a envolver su cuerpo en electricidad. Estaba agotada, pero aún podía dar un último golpe.
"Es inútil." sentenció Taranel con soberbia. "¡Mi barrera es inexpugnable!"
"¿Eso crees? Entonces... ¡Mira bajo tus pies!" replicó Cecily con una sonrisa desafiante.
De pronto, una maraña de cadenas surgió del suelo dentro del escudo, golpeando con brutalidad a ambos altargate por sorpresa.
"¡Así que ese era el truco!" exclamó Ryan con una sonrisa triunfal, ya libre del control mental. Había captado la señal de su compañera al instante, y gracias a ella, supo exactamente dónde debía lanzar su ataque.
"¡Mierda! ¡Lo descubrieron!" gritó Taranel, tambaleándose.
"¿Pero cómo...? ¿Y cómo ha liberado al chaval de mi hechizo?" murmuraba Milanova, atónita.
"Cuando os ataqué con las fauces de mi cánido, se abrieron grietas en el suelo, y esas grietas se extendieron bajo vuestro escudo. Supuse que no podríais defenderos de un ataque subterráneo." explicó Cecily, levantando el dedo índice. "Y a mi compañero lo liberé porque subestimaste nuestra amistad... y, sobre todo, no tuviste en cuenta el magnetismo de mi electricidad."
"¡En efecto! ¡No subestimes a los paladines de Marco!" gritó Ryan.
Sus cadenas se extendieron con un chasquido y atraparon a ambos enemigos por la cintura, lanzándolos al cielo como si no pesaran nada.
"¡Mierda!" exclamó Taranel, viéndose elevando sin control.
"¡No vamos a perder!" gritó Milanova, alzando su arco.
Ryan y Cecily se tomaron de la mano, se posicionaron espalda contra espalda, y alzaron la vista al cielo al mismo tiempo, decididos.
"¡NOSOTROS NO VAMOS A PERDER, PORQUE ESTAMOS JUNTOS!" gritaron al unísono. Las cadenas de Ryan se fundieron en un cañón improvisado, mientras la electricidad de Cecily fluía en espiral dentro de él, transformándolo en un relámpago concentrado.
El rayo láser salió disparado con un zumbido atronador y alcanzó de lleno a la pareja altargate en pleno vuelo.
El impacto fue devastador. El arco de Milanova se hizo añicos, sus trajes quedaron reducidos a harapos y ambos cayeron inconscientes, uno encima del otro, como muñecas rotas.
"No subestimes la verdadera amistad." dijo Cecily, sacándoles el dedo del medio con una sonrisa chulesca.
"Y bueno... La amistad no deja de ser un tipo de amor." añadió Ryan, guiñándole un ojo con complicidad.
Batalla en la Jungla de Phaintom.
Cecily y Ryan vs Milanova y Taranel.
Ganadores: Cecily y Ryan.
De pronto, la ladrona le propinó una fuerte patada en la rodilla a su compañero.
"¡Auch! ¡¿Pero qué coj-?!" se quejó Ryan, frotándose la pierna. "¿A qué vino eso?"
"¡Por dejarte lavar el cerebro y complicarme la vida, idiota!" refunfuñó Cecily, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.
"Ya, ya... Fue un pequeño descuido de mi parte." respondió él con una sonrisa algo incómoda. Pero luego bajó un poco la voz, más serio. "Sin embargo... sabía que me salvarías."
Cecily se quedó en silencio por un momento. Un leve rubor subió a sus mejillas y desvió la mirada con brusquedad.
"To... Tonto..." murmuró, intentando ocultar la sonrisa que le temblaba en los labios.
Pero aquel instante de calma duró apenas unos segundos. Sus expresiones se congelaron cuando escucharon un zumbido ensordecedor.
Desde lo alto, el enorme cañón que sobresalía de Yggdrasil comenzó a cargarse con un brillo ominoso.
Y luego… disparó.
Continuará...
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