sábado, 3 de mayo de 2025

Ch. 136 - Pasados, presente y futuros

Nuestros protagonistas fueron transportados a la dimensión donde se alzaba el idílico refugio de Morgana, la portadora de la Deidad conocida como la Biblioteca de Horacio. Fue ella quien los invitó con el propósito de entrenarlos para evitar el inminente fin del mundo.

La aeronave descendió suavemente sobre una plataforma de mármol blanco, perfectamente esculpida para servir como punto de aterrizaje. Uno a uno, los jóvenes descendieron, dejando a Keipi descansando en la sala médica, aún inconsciente. Morgana los recibió personalmente y los guió a través del imponente palacio que se extendía ante ellos: atravesaron pasillos cubiertos de enredaderas brillantes, termas naturales humeantes y salas decoradas con estanterías flotantes, hasta llegar a una estancia a la que ella llamó su despacho.

Allí, la deidad se sentó con elegancia sobre un banco ornamentado con piedras opalescentes, e invitó a los demás a acomodarse en el suelo, en un círculo informal.

"Ahora que estáis aquí, frente a mi verdadero cuerpo... debo agradeceros que hayáis confiado en mis palabras," dijo con total sinceridad. "Sé que mis motivos son personales y que todo esto gira en torno a evitar un destino oscuro, pero no dejo de ser una desconocida para vosotros."

"Eso da igual," murmuró Marco, con la mirada apagada, sin levantar la vista.

"Sigue cabreado..." murmuró Ryan, cruzando los brazos con incomodidad.

"No da igual," replicó Lily, girándose hacia él con firmeza. "Puede que ese poder sea peligroso... incluso es algo aterrador, pero no había otro modo de salvarnos en aquel momento. Así que, te guste o no el método, yo estoy agradecida con ella por permitirme seguir viva, y por salvar a mis amigos."

Nuestro protagonista desvió la mirada, molesto, incapaz de responderle.

"Marco..." pensó Lily, sintiendo una punzada de tristeza al ver su reacción.

"Oye, si no es mucha molestia, ¿podrías darnos detalles más específicos de lo que va a pasar?" preguntó Cecily, rompiendo la tensión. "Quizá eso nos sea útil."

"Por desgracia, no puedo," respondió Morgana con seriedad. "Mi habilidad me permite visualizar múltiples futuros y comentarlos de forma general, pero no puedo dar detalles concretos... Puedo decirte, por ejemplo, que en una línea conocerás al amor de tu vida, pero no puedo explicarte cómo, cuándo ni dónde. Si lo hiciera, cabrearía a la Deidad que yace en mi."

"Entonces... ¿por qué interferiste en lo de Phaintom?" preguntó Theo con el ceño fruncido.

"Porque esa situación era diferente," explicó Morgana. "No revelé ningún futuro concreto. Me limité a señalar la única vía de supervivencia viable. Como portadora, tengo la potestad de intervenir en el presente sin romper las leyes del tiempo... pero no puedo revelar futuros con precisión. El precio es... mi propia vida."

"¿Cómo dices?" se sorprendió Ashley, incorporándose ligeramente.

"¿Mueres si hablas de más?" preguntó Hansel, incrédulo.

"Exacto," confirmó Morgana, con una serenidad sobrecogedora. "Cuando te dije que ciertos futuros te llevarían a la muerte, ya estaba sacrificando minutos de mi existencia. Revelar los futuros de la Deidad no es gratis. Si hablara en detalle, podría morir en cuestión de horas."

Todos quedaron en silencio, impactados por esa revelación.

"¿Y si intervienes sin hablar... también mueres?" preguntó Lily con cautela.

"No necesariamente," aclaró. "El acto de intervenir directamente no implica un coste de vida inmediato, siempre y cuando no revele información. El castigo se aplica solo si libero datos concretos del tejido temporal."

"Qué duro..." murmuró Ryan. "Tener todo ese conocimiento dentro y no poder compartirlo."

"Ya ves," añadió Ashley, sacudiendo la cabeza con respeto.

"Entonces... ¿puedes hablar del pasado sin consecuencias?" preguntó Cecily, con una ceja alzada.

"Sí. El pasado es fijo, no genera rutas temporales adicionales ni colapsa los sistemas de la Deidad. Puedo hablar de él sin coste de vida," respondió. "¿Lo preguntas porque hay algo que deseas saber?"

"No, no. Era solo curiosidad," contestó la ladrona con una sonrisa nerviosa.

"Pues yo sí quiero preguntar." dijo Marco con un tono cargado de rabia contenida.

"Dime," respondió Morgana, manteniéndose serena.

"¿Existía un pasado en el que Keipi no acabara así?" preguntó, provocando una incomodidad inmediata en el ambiente por la tensión que generaba.

"Marco..." murmuró Cecily, con preocupación.

"Sí," respondió sin titubeos. "Hubo varias líneas temporales en las que vuestro amigo no sufría heridas graves. Pero también existieron otras en las que moría inevitablemente."

Se hizo un silencio incómodo, pero la portadora continuó.

"Si estás buscando castigarte a ti mismo creyendo que podrías haber evitado esto, te diré que no tiene sentido. Muchos de esos pasados se bifurcaron por detalles insignificantes, decisiones sin peso. Incluso en una ruta, intentasteis huir... y Thanatos os mató a todos."

Marco tragó saliva, y con impotencia apretó los puños, clavando la mirada en el suelo.

"Sé que lo de Keipi te está destrozando por dentro... pero deberías intentar controlar mejor tus emociones," comentó Ashley con firmeza, aunque sin dureza.

"Déjame en paz," respondió él, sin mirarla.

"Oye," exclamó Ryan poniéndose de pie, pero Hansel le detuvo con una mano en el hombro.

"No vale la pena," le susurró con un gesto serio.

Ashley se mordió los labios, frustrada, y desvió la mirada, claramente enfadada.

"Lo que sí puedo deciros es esto..." continuó Morgana. "Los individuos que os atacaron están a punto de activar el Nuevo Testamento. En poco más de un mes, esa acción desencadenará el fin de todos los futuros que aún puedo visualizar como portadora. Y eso... eso significará el fin definitivo de Pythiria."

"Entiendo..." murmuró Ryan, sombrío.

"Oye, Morgana," dijo Hansel de pronto, con un tono pensativo.

"¿Qué ocurre?" preguntó ella.

"Dijiste que no podías hablar directamente sobre las Reliquias, pero... ¿sabes leer Lefgesérico?"

Todos giraron la cabeza hacia él al captar la dirección de su razonamiento.

"Sí, sé leerlo," respondió, alzando una ceja con interés. "Y vaya... has atado cabos antes de lo que esperaba. Había visto esta posibilidad en un futuro cercano, y las probabilidades de que surgiera precisamente en esta reunión eran mínimas... y, sin embargo, lo hiciste. Pensaba daros una pista más adelante, pero parece que ya no hace falta."

"¿Q-Qué está pasando?" preguntó Ryan, confuso. "No me entero de nada y empiezo a sentirme como un idiota."

"Yo tampoco tengo ni idea, la verdad," añadió Ashley, rascándose la cabeza.

"Porque pensar no es lo vuestro," soltó Marco sin levantar la mirada.

"¡Serás...!" murmuró Ryan, frunciendo el ceño.

"Lo que Hansel quiere decir," intervino Cecily con tono aclaratorio, "es que Morgana no puede contarnos directamente nada sobre el Nuevo Testamento. Pero sí puede traducirnos el libro que encontramos, ya que solo estaría actuando como intérprete, no revelando futuros. No rompería sus normas con la Deidad ni sacrificaría su tiempo de vida."

"Exacto," confirmó Hansel, cruzándose de brazos.

"¡Qué listo eres!" le dijo Lily con una sonrisa genuina.

"Yo estaba a puntito de pensarlo, ¿eh?" añadió Theo, alzando un dedo.

"No me importaría en absoluto ayudaros a traducir el libro," dijo Morgana con una media sonrisa. "De hecho, eso podría abrir una posibilidad remota de modificar el futuro bloqueado que he mencionado."

"Pero si haces eso... ¿cómo vas a entrenarnos personalmente?" preguntó Marco, volviendo a mirarla con un dejo de duda y cansancio.

"Eso no será un problema. Aunque dije que sería personalmente lo haré a través del uso de una de las reliquias que tengo aquí, especializadas para ese propósito," respondió Morgana con calma. "Sin embargo, tú ahora tienes otra prioridad... ¿no crees?"

"¿Otra prioridad?" replicó Marco, frunciendo el ceño.

En ese instante, alguien llamó a la puerta del despacho.

"Adelante," dijo Morgana con voz firme.

Una joven de impresionante belleza entró en la sala. Su largo cabello azul marino caía en ondas suaves hasta la cintura, y sus ojos zafiro destellaban con una luz profunda. Vestía un elegante vestido blanco con detalles plateados que captaban la luz como si estuviera hecha de cristal y luna.

"¿Majestad? ¿Me había llamado?" preguntó con una reverencia.

"Sí," asintió Morgana. "Permitid que os presente a Nicole Van Astrea. Es la mejor sanadora entre mis filas."

"¿Una sanadora?" repitió Lily, esperanzada.

"¿¡Ella puede salvar a Keipi!?" exclamó Ashley con una sonrisa súbita.

Marco se levantó de golpe y, sin pensarlo, corrió hacia Nicole, tomándola de las manos con desesperación.

"¡Por favor! ¡POR FAVOR!" suplicó, al borde de las lágrimas. "¡Salva a mi amigo! ¡Lo necesito! ¡Él no puede morir!"

Nicole lo observó unos segundos, y su expresión cambió de sorpresa a auténtico temor.

"L-Lo siento, pero..." murmuró, retirando las manos. "No puedo concederle ese favor... a alguien que está tan envuelto en oscuridad como tú."

Marco parpadeó, sin entender, mientras ella se alejaba un paso.

"Disculpadme, majestad," dijo Nicole, bajando la cabeza pero con tono firme. "Me niego rotundamente a realizar esa tarea."

"¿Qué? ¿Oscuridad? ¿Yo?" murmuró Marco, con la voz rota. Las lágrimas comenzaron a brotarle de los ojos. Entonces, presa del dolor y la rabia, la sujetó del vestido y envolvió su puño en llamas. "¿¡ACASO SABES CUÁNTAS VIDAS HE SALVADO!? ¿¡A CUÁNTA GENTE HE AYUDADO!?"

No se lo pensó dos veces. El puñetazo ardiente fue directo hacia ella… pero no llegó.

Ashley apareció como un relámpago y le propinó una poderosa patada en el costado, lanzándolo por los aires. El impacto contra la pared hizo temblar la estancia y agrietó la piedra.

"¡¡YA ESTÁ BIEN!!" gritó ella, con una furia que helaba la sangre.

Marco, aún en el suelo, apagó el fuego de su puño. Al levantar la vista, vio a todos sus compañeros observándolo con rostros desconcertados, horrorizados... como si no lo reconocieran.

Entonces miró a Nicole… y lo que encontró en su rostro no fue desprecio, sino puro miedo.

"L-Lo siento... ¡Lo siento!" gritó, y salió corriendo de la sala, con las lágrimas desbordándosele de los ojos.

"Marco..." susurró Lily, con voz quebrada, mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.

Continuará...

No hay comentarios:

Publicar un comentario