sábado, 7 de junio de 2025

Ch. 159 - Choque entre ataques al unísono

Kanu y Futao combinaron sus magias en un colosal ataque al unísono que parecía haber derrotado a nuestros protagonistas... pero no fue así.

Cuando el vapor se disipó, una semiesfera de acero cubría a los miembros de Emerald Paladins, protegiéndolos del impacto devastador.

"¿¡Qué dices!?" se sorprendió Futao. "¿¡Han bloqueado nuestro ataque con una cubierta de acero!? ¡Es imposible!"

"No..." murmuró Kanu, algo más calmado. "No es solo acero... También han combinado sus magias para defenderse, justo en el último instante."

Así era: nuestros protagonistas habían juntado las palmas de sus manos en el momento final, creando una capa de acero reforzada con la magia de Ashley. El escudo improvisado aguantó lo suficiente como para protegerlos del impacto.

"¡Muy buena esa!" exclamó Marco con una sonrisa, mostrando orgullo por sus compañeros.

"¡Así se hace!" los felicitó Cecily con entusiasmo.

Con un leve gesto, Ryan disparó la semiesfera hacia sus oponentes a toda velocidad, obligándolos a separarse y esquivar en direcciones opuestas.

"¡Parece que evitamos su golpe final!" sonrió el hijo de la dragona, incorporándose con dificultad y con algunas heridas visibles.

"Sí... Pero aún así, ese ataque de antes dolió de verdad," gruñó Ashley, visiblemente molesta.

Los alumnos de Shouri intercambiaron una mirada cómplice.

"Futao, tendremos que ponernos serios si queremos derrotarlos," dijo Kanu con tono grave.

"Tienes razón. No podemos seguir alargando esto… o la maestra se enfadará por jugar con nuestros contrincantes," respondió el lancero, decidido.

De inmediato, ambos comenzaron a liberar energía mágica a raudales.

"Ahí vienen," dijo Ashley, adoptando una postura ofensiva. Las marcas de Hércules brotaron en sus piernas con un brillo intenso. "Esta vez no pienso subestimaros."

"Iremos a por ellos al cien por cien," añadió Ryan, recubriendo sus brazos con una sólida armadura de acero.

Entonces, Futao se metió la mano entera en la boca y escupió una gran cantidad de saliva, que se transformó en decenas de fuegos fatuos. Las llamas atravesaron los cuerpos de nuestros protagonistas sin causar dolor inmediato.

"¿¡Qué!?" exclamó Ryan, alarmado. "¡¿Qué cojones ha sido eso?!"

"Es una técnica molesta," respondió Ashley con seriedad. "Ahora da igual lo que hagamos... su lanza nos cortará sí o sí."

"¡Exacto!" gritó Futao, mientras su lanza se envolvía en un fuego abrasador. "¡Y por cada fuego fatuo que os haya tocado, aumentará el daño que recibáis!"

"¡Entonces solo tenemos que impedir que mueva su lanza!" gritó Ryan, adelantándose con decisión. Iba a invocar varias cadenas para inmovilizar el arma de su adversario.

Pero antes de que pudiera hacerlo, una bandada de águilas de hielo lo golpeó sin piedad. Habían sido disparadas por el arco de Kanu, que los observaba con fría calma.

"¡No os moveréis! ¡La victoria será nuestra!" exclamó el arquero, lanzando otra ronda de proyectiles gélidos.

La usuaria de potenciación se interpuso frente a su compañero y, con una velocidad brutal, lanzó una lluvia de puñetazos que destrozaron a cada uno de los animales de hielo antes de que los alcanzaran.

"¡No subestimes nuestro trabajo en equipo!" gritaron ambos, compartiendo una sonrisa.

Mientras Ashley lo protegía, Ryan invocó dos cadenas que se dirigieron hacia sus enemigos. Pero Kanu y Futao las esquivaron con facilidad.

"¡Mierda!" exclamó la joven, frustrada.

"¡Ahora, Futao! ¡Aprovecha que están juntos!" gritó Kanu.

"¡YAHOOOOO!" rugió el lancero, comenzando a girar su arma para atacar a ambos desde su posición.

Pero entonces, una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Ryan, provocando una incomodidad inmediata en los miembros de Hikari no Umi.

"Os mentí..." murmuró, sacando la lengua. "No fallé."

Tiró con fuerza de las cadenas que supuestamente habían esquivado, y en ese momento, la semiesfera de acero que había lanzado antes regresó a toda velocidad, unida a ambas cadenas. Impactó con violencia en la espalda de Futao, interrumpiendo su ataque y arrojándolo al suelo.

"¡Mierda!" escupió Futao, tosiendo sangre.

"¡Nos la jugaron!" gritó Kanu, atónito, mirando a su compañero en el suelo.

"¡A ver si prestas más atención!" se burló Ashley, apareciendo frente al arquero y propinándole un brutal cabezazo que lo lanzó rodando hasta el borde del cuadrilátero, con un fino hilo de sangre corriéndole por la frente.

"¡Esto no ha terminado!" gritó Futao, incorporándose de un salto mientras volvía a introducir su mano entera en la boca.

"¡No lo permitiré!" exclamó Ryan, invocando una gigantesca serpiente de acero que introdujo, vertiginosamente en sus fauces, al lancero.

Pero fue demasiado tarde.

Futao escupió un chorro masivo de saliva que, en pleno vuelo, se transformó en fuegos fatuos. Estas llamas espectrales se fundieron con su lanza, generando un espíritu ígneo que surgió desde el interior de la serpiente metálica. El fantasma atravesó la bestia, partiéndola en dos y fundiendo parcialmente su estructura.

Simultáneamente, Kanu aprovechó los restos del acero que caían hacia el suelo para impulsarse con un ágil salto y ganar altura. Desde lo alto, disparó una flecha gélida que impactó en el suelo junto a Ashley, generando al instante una prisión helada que la encerró.

Pero la joven no se inmutó. Con solo tensar sus músculos, las marcas de Hércules brillaron en sus piernas, y de un grito rabioso hizo añicos la cárcel de hielo.

"¡Hiciste que me pusiera seria! ¡Ahora no te arrepientas!" bramó Ashley, agachándose para tomar impulso antes de saltar disparada hacia Kanu.

La joven lanzó un puñetazo demoledor, pero el arquero, rápido de reflejos, invocó bajo sus pies un pilar de hielo que lo impulsó en el aire, esquivando el golpe por los pelos. El puñetazo de nuestra protagonista impactó de lleno contra la columna, haciéndola estallar en mil pedazos.

Mientras tanto, cayendo desde las fauces rotas de la serpiente, Futao volvió a envolver su lanza en llamas y disparó una cruz ígnea directamente contra Ryan.

El hijo de la dragona reaccionó de inmediato, generando un escudo de acero en su antebrazo con el que logró bloquear el impacto. Aun así, la colisión lo hizo retroceder varios pasos.

Sin perder tiempo, nuestro protagonista disparó dos ganchos de acero conectados a cadenas que se clavaron en los hombros de Futao. Con un potente tirón, lo estampó contra el suelo con una fuerza brutal.

"¡¡Ahora!!" gritó, levantando al lancero aún encadenado con un leve gesto, dispuesto a rematarlo.

Pero un proyectil gélido surcó el campo a toda velocidad, impactando con precisión quirúrgica en las cadenas y rompiéndolas. Kanu, desde la distancia, había liberado a su compañero.

Futao aterrizó de pie con un ágil giro, retrocediendo hasta reunirse con el arquero. Al otro lado del campo, Ashley se posicionaba junto a Ryan, lista para continuar el combate.

"¡Otra vez, Kanu!" gritó Futao, extendiéndole la mano con determinación. "¡Vamos a acabar con ellos con nuestro fantasma!"

"¡Sí!" asintió el arquero, entrecerrando los ojos con decisión. "¡Pero esta vez haremos el más fuerte de todos nuestros ataques combinados!"

"¡Nosotros también, Ryan!" gritó Ashley, tomando la mano de su compañero con firmeza.

"¡Vamos a por todas!" sonrió el hijo de la dragona, encendido por la adrenalina.

Ambos dúos comenzaron a liberar cantidades ingentes de energía mágica. La tensión en la arena era tal que el público entero se puso en pie, conteniendo la respiración. Después del feroz intercambio de golpes, todo iba a resolverse en un último choque. El momento decisivo había llegado, y nadie quería perdérselo.

"¡Vamos, Ash, Ryan! ¡Demostrad que sois los mejores!" gritó Lily, saltando emocionada.

"¡Eso es! ¡Sois los número uno!" añadió Theo, con los puños cerrados de emoción.

En el campo de batalla, Futao y Kanu unieron sus manos una vez más. Del vínculo nació un colosal espectro compuesto de fuego y hielo que rugía con una intensidad devastadora. Frente a ellos, Ashley y Ryan generaban un gigantesco puño de acero reforzado por el poder físico de la joven, brillante y temblando por la inmensa energía acumulada.

Ambas técnicas colisionaron en el centro del cuadrilátero, provocando una explosión abrumadora que sacudió todo el estadio. El viento generado por el impacto llegó hasta las gradas, despeinando a los espectadores y haciendo crujir las estructuras del recinto. Una enorme nube de humo cubrió el campo por completo.

"¿Qué ha pasado...?" preguntó Cecily, llevándose la mano al pecho, visiblemente nerviosa.

"Madre mía... ese choque fue una auténtica locura..." murmuró Marco, con los ojos bien abiertos.

Poco a poco, el humo comenzó a disiparse, revelando los estragos del enfrentamiento final.

Lo primero que se vio fue a Ryan, tendido e inconsciente fuera del cuadrilátero. Su camiseta estaba hecha jirones, le faltaba un zapato, y su rostro mostraba heridas sangrantes que manchaban la mitad de su piel.

"¡Oh no!" exclamó Lily con la voz quebrada desde las gradas.

Pero en el otro extremo, Futao yacía también inconsciente sobre la arena. Su torso desnudo estaba cubierto de moretones y cortes, y su lanza había volado a varios metros, clavada en la tierra como un símbolo de su derrota.

Todo se reducía ahora a los dos últimos combatientes de pie en el ring: Ashley y Kanu.

Ambos estaban maltrechos, cubiertos de heridas, con la ropa desgarrada. Ashley, completamente descalza, respiraba con dificultad. La sangre que brotaba de sus cuerpos caía al suelo gota a gota. Era evidente que habían llegado al límite.

Jadeando, Kanu levantó la mirada hacia su rival.

"Sois... increíbles", murmuró con una sonrisa débil antes de desplomarse sin fuerzas.

Durante unos segundos, la arena quedó en un silencio sepulcral. Y luego, como si todo estallara a la vez, una ovación ensordecedora inundó el estadio.

"¡LOS GANADORES SON ASHLEY Y RYAN DE EMERALD PALADINS!" anunció la presentadora con entusiasmo, su voz amplificada por los altavoces.

"¡Eso es, perros! ¡Os ganamos!" gritó Ashley entre risas, cayendo de rodillas mientras celebraba la victoria con una mezcla de orgullo, agotamiento y alegría.

Desde la arena, Shouri observaba la escena en silencio. Finalmente, sonrió y comenzó a aplaudir con sinceridad. "Enhorabuena", dijo con voz calmada. "Estuvisteis impresionantes. Debo reconocerlo."

Por otra parte, en las gradas, las dos figuras misteriosas observaban con atención.

"Pese a todo el entrenamiento recibido, sí que les ha costado derrotar a esos dos chavales", dijo la voz femenina, con un matiz de decepción en su tono.

"Bueno, tienes que tener en cuenta que nunca antes habían luchado juntos, y mucho menos con gran parte de su poder restringido por esta pulsera", respondió la voz masculina, alzando el brazo para mostrar la suya. "Y si le sumamos que son discípulos de Shouri, la guerrera legendaria de la que me hablaste... yo diría que estuvieron increíbles."

La silueta femenina soltó un suspiro, bajando ligeramente la mirada.

"Sí... tienes razón. Estaba siendo demasiado dura con ellos, sin considerar todo lo demás. Reconozco, además, que esos dos discípulos están a un nivel altísimo en comparación con el resto de los concursantes."

"Así me gusta, que te jactes de tus errores", sonrió la figura masculina, con un tono despreocupado. "Pero bueno, ahora viene lo bueno... ¡Al fin veré a mi Marco luchar!"

"Sí", dijo la voz femenina, esta vez con una leve sonrisa.

Mientras tanto, en la arena, el equipo médico retiraba con cuidado a los luchadores inconscientes, y los reparadores trabajaban con eficiencia para restaurar la estructura dañada del cuadrilátero.

Marco, nuestro protagonista, permanecía inmóvil. Sus ojos, fijos en los de Shouri, devolvían la misma intensidad que recibían de ella.

"Allá vamos", sonrió la mujer, dando un paso al frente mientras se ajustaba el parche del ojo.

"Un combate más... y llegamos a la final", pensó Marco con determinación.

Continuará...

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