jueves, 12 de junio de 2025

Ch. 163 - Takashi vs Rito

Por las calles empedradas de Accuasancta caminaban Keipi, Yumeki y Hansel, en dirección al hotel donde se alojaban. Tras el agitado encuentro reciente, necesitaban hablar con calma.

Sin embargo, la marcha se detuvo de golpe cuando la espadachina de hielo alzó la vista.

"No me jodas..." murmuró, frunciendo el ceño al ver una pantalla flotante que retransmitía el torneo para los ciudadanos. "¡¿Qué hace él también aquí?!"

Sus dos compañeros se giraron de inmediato hacia ella, sorprendidos. En la pantalla, Takashi subía al cuadrilátero, con espada en mano.

"¡Anda!" exclamó Keipi. "¡Pero si es Takashi! ¿Qué hacen él y los demás aquí?"

"Ah, sí… Están participando en el torneo. Nos los encontramos por sorpresa cuando llegamos a la ciudad, pero solo dijeron que querían el premio." explicó Hansel encogiéndose de hombros. "Nunca aclararon el motivo."

"Tsk… Llevaba años sin verles, y en cuestión de días me cruzo con los dos..." masculló Yumeki.

"Jajajaja, vaya coincidencia." sonrió el monje.

"Oh... parece que lo tiene difícil." comentó Hansel, observando con atención al contrincante de Takashi. "Ese tipo, Rito, es un guerrero bastante conocido en el norte. Su magia es bastante problemática."

"Sí... algo he oído hablar de él también. Si su nombre ha llegado hasta mis oídos, no es porque sea precisamente débil." añadió Yumeki con tono serio.

"Da igual, chicos. Takashi ganará." dijo Keipi con una tranquilidad absoluta, girando sobre sus talones para retomar la marcha hacia el hotel. Sin remedio, los otros dos le siguieron.

"¿Por qué estás tan seguro?" preguntó su maestra, acelerando el paso para ponerse a su altura.

"Porque es Takashi." respondió él, con una sonrisa sincera.

"Tsk..." Yumeki apartó la mirada, cruzándose de brazos mientras intentaba disimular su gesto. "¿Por qué me pone celosa…?" pensó, mordiendo ligeramente su labio inferior.

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Coliseo.

"¡Takashi de Rituals contra Rito de Outlaws! ¡Que empiece el combate!" anunció la presentadora con voz vibrante, desatando el entusiasmo del público.

"¡Vamos, jefe, dale una paliza!" gritó Lola emocionada.

"¡Demuestra de lo que estás hecho!" animó Carter.

"¡Eso, jefe! ¡Nuestro pase a la final depende de ti!" añadió Viktor con una sonrisa confiada.

En el otro extremo del cuadrilátero, Rito se acariciaba la barba mientras escuchaba los vítores dirigidos a su rival. Pero lejos de intimidarse, sonrió con arrogancia.

"Me alegra ver que tienes seguidores, chico. Aunque, francamente, me sorprendió ver a mis alumnas siendo derrotadas por un dúo tan flojo como el que te acompaña." comentó mientras relajaba los hombros y bajaba lentamente los brazos. "Pero no te confundas… No tendrás tanta suerte conmigo."

Dio un paso al frente, y con la voz rugiendo como un trueno. "¡Soy el guerrero que derrotó a una de las bestias legendarias del norte! ¡Soy RITO!"

En ese instante, sus brazos se transformaron con un chasquido metálico en dos imponentes ametralladoras mágicas. De ellas comenzó a disparar una lluvia de proyectiles hechos de energía concentrada, iluminando la arena con destellos violentos.

Takashi salió disparado, esquivando como podía la tormenta de balas mágicas.

"¡A ver cuánto aguantas corriendo!" rugía Rito, sin detener su ataque.

El monje frunció el ceño mientras se desplazaba de un lado a otro, analizando con precisión.

"Tal y como imaginaba por sus combates anteriores…" pensó. "Siempre el mismo patrón: transforma su cuerpo con magia de alteración física para convertirlo en un arsenal. Hace creer que domina el terreno… que tiene el control absoluto."

De pronto, el monje se detuvo.

Con un movimiento fluido, desenvainó su katana y trazó un corte limpio en el aire. De la nada, comenzaron a caer cientos de pétalos de cerezo, flotando con gracia sobre la arena como si una brisa invisible los guiara.

"¿Ya te cansaste de correr?" se burló Rito, apuntando sin piedad con ambas armas.

Pero Takashi no se movió ni un centímetro.

Los pétalos se agruparon frente a él, formando un escudo etéreo de tonos rosados que detuvo sin esfuerzo el aluvión de balas.

"¿Q-Qué demonios…?" murmuró el contrincante, desconcertado.

Takashi lo observó con frialdad, su voz solo un pensamiento calculado.

"Pero si tu rival te demuestra que el control no está en tus manos… si ves que el terreno no te favorece como creías… empiezas a perder la calma. Te comportas como lo que realmente eres… un simple bárbaro."

"¡Me da igual!" rugió Rito, furioso. "¡No me asusta que detengas uno de mis ataques! ¡Tengo muchos más!"

Sus brazos volvieron a mutar, esta vez transformándose en dos gigantescos taladros. Con violencia, los incrustó en el suelo y, tras cargarlos con energía mágica, liberaron una onda sísmica explosiva que se extendió en todas direcciones, levantando polvo y grietas a su paso.

"¡Este ataque no tiene punto ciego!" gritó con orgullo. "¡Un simple escudo como el tuyo no podrá detenerlo!"

Pero Takashi no parecía preocupado. Con un leve impulso, se elevó por los aires acompañado de una estela de pétalos de cerezo flotando a su alrededor, esquivando por completo el ataque enemigo. Desde el cielo, observó la onda destructiva avanzar por el cuadrilátero como un animal desbocado.

"Tal y como pensaba…" suspiró, visiblemente decepcionado.

"¡¿PERO CÓMO?! ¡¿Cómo eres tan listo?!" bramó Rito, perdiendo la compostura. "¡Se nota que eres duro de pelar, pero yo lo soy más!"

Una vez más, sus brazos cambiaron. Esta vez se transformaron en un lanzamisiles. Sin perder un segundo, disparó un enorme proyectil mágico hacia Takashi, que aún se mantenía en el aire.

Con un solo movimiento certero, Takashi desenvainó su katana y cortó el misil por la mitad. La explosión resultante iluminó el cielo, pero él no se inmutó. Aprovechando el impulso, canalizó los pétalos hacia el filo de su espada y descendió velozmente, como una estrella fugaz rosada.

Al alcanzar el suelo, trazó un corte en forma de X sobre el abdomen de Rito. En el mismo instante, los pétalos incrustados en su arma estallaron, desgarrando su cuerpo con múltiples explosiones diminutas. El bárbaro cayó de rodillas, con sangre goteando desde su torso, comenzando a teñír las baldosas del cuadrilátero de rojo carmesí.

"¿C-Cómo te atreves…? ¡Yo soy una leyenda!" exclamó entre jadeos.

Takashi limpió su katana con un movimiento limpio en horizontal, la enfundó con elegancia y respondió, sin alterar el tono de voz: "No eres nada más que un bárbaro del norte al que la suerte sonrió. Tu magia solo resultó efectiva ante una criatura que jamás había visto algo así."

Rito alzó la mirada, desencajado. "¿Qué…?"

"Una bestia milenaria que vivía en regiones remotas jamás podría comprender una magia que transforma el cuerpo en tecnología armamentística. Jugaste con ventaja. Y eso, sin mencionar que probablemente la vejez ya la estaba debilitando por dentro."

"¡Estás diciendo que mi leyenda es una mentira! ¡Que solo fue suerte, y que esa bestia ya estaba moribunda!" gritó, fuera de sí.

Takashi le dedicó una sonrisa serena. "Sí. Y por eso te derroté tan fácilmente."

Chasqueó los dedos.

Los pétalos aún flotando descendieron como afiladas dagas sobre Rito, incrustándose por todo su cuerpo. No lo hirieron de gravedad, pero el dolor fue suficiente para hacerlo caer al suelo, inconsciente.

"¡Y el ganador es Takashi de Rituals! ¡Lo que permite a su equipo pasar a la gran final de mañana!" anunció la presentadora, exultante.

El público estalló en vítores. Lluvias de confeti inundaron las gradas.

"¡Eres el mejor, Takashi! ¡Te como el culo!" gritó Lola, levantando los brazos.

"No hay quien te detenga, tío." sonrió Carter, asombrado.

"¡Menuda clase magistral! ¡Estás en otra liga!" aplaudió Viktor con entusiasmo.

"Vaya trío más escandaloso… pero os quiero." murmuró Takashi con una sonrisa mientras bajaba del cuadrilátero.

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Calles de Accuasancta.

Yumeki y Hansel observaban la pantalla todavía sorprendidos por la victoria del espadachín de los pétalos, mientras seguían su camino.

"Es increíble…" murmuró Hansel, aún procesando lo que había visto.

"Ya ves… Con lo llorica y debilucho que era de pequeño, me sorprende que haya llegado a un nivel tan alto de combate y análisis." comentó la joven con una mezcla de nostalgia y asombro, mientras sacaba otra piruleta del bolsillo. "Debo reconocer que… ya no es el mocoso con el que jugaba de niña."

"Ya os lo dije." sonrió Keipi con orgullo. "¡Él no iba a perder!"

"Sí… Tenías razón." admitió Yumeki, bajando un poco la mirada.

Hansel, más serio, suspiró con resignación. "Aun así, no esperaba que ese tipo fuera un fraude…"

"A veces sucede." reflexionó la espadachina de hielo con una voz más grave. "La suerte se arremolina a tu alrededor, te empuja hacia un título que jamás mereciste. Puedes rechazarlo… o puedes vivir creyéndote la mentira. Y lo peor es que, al hacerlo, arrastras a otros contigo, atrapándolos en tu mundo de falacias."

Keipi se detuvo de pronto frente a una gran puerta de madera tallada.

"Sea como sea… ¡hemos llegado!" exclamó, señalando la entrada del hotel.

"Así que es aquí..." comentó Hansel. "Aquí está la mujer que dijisteis que coincide con mi descripción..."

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Mientras tanto, en el interior de la habitación.

Anaxandra yacía sobre la cama, todavía débil. Su respiración era tranquila, pero el silencio de la estancia se rompió cuando abrió lentamente los ojos.

"¿D-Dónde estoy…?" murmuró con voz temblorosa, mirando a su alrededor, aún confundida.

Continuará…

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