Hotel.
El grupo formado por Marco, Nicole, Hansel, Yumeki y Anaxandra observaba en silencio la televisión del cuarto, donde los equipos comenzaban a entrar en el coliseo. Esa era su señal: había llegado el momento de prepararse para el asalto a la iglesia.
"Es la hora," anunció la espadachina de hielo, mientras se colocaba una enorme capa marrón que cubría por completo su ropa y su rostro. Eran las mismas que habían usado desde su llegada para mantener sus identidades en secreto.
"Rescataré a Gretel." exclamó Hansel con decisión, siguiendo a su aliada y cubriéndose también con la prenda.
"Sí," asintió Marco. "Pero... hay alguien más a quien también debemos rescatar."
"¿Te refieres a esa chica demonio?" preguntó Anaxandra. "Recuerdo que Thanatos y Kinaidos la trajeron consigo y que parecía reconocer a Gretel."
"¡Es verdad! ¡Me había olvidado completamente de ella!" exclamó Hansel, sintiéndose culpable.
"¿De quién habláis?" intervino Nicole, sorprendida. Ella nunca había llegado a conocerla.
"De una valiosa aliada que se entregó voluntariamente para salvarnos la vida," respondió Marco con una leve sonrisa. "Hoy… nos toca a nosotros devolverle el favor."
Acto seguido, se colocó la capucha y cubrió su rostro por completo.
Una vez listos, los cinco salieron por la ventana del hotel, saltando de azotea en azotea, avanzando con determinación hacia la iglesia.
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En las gradas.
Lily y Theo se quedaron boquiabiertos al ver cómo el espadachín aparecía en la arena.
"¿Qué me estás contando...?" murmuró el pequeño, sin apartar la vista.
"¿Ha regresado ya? ¿Y sin avisarnos siquiera?" refunfuñó la hada, cruzándose de brazos. "¡Será caradura!"
"Entonces... ¿quizá Marco se encontró con él? ¿Y por eso no vino hoy?" preguntó Theo, con duda en la voz.
"No tengo ni idea... pero si él está aquí, es porque Marco debe de estar bien... así que, confiemos," dijo la hada, intentando convencerse a sí misma.
"Sí... Él es el emperador. Seguro que está bien," sonrió el pequeño, con renovada esperanza.
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Coliseo.
Los Emerald Paladins seguían completamente desconcertados por la inesperada aparición de su compañero, Keipi, quien, como siempre, mantenía su característica sonrisa despreocupada.
"¿Qué haces aquí?" preguntó Ashley, sin salir de su asombro.
"Es una larga historia, que os contaré con detalle más adelante, cuando tengamos tiempo," respondió con calma. "Lo que sí os puedo adelantar es que Marco y Hansel están bien. Me reuní con ellos y, ahora mismo, están ejecutando un plan secreto para infiltrarse en la iglesia."
"¿Cómo dices?" se sorprendió Cecily, abriendo los ojos como platos.
"Espera, espera, espera, tío..." dijo Ryan, frunciendo el ceño. "¿Qué nos hemos perdido?"
"Entiendo vuestras dudas, chicos, pero... no hay tiempo para explicaciones largas," comentó Keipi con un tono un poco más serio, aunque sin perder la sonrisa. "Lo único que tenéis que saber es que debemos cumplir con nuestra parte del plan: ganar el torneo. Así mantendremos distraídos a todos los posibles miembros de la iglesia y los demás podrán moverse sin muchos obstáculos."
"Pero... a ver... ¡No podemos simplemente quedarnos así!" exclamó Ryan, molesto.
"Yo sí puedo," dijo Ashley con firmeza. "En cualquier momento anunciarán la prueba final y explicarán las reglas. No hay tiempo para dudar. Además... si Marco nos pidió que ganáramos esto, es porque confía en nosotros. Y yo..." hizo una breve pausa, bajando la mirada antes de alzarla con decisión, "pienso hacerlo."
"Yo también opino lo mismo," añadió Cecily. "Keipi es alguien muy valioso para nosotros, y confío plenamente tanto en él como en las palabras de Marco. ¡Tenemos que ganar!"
Ryan suspiró con resignación, llevándose la mano al rostro.
"Está bien... Pero cuando ganemos esto, nos vas a contar todo. Todo, con lujo de detalles," advirtió el hijo de la dragona.
"¡Sin problema!" respondió Keipi con una sonrisa aún más amplia.
En ese momento, una pantalla mágica apareció flotando sobre el coliseo. Era cuestión de segundos para que Aspasia hiciera su aparición estelar.
"Ah, por cierto, chicos. Os traje un regalo," dijo el monje, sacando unas bandanas y entregándoselas a sus compañeros.
"¡Ay, me encanta!" exclamó Ashley, atándose la suya de color naranja alrededor del cuello.
"No soy muy fan de los complementos, pero... la voy a atesorar," sonrió Ryan, colocándose la amarilla atada a la cintura.
"Yo igual. ¡Me parece un detalle encantador y muy tú! Gracias," dijo Cecily mientras usaba la suya, de color rosa, para recogerse el pelo en una larga coleta.
Entonces, la suma sacerdotisa apareció en la gran pantalla frente a todos los espectadores.
"¡Bienvenidos a la gran final del Majestuoso Torneo de Lucha de Aspasia!" exclamó con energía.
"Ahí viene..." dijo Lola, emocionada.
"¿Qué clase de prueba nos tocará ahora?" murmuró Viktor, expectante.
"¡Para el día de hoy, cada equipo usará a todos sus miembros! ¡Da igual si son tres, cuatro o cinco! ¡Todos participarán!" gritó Aspasia, encendiendo los ánimos del público, que respondió con vítores y aplausos.
"¿Todos?" se sorprendió Ryan.
"Suena divertido," dijo Ashley con una gran sonrisa. Se le notaba con ganas de repartir golpes.
"Jajajaja, ¿hay gente a la que deberíamos temer?" preguntó Keipi, curioso.
"Pues... está Terón —explicó Cecily—. No ha recibido ni un solo rasguño en todo el torneo y, para colmo, es una leyenda bélica de la última década. Es, sin duda, uno de los favoritos para ganar."
"No solo él..." añadió Ryan, señalando a su izquierda. "El grupito de los Love Guardians también es fuerte. Son raros de cojones, pero no cabe duda de que son terriblemente poderosos."
"¡Y el grupo enmascarado del fondo! ¡Los que llevan máscaras de araña! Dan muy mal rollo, pero también han demostrado ser fuertes," apuntó Ashley señalándolos.
"¡Ah! ¡Y también está Takashi!" dijo Keipi al reconocerlo entre los concursantes. "Sí que tenemos rivales fuertes, entonces."
"¿No te dará pena enfrentarte a él?" preguntó Cecily, curiosa.
"Para nada," respondió Keipi con su habitual sonrisa. "Porque yo lo derrotaré."
En ese momento, Aspasia anunció la prueba final:
"¡Los ocho equipos se enfrentarán en un todos contra todos dentro de una dimensión paralela —creada especialmente por nosotros para esta ocasión— que recrea una ciudad moderna repleta de rascacielos..." Hizo una pausa dramática, alzando el brazo hacia el cielo. "¡En un intenso y explosivo... BATTLE ROYALE!"
El público estalló: se levantaban de sus asientos, gritaban, aplaudían. La tensión y el entusiasmo se apoderaban del coliseo.
"¿Un todos contra todos...?" murmuró Carter, nervioso.
"Así que podré enfrentarme a Keipi..." sonrió Takashi, mientras apretaba con fuerza la empuñadura de su katana.
"Los ocho equipos serán separados individualmente y colocados en ubicaciones aleatorias dentro de la dimensión," continuó explicando la suma sacerdotisa. "Allí os enfrentaréis con todo lo que tengáis. ¡Podéis interrumpir peleas ajenas o aprovechar la debilidad de los demás, porque todo estará permitido!"
"Suena genial..." murmuró Ashley, visiblemente emocionada.
"Pero si ganamos un combate duro y salimos heridos, podríamos ser un blanco fácil para otro equipo..." reflexionó Cecily, preocupada.
"Supongo que esa es la gracia," comentó Ryan, con los brazos cruzados.
"Cuando un jugador quede inconsciente, será teletransportado inmediatamente a la sala médica correspondiente y descalificado. Pero... ¡además!" continuó Aspasia, levantando un dedo hacia el cielo para captar aún más la atención del público. "Si el líder de un equipo cae derrotado, aunque el resto de miembros sigan en pie... ¡todo el equipo será eliminado!"
"¿¡Cómo!?" exclamó, alarmada, una mujer del equipo de Terón.
"No os preocupéis..." dijo Terón con una sonrisa orgullosa. "Nadie puede derrotarme."
"¡La prueba final no tiene límite de tiempo! ¡Continuará hasta que solo quede un equipo o un único combatiente en pie! ¡Así que mucha suerte... y que gane el mejor!" exclamó Aspasia con una energía contagiosa. "¡En menos de un minuto seréis teletransportados y la batalla comenzará!"
Y entonces, en un parpadeo, todos desaparecieron a la vez.
El cielo de Accuasancta se iluminó con una explosión de magia: decenas de pantallas flotantes surgieron por encima de la arena, mostrando diferentes ángulos de la gigantesca ciudad de rascacielos que habían creado para el combate.
"E-Es... inmenso." murmuró Lily, asombrada por la escala del escenario.
"Me va a doler el cuello." refunfuñó Theo, alzando la cabeza para intentar seguir todas las imágenes a la vez.
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Dimensión de Rascacielos – Ubicación de Terón
El líder de Steel Phantom caminaba con calma por una calle asfaltada, flanqueada por vehículos estacionados y negocios abandonados cuyos carteles luminosos aún parpadeaban débilmente.
"Había visto lugares así en libros... pero estar en uno de verdad es otra cosa," comentó el hombre en voz baja, mientras escaneaba el entorno con cautela.
De repente, el aire vibró. Una presencia se aproximaba.
Terón frunció el ceño, adoptando una postura defensiva al instante. Sus sentidos estaban alerta.
"Viene alguien... y rápido," pensó, mientras reforzaba su cuerpo con magia defensiva, endureciendo su piel hasta convertirla en un muro viviente.
Desde el coliseo, la comentarista narraba el momento con entusiasmo.
"¡Parece que tendremos el primer enfrentamiento del torneo! ¡Alguien se acerca directamente a Terón!"
"¿Quién en su sano juicio iría a por mí primero?" pensaba el favorito con arrogancia, estirando los brazos. "Mi defensa es perfecta. Ni los mejores magos de magia cortante han logrado arañarme. ¡Soy invencible!"
Entonces, otra perturbación mágica se sintió en el aire. Una figura se aproximaba a gran velocidad... deslizándose por encima de una fina masa de agua suspendida bajo sus pies.
Era Keipi.
"¡Pero si es el novato que tomó el mando de los Paladins!" sonrió Terón, confiado. "Un idiota que apareció de la nada y cree que puede derrotarme. ¡Está perdido!"
El monje no respondió. Solo adoptó una postura ofensiva y llevó la mano al mango de su katana.
Desde las gradas, la tensión era palpable.
"¿Pero qué hace ese loco?" exclamó Lily, al borde del pánico. "¡¿No sabe que Terón es el más difícil de vencer?!"
"Acaba de llegar, mujer… No creo que lo sepa..." suspiró Theo con resignación.
"¡Se confirma! ¡El primer enfrentamiento será entre Keipi y Terón, dos líderes cara a cara en el arranque del Battle Royale!" gritó la presentadora, mientras la multitud contenía el aliento.
En la dimensión, nuestro protagonista aceleró, reduciendo en segundos la distancia que lo separaba de su enemigo.
Entonces, en un solo instante, Keipi desapareció de la vista. Un corte limpio. Un movimiento casi invisible.
Apareció detrás de Terón. Ya había enfundado su katana.
Un silencio cortante se apoderó de la arena.
El gigantesco guerrero titubeó.
"¿C-cómo... lo hiciste?" alcanzó a decir, antes de que decenas de finos cortes surgieran a lo largo de su cuerpo. La sangre brotó como si lo hubieran atravesado agujas invisibles.
"No fue nada especial," respondió Keipi con serenidad, dejando ver en su muñeca la misma pulsera que llevaban sus compañeros. "Solo usé el poder de mi Kami para potenciar mi espada... algo que no habría funcionado si hubieras usado tus marcas de Heracles para reforzar todavía más tu defensa. Pero pecaste de confiado."
"M-mierda..." susurró Terón antes de quedar completamente inconsciente y, acto seguido, desaparecer, siendo teletransportado fuera de la dimensión.
En ese mismo instante, los demás miembros de Steel Phantom también fueron expulsados del campo de batalla.
El coliseo quedó mudo. Y entonces... Estalló la ovación.
"¡INCREÍBLE! ¡EN MENOS DE CINCO MINUTOS, LOS EMERALD PALADINS HAN ELIMINADO AL FAVORITO DEL TORNEO DE UN SOLO ATAQUE!" rugió la presentadora, encendiendo al público.
Keipi miró directamente a una de las cámaras flotantes y, sin perder la sonrisa, alzó dos dedos en señal de victoria.
Continuará…
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