domingo, 22 de junio de 2025

Ch. 172 - Marco vs Nathalie

Sala de engranajes.

Nathalie convirtió su sombra en un enorme taladro que se lanzó con furia hacia nuestros protagonistas. Marco reaccionó al instante, invocando fuego bajo sus pies para esquivar el ataque con un ágil salto, llevando a Nicole consigo.

"Mierda..." pensó el joven, apretando los dientes mientras aterrizaban. "Si sigo dudando, fallaremos esta misión. No quiero volver a sentir lo mismo que aquella vez, cuando dejé que mis emociones me paralizaran y sentí que fallé por completo a mis amigos..."

"¿Estás bien?" preguntó la sanadora, acariciándole suavemente el brazo.

"S-Sí..." respondió él, respirando hondo.

"Y además… tengo el deber de protegerla. Quiero que Nicole esté a salvo. No puedo permitirme flaquear. Si la única forma de salvar a Nathalie es derrotándola... ¡entonces lo haré!"

Marco encendió sus tobillos una vez más y, con Nicole en brazos, surcó la sala como un proyectil de fuego, esquivando los nuevos taladros sombríos que surgían del suelo. Al llegar a la entrada, la dejó con cuidado detrás de la puerta.

"Tú quédate aquí. Pase lo que pase, no salgas. No quiero que te ocurra nada", dijo con decisión, mirándola a los ojos antes de darse la vuelta.

"Está bien... pero ten mucho cuidado", respondió Nicole, ocultándose tras la puerta, sin apartar la vista de la batalla. "Yo tampoco quiero que te pase nada..."

Marco se giró hacia Nathalie, se agachó, envolvió su cuerpo en llamas y se impulsó hacia adelante con brutal velocidad. La semi-demonio alzó de inmediato un muro de oscuridad frente a ella, pero nuestro protagonista giró en el último segundo, rebotó en la pared lateral con una patada y cambió de trayectoria, impactando a su antigua compañera con una embestida ígnea que la lanzó contra los engranajes giratorios.

"¡Esa ha sido buenísima!" exclamó Nicole, sonriendo con emoción.

Marco aterrizó y se reincorporó. Su respiración era pesada, pero su determinación, firme.

"Lo siento, Nat... Sé que no te mereces esto", murmuró, apretando los puños. "Pero es la única forma de devolverte a ti misma. Esta vez no voy a dudar. Haré lo que tenga que hacer para proteger lo que importa."

Nathalie, sin pronunciar palabra, se levantó lentamente. Sus ojos, vacíos como la noche, lo observaban sin emoción alguna.

"Es doloroso verla en ese estado... pero confío en que Marco podrá derrotarla y sacarla de esa oscuridad que la rodea." pensaba Nicole, observando desde su escondite con el corazón encogido.

La semi-demonio dio un paso adelante. Su sombra se expandió de golpe como una mancha viva, cubriendo el suelo a su alrededor. Sin emitir sonido alguno, extendió ambos brazos y de su espalda surgieron espinas negras, afiladas como lanzas, flotando en el aire como un enjambre listo para matar.

Marco chasqueó los dedos. Una llamarada le envolvió el cuerpo como un aura incandescente. Dio un paso, luego otro… y se lanzó hacia adelante con una estela de fuego rugiendo tras de sí.

Las espinas volaron. Marco giró sobre sí mismo, creando una barrera circular de fuego que las desintegró en el aire. Pero en cuanto avanzó, la sombra se alzó como una lengua viva del suelo y le sujetó la pierna izquierda. Un segundo después, una columna oscura emergió en vertical, como una trampa, buscando aplastarlo.

Nuestro protagonista reaccionó al instante. Se impulsó con el fuego de su espalda, soltando una onda expansiva que le permitió liberarse y elevarse por los aires. Desde arriba, reunió llamas en sus palmas y descendió como un meteoro. Nathalie levantó una pared de sombras que detuvo el impacto… pero la onda resultante sacudió toda la sala de engranajes, haciendo que varias estructuras metálicas se desprendieran de su sitio.

Una ráfaga de humo y polvo se expandió por la sala. Entre los engranajes temblorosos y el aire vibrando por el calor, Marco aterrizó de pie, resollando. El suelo bajo él estaba calcinado, formando un círculo de cenizas que contrastaba con la negrura viscosa que comenzaba a reconquistarlo.

Desde el otro extremo, Nathalie surgió de entre las sombras como una aparición. No había una pizca de emoción en su rostro, pero su sombra palpitaba con violencia. Sin mover los pies, se deslizaba sobre la oscuridad que la transportaba, y al acercarse a nuestro protagonista, su brazo derecho se alargó en una lanza oscura que se disparó a velocidad vertiginosa.

Marco lo esquivó agachándose. El filo rozó su mejilla, dejando una línea de sangre. Pero el fuego no titubeó. Reuniendo el calor en sus puños, lanzó un gancho ascendente cubierto en llamas que rasgó el aire. Nathalie retrocedió, pero el golpe incendió parte de su sombra, obligándola a retroceder aún más entre destellos ígneos que crujían como madera seca.

No se detuvieron.

Nathalie se elevó con un salto, girando en el aire mientras lanzaba una lluvia de cuchillas de sombra desde sus brazos extendidos. Marco giró sobre sí mismo una vez más, creando una espiral de fuego ascendente que evaporó muchas de las cuchillas antes de que tocaran el suelo. Pero tres de ellas atravesaron su defensa y se clavaron en su hombro izquierdo, su costado y su muslo. El dolor lo hizo frenar en seco, pero no cayó.

Con la sangre fluyendo y el calor aumentando, nuestro protagonista se impulsó hacia ella con un rugido silencioso. Un vendaval de fuego surgió de sus pies. Se acercó, cuerpo a cuerpo, y lanzó una serie de puñetazos ígneos, cada uno más rápido y más potente que el anterior. Nathalie apenas se defendía. Su sombra formaba escudos y látigos que chocaban contra los ataques, generando ondas de oscuridad y calor que deformaban el aire a su alrededor.

Un puñetazo se coló entre su defensa. La llama impactó en su abdomen, lanzándola hacia atrás como una marioneta cortada. Antes de que tocara el suelo, su sombra se estiró para amortiguar la caída, la sostuvo flotando un segundo... y luego la disparó de vuelta como una bala directa a Marco.

El choque fue brutal. Ambos colisionaron con una fuerza descomunal. Un anillo de fuego y sombra explotó en el punto de impacto, haciendo vibrar todo el engranaje central.

Entre el fuego chispeante y la oscuridad ondulante, sus figuras apenas eran visibles. Un juego de siluetas que chocaban, saltaban, esquivaban y se golpeaban con una precisión milimétrica. Fuego que trazaba líneas naranjas en el aire. Sombra que se deslizaba por las paredes como tinta viva. Ninguno retrocedía. Ninguno se detenía.

Sin embargo, algo cambió por completo. Nathalie chiscó los dedos, y al instante su cuerpo fue envuelto por una oscuridad más densa, que se retorcía como una criatura viva. Su forma se distorsionó. Sus cuernos se alargaron, sus alas de sombra se desplegaron con violencia, y su poder oscuro se disparó, haciendo que la sala entera se sumiera en un escalofrío abrumador.

Marco entrecerró los ojos al verla. No dijo nada. Solo se quitó la pulsera retenedora de su muñeca izquierda y la dejó caer al suelo con un leve tintineo metálico.

Las llamas que lo rodeaban parpadearon por un segundo, apagándose… solo para encenderse de nuevo, esta vez más intensas, más vivas. El fuego anaranjado fue teñido lentamente de un azul resplandeciente que quemaba con el doble de intensidad. Su aura ahora vibraba como una tormenta de calor celestial.

Desde su escondite, Nicole apretó las manos contra su pecho.

"Ánimo..." pensaba, con el corazón latiendo con fuerza. "Marco... tú puedes con esto."

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Dimensión del Battle Royale.

Tres de las varas de Lola se elevaron a máxima velocidad, disparándose como proyectiles arcanos contra Pinoccio. El enemigo reaccionó con una sonrisa maniaca, transformando su brazo derecho en un grueso escudo que resistió el impacto sin apenas ceder terreno.

"¡Jajajaja! ¡Muere, colega!" gritó con desenfreno, deformando el escudo en un gigantesco cañón, que rugió al disparar una esfera de energía mágica concentrada.

"Mierda..." masculló Lola, lanzándose desde su vara justo a tiempo para esquivar la explosión.

Pero Pinoccio no le dio respiro. Saltó con agilidad antinatural, y en pleno aire generó un martillo en su mano que estampó de lleno contra el rostro de la chica de Rituals. El golpe fue brutal. La joven cayó con violencia, dejando un rastro de sangre mientras su frente se teñía de rojo.

"¡Joder!" gruñó entre dientes. "Me... estoy quedando sin energía mágica..."

La marioneta aterrizó, se agachó y hundió la cabeza bajo el asfalto. Un segundo después emergió de nuevo, triplicando su tamaño. Su mandíbula se abrió grotescamente para revelar un cañón láser que ocupaba por completo el ancho de la carretera.

El disparo fue devastador. La ráfaga golpeó de lleno a Lola, lanzándola decenas de metros por los aires hasta estrellarse contra la pared de un edificio cercano. Su cuerpo se desplomó al suelo sin fuerza, temblando. Estaba al borde del colapso.

"¡Oye! ¡No te me desmayes ahora! ¡Me falta un disparo más!" gritó Pinoccio con voz distorsionada, preparando una segunda descarga.

"Se acabó..." pensó Lola, incapaz de mover un solo músculo. Su visión se nublaba. Ya no podía mantenerse en pie.

Y entonces, algo cayó del cielo.

Una figura descendió a toda velocidad, colocándose frente a ella. Cruzó los brazos y los posicionó con firmeza. La segunda ráfaga impactó de lleno… pero el desconocido apenas retrocedió unos centímetros. El suelo crujió bajo sus pies, el aire se volvió denso por la presión, y todo se cubrió de humo.

Pinoccio recuperó su forma habitual y corrió hacia la nube de polvo, dispuesto a confirmar la derrota de su oponente… pero algo le hizo detenerse.

"¿Qué...? ¿Otra persona?" murmuró, dando un salto hacia atrás con cautela.

La humareda se disipó poco a poco, revelando la figura de un joven. Sus brazos estaban cubiertos con acero templado. El ataque había sido completamente detenido gracias a él.

"R-Ryan..." susurró Lola, esbozando una pequeña sonrisa antes de perder el conocimiento y ser teletransportada.

"Puedes descansar, amiga." dijo Ryan con voz firme, sin apartar la vista del enemigo. "Yo me encargaré de darle una lección al narizotas este."

"Jejejeje... ¡Un nuevo juguete!" celebró la marioneta, relamiéndose de emoción.

Continuará…

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