lunes, 23 de junio de 2025

Ch. 173 - Ryan vs Pinoccio

Con la caída de Lola a manos de Pinoccio, el número de jugadores en el Battle Royale se redujo a la mitad. Los frentes abiertos se multiplicaban, y el sendero hacia la final se estrechaba con rapidez.

Ryan había salvado a la usuaria de varas de un ataque mortal. Ahora, con el deseo de vengarla ardiendo en su pecho, se plantaba frente a la marioneta endemoniada de Love Guardians.

"¡Eres mi nuevo juguete! ¡Y estoy deseando romperte!" chilló Pinoccio, lanzándose a la carga con una risa chirriante.

"No soy el juguete de nadie… Solo soy un guerrero más que hábil", replicó Ryan con frialdad, haciendo brotar cadenas del suelo que se dispararon con violencia hacia su enemigo.

Pero la marioneta no se dejó atrapar. Un propulsor emergió de su espalda con un chasquido mecánico, y comenzó a volar esquivando los eslabones metálicos con movimientos erráticos y precisos. Cerró la distancia en un instante y materializó un martillo en su brazo, con el que descargó un ataque demoledor.

Ryan cubrió su antebrazo con acero reforzado, bloqueando el golpe con un gesto firme. El martillo estalló en pedazos contra la defensa férrea de nuestro protagonista.

"Tsk", gruñó Pinoccio, creando una sierra giratoria en su otra mano.

Pero antes de que pudiera usarla, el hijo de la dragona extendió la palma y disparó una esfera de acero que impactó de lleno en el pecho de la marioneta, haciéndola retroceder tambaleante.

"¿Y tú le diste problemas a Lola?" sonrió con sorna.

"¡Pues claro!" gritó el muñeco, clavándose las manos en el pecho de madera. Lo abrió como si fuera un armario, liberando cinco mini-Pinoccios que saltaron directos hacia Ryan. "¡Soy fuerte, no me subestimes!"

El usuario de acero agitó sus cadenas para detenerlos, pero las pequeñas marionetas se movían con agilidad acrobática, esquivando los eslabones como si jugaran al escondite. En un instante, se aferraron a su cuerpo.

"¡Boom!" gritó Pinoccio, señalándolos con teatralidad.

Las cinco copias estallaron en una ráfaga de humo negro y fuego, envolviendo a Ryan en una nube espesa de ceniza.

"¿Qué te pareció eso?" rió Pinoccio con los ojos inyectados de emoción.

"¡Insuficiente!" rugió Ryan desde el interior de la humareda.

Su brazo emergió cubierto de acero denso, alargado y afilado como una viga. Lo estiró con fuerza hacia el muñeco.

Pinoccio reaccionó justo a tiempo. Se arrancó el propulsor con un chasquido seco y dio un salto lateral, esquivando por centímetros el ataque y quedándose volando en el aire. Mientras tanto, la figura de Ryan emergía del humo: tenía quemaduras en el torso, la camiseta desgarrada, y una de las perneras del pantalón casi reducida a jirones. Pero aún estaba en pie.

"¡Jajajaja! ¡No eres tan fuerte como crees!" chilló Pinoccio, activando de nuevo sus propulsores y tomando altura. Desde su pecho, comenzó a disparar misiles como si fuera una batería antiaérea.

Ryan retiró el acero que quedaba en su cuerpo y, con un giro ágil, disparó un gancho metálico desde la palma de su mano. El proyectil se enganchó en lo alto de un edificio, permitiéndole impulsarse con velocidad vertiginosa tras su enemigo.

No se detenía. Disparaba un segundo gancho desde la otra mano y se balanceaba entre edificios, esquivando los misiles con precisión milimétrica. Cada explosión retumbaba tras él, pero ni una lo alcanzaba.

Saltaba de estructura en estructura, y cuando un cartel publicitario se interpuso en su camino, soltó los ganchos, corrió verticalmente por la superficie del anuncio… y disparó varias cuchillas desde sus brazos.

Los proyectiles férreos surcaron el aire directo hacia Pinoccio, que los esquivó por poco, girando con una voltereta aérea.

Pero Ryan no lo dejó escapar. Disparó un nuevo gancho, enganchándose a una antena y lanzándose de nuevo hacia él. 

Al haber distraído a su enemigo unos segundos con su último ataque, la distancia se redujo lo suficiente como para que sus ofensivas pudieran alcanzarlo. Aprovechando el momento, el hijo de la dragona esquivó el último aluvión de misiles balanceándose ágilmente entre los edificios, y lanzó desde su pecho un segundo gancho que se incrustó de lleno en el torso de la marioneta.

"¡Te tengo!" exclamó mientras cubría su cabeza con acero sólido.

"¡Mierda! ¡¿Cuándo se acercó tanto?!" gritó Pinoccio, alarmado.

Ryan comenzó a recoger la cadena, atrayendo al guerrero de Love Guardians a toda velocidad. Cuando lo tuvo al alcance, descargó un cabezazo brutal, reforzado con metal, que impactó de lleno en el rostro de la marioneta. El golpe lo lanzó como un proyectil contra la fachada de un edificio cercano, atravesando la cristalera y desapareciendo entre los escombros.

El hijo de la dragona aterrizó con fuerza sobre el asfalto, retiró el metal que cubría su rostro y se tomó una bocanada de aire, empapado en sudor y tensión.

"Esto sería mucho más fácil si usara la pulsera… Pero necesito demostrarme que puedo ganar sin ella." reflexionó, mientras su pecho subía y bajaba con fuerza.

Entonces, un estruendo sacudió toda la zona. El suelo vibró. Las estructuras crujieron.

Frente a él, el edificio en el que Pinoccio había desaparecido empezó a deformarse. Primero surgieron brazos de madera que rompieron los muros, luego piernas, y finalmente una cabeza descomunal emergió desde la cima.

Un Pinoccio gigantesco, del tamaño de un rascacielos, se alzó sobre la ciudad.

"¡NO TE ESCAPARÁS!" rugió con una voz distorsionada, intentando aplastar a Ryan con la palma abierta de su colosal mano.

El joven reaccionó al instante: disparó dos ganchos con cadenas desde su espalda, que se fijaron a los edificios del otro lado de la calle. El mecanismo lo impulsó hacia atrás, justo a tiempo para esquivar el golpe… pero el impacto contra la pared fue violento. Su espalda crujió al chocar contra el concreto.

"M-Mierda..." gruñó, tratando de ponerse en pie entre los escombros.

"¡NO ESCAPARÁS!" repitió el coloso, comenzando a perseguirlo.

La escena era dantesca. Ryan, herido y jadeante, corría por una inmensa avenida, mientras detrás de él una marioneta monstruosa arrasaba todo a su paso. Edificios colapsaban como piezas de dominó, y el suelo temblaba con cada paso del titán.

"¡Joder, algo tengo que hacer, mierda!" masculló desesperado, buscando una salida, un punto débil, cualquier cosa.

"¡MUERE, JUGUETE DE ACERO!" chilló Pinoccio, golpeando el suelo con ambos puños. El asfalto se resquebrajó, y la onda de choque levantó a Ryan por los aires. Cayó y rodó sobre el pavimento, magullado, aturdido.

Pero no podía rendirse.

Se levantó de un salto, tambaleante, con la sangre tiñéndole el rostro de escarlata. Respiraba con dificultad.

"Joder..." jadeó, mirando la pulsera retenedora en su muñeca. "¿Debería quitármela?"

Por un momento, pensó en romper su promesa con Morgana y desatar todo su poder contra Pinoccio. Pero justo entonces, algo frente a él despertó una chispa de ingenio.

La calle se curvaba hacia la izquierda, pero el rascacielos que se alzaba imponente ante sus ojos ofrecía una alternativa. Sin dudarlo, lanzó sus ganchos y comenzó a ascender por su fachada a toda velocidad, trepando como una araña de acero por la superficie metálica del edificio.

"¡¿Te has vuelto loco?! ¡No tienes forma de ganar!" gritó Pinoccio, incorporándose sobre sus dos piernas. Su altura era más de la mitad de altura del edificio.

"¡No estoy loco! ¡Solo estoy usando mi cabeza, como quería mi maestra!" respondió Ryan, dando una palmada.

En ese instante, las vigas de acero que soportaban el piso inferior del rascacielos se soltaron y volaron a toda velocidad hacia él. El edificio, privado de su estructura clave, comenzó a inclinarse peligrosamente… cayendo directamente sobre la marioneta, que tuvo que usar ambas manos para intentar sostenerlo y evitar ser aplastado.

"¡¿Crees que esto me va a detener?!" gritó Pinoccio, aunque en su voz ya asomaba un tono de pánico.

"Claro que sí." sonrió Ryan, ahora completamente cubierto por una armadura de acero brillante. "¡Porque soy el caballero de la dragona de cristal!"

Y sin más, se lanzó desde lo alto del rascacielos. Las vigas que había convocado lo siguieron, volando en espiral tras él. En pleno descenso, Ryan entrelazó sus manos, concentró las vigas y las compactó formando una esfera de acero giratoria, que disparó directamente hacia la boca abierta del enemigo.

Pinoccio no tuvo tiempo de esquivar. La esfera entró por su garganta y su cuerpo tembló. Una de sus rodillas cedió bajo el peso, y el edificio se le vino encima con más fuerza.

"Me cago en todo..." murmuró la marioneta.

Ryan aterrizó unos metros más atrás, con el polvo aún flotando en el aire deshizo la armadura que cubría su cuerpo. Levantó el brazo, extendió el pulgar… y lentamente lo bajó.

En ese momento, decenas —no, cientos— de cadenas brotaron de la esfera que el enemigo había tragado, perforando su cuerpo desde el interior en múltiples puntos. Las manos de Pinoccio soltaron el edificio, y su otra pierna también colapsó.

"Papá..." murmuró la marioneta, mirando el cielo, resignado. "¿Fui un buen niño?"

Un segundo después, el edificio se desplomó sobre él. La onda de choque sacudió el entorno y levantó una nube de polvo. El viento agitó la ropa y el cabello corto de Ryan, que seguía en pie… con una sonrisa arrogante en el rostro.

"¡PARECE QUE EL GANADOR DEL ENFRENTAMIENTO ES RYAN DE EMERALD PALADINS!" gritó la presentadora, eufórica. "¡PERO! ¡ESPERAD! ¡¡AÚN HAY MÁS!!"

Las cámaras enfocaron de nuevo al joven, que apenas podía mantenerse de pie. Frente a él se aproximaba Lovette, la líder de los Love Guardians.

"Oh... Su compañera..." murmuró Ryan, adoptando una postura defensiva. "No sé si estoy en condiciones para otra batalla... pero haré lo que sea necesario para ganar."

"No hará falta", respondió Lovette con frialdad.

En un parpadeo, la joven de cabello rosa desapareció de su vista y, un segundo y medio después, estaba detrás de él.

"Porque ya fuiste derrotado", susurró con su tatuaje brillando levemente en su brazo.

De pronto, el cuerpo de Ryan se llenó de cortes invisibles que lo hicieron sangrar de inmediato, tiñendo el asfalto de rojo. El chico cayó de rodillas, atónito.

"M-Mierda... ¿Qué fue ese ataque?" pensó, mientras perdía el conocimiento. "Chicos... Lo siento..."

Un instante después, fue teletransportado fuera del campo de batalla.

"¡Oh no!" exclamó Lily desde las gradas.

"¡¿Derrotó a Ryan tan fácilmente?!" se sorprendió Theo.

"¡LOVETTE APROVECHÓ EL ESTADO DE DEBILIDAD DE SU ADVERSARIO Y VENGÓ A SU COMPAÑERO CON UN SOLO MOVIMIENTO! ¡ES OTRA INCREÍBLE VICTORIA PARA LOVE GUARDIANS! ¡QUIÉNES SE CONVIERTEN EN LOS PRIMEROS EN ELIMINAR A UN MIEMBRO DE EMERALD PALADINS!" anunció la presentadora, avivando los gritos de la multitud.

Pero dentro del campo de batalla, Lovette no celebraba.

"¿Así está bien...? ¿Está bien que mi camino se siga llenando de sangre?" se preguntó en voz baja, con la mirada perdida y una expresión de melancolía en el rostro.

Continuará...

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