martes, 5 de agosto de 2025

Ch. 196 - Al final, solo soy una semi-demonio chulísima

Tras una intensa batalla contra la apóstol de las vibraciones, Nathalie se vio obligada a tomar su aspecto demoníaco para poder hacerle frente. Ahora, el combate ascendía a un nuevo nivel.

"¿Y qué si tienes esa forma? ¡Nada puede asustarme! ¡He sido invisible toda mi vida para el resto, así que una simple semi-demonio no va a hacerme retroceder!", gritó Phoné, llena de rabia y energía mientras saltaba desde lo alto de la farola en la que se encontraba.

En pleno salto, generó cinco calaveras vibratorias a máxima potencia y, sin un ápice de duda, las disparó directamente hacia su enemiga.

Sin miedo y sin moverse ni un solo centímetro, Nathalie empuñó su guadaña oscura y se lanzó de frente, haciendo crecer el filo en pleno vuelo. Las calaveras venían a toda velocidad… pero esta vez, no se detuvo.

"¿¡De verdad crees que ahora va a funcionar!? ¡Ilusa!", exclamó la apóstol, llena de emoción.

Pero para su sorpresa, esta vez la guadaña sí cortó las calaveras por la mitad, haciéndolas estallar en el cielo una tras otra, abriéndose paso entre las explosiones. Y desde ahí, Nathalie emergió como un proyectil oscuro impulsada por sus alas demoníacas, directa hacia Phoné.

"¡Esta vez es distinto!" rugió, mientras el filo de su arma volvía a su tamaño normal. "¡Cuando estoy en mi forma humana, uso sombras formadas por las imperfecciones del entorno…! ¡Pero en mi forma demoníaca, invoco oscuridad pura! ¡Una que ni siquiera tus mejores vibraciones pueden atravesar!"

En un solo movimiento, Nathalie arremetió con su guadaña y conectó un tajo brutal. El edificio que se alzaba detrás de su contrincante se partió en diagonal… y, como una extensión de ese mismo corte, una profunda herida oscura cruzó el cuerpo de la apóstol.

Phoné salió despedida, rodando por el suelo entre escombros y polvo, con sangre escapando visiblemente de su costado. Su respiración se volvió entrecortada, y un zumbido agudo nublaba su audición.

"Si no hubiera creado un escudo vibratorio justo a tiempo… me habría partido en dos", pensó, con el rostro tenso por el dolor. "Sin duda alguna, ese ataque... fue diferente a todo lo anterior."

Miró a su rival con impotencia. Por primera vez, comprendió que apenas tenía posibilidades. Lo que tenía delante no era simplemente una enemiga… era una verdadera criatura de las sombras. Un demonio en toda regla. Y nada de lo que había hecho hasta ahora parecía afectarla.

"Siempre fui invisible para el resto...", pensaba mientras se llevaba una mano temblorosa al pecho. "Pero Aspasia y los demás... ellos siempre me vieron. Aunque me llamaban la apostol más débil, lo hacían con amor. Yo… no puedo caer aquí. Tengo que ganar... ¡Por Aspasia, y por Yumeith!"

De pronto, colocó ambas palmas sobre su cabeza. Su cuerpo empezó a vibrar de forma descontrolada, una furia contenida a punto de estallar. Su carne temblaba, sus pupilas palpitaban como un metrónomo fuera de control. Poco a poco, comenzó a convertirse en un espectro de masa blanca, brillante y deformada por la energía.

"¿Q-Qué está haciendo…?", murmuró Nathalie, completamente anonadada ante la transformación.

"¡BRAND NEW MESSIAH!" proclamó Phoné, bautizando con furia su nueva forma mortal.

En un abrir y cerrar de ojos, apareció frente a Nathalie y le asestó un brutal golpe con la palma de la mano en el estómago. El impacto fue tan demoledor que la semi-demonio salió disparada por los aires, y el suelo a su paso se resquebrajaba bajo la violencia de las vibraciones.

Nuestra protagonista quedó tendida en el centro de la plaza, aturdida. Apenas tuvo tiempo de levantar la vista cuando vio a Phoné caer sobre ella como un meteorito enfurecido.

Con un impulso instintivo, se reincorporó de un salto, esquivando el impacto. La plaza estalló. El suelo se fracturó en pedazos flotantes que comenzaron a levitar, como si la gravedad misma hubiera perdido el control.

Sin perder tiempo, Nathalie extendió sus alas demoníacas y se elevó. Con un movimiento de manos, orquestó las sombras del entorno, que emergieron como filos afilados de oscuridad dirigidos hacia su enemiga.

Pero Phoné los esquivó todos al impulsarse con ondas vibratorias, saltando entre los bloques flotantes de piedra. Alcanzó una altura mayor que la de su rival, alzó las manos y generó una sinfonía mortal de calaveras vibrantes.

"¡Skull Orchestra!" gritó, lanzándolas todas a la vez.

Desde el cielo, las calaveras descendieron como una lluvia apocalíptica. Sin embargo, Nathalie no se inmutó. Miró hacia arriba, con determinación ardiendo en sus ojos. Deshizo su guadaña con un gesto y abrió sus alas de par en par.

"Al igual que ellos... soy una paladín de Marco", pensó mientras se impulsaba hacia las calaveras. "¡No voy a caer! ¡No cuando aún tengo algo que proteger!"

Aleteó con fuerza, y de sus alas emergieron cientos de proyectiles oscuros que interceptaron a las calaveras en pleno vuelo, haciéndolas estallar en una sinfonía de explosiones brillantes. La presión generada fue tal que las farolas del lugar se elevaron varios metros antes de estallar.

Phoné rugió de rabia y se lanzó con un puñetazo directo. Nathalie hizo lo mismo. Ambas chocaron en el aire, una masa de oscuridad contra una masa de luz blanca, generando un vórtice de poder que vibró por toda la ciudad.

"¡DESAPARECE, DEMONIO!" gritó Phoné, con los ojos inyectados en fervor.

"¡NO VOY A DESAPARECER DE NUEVO! ¡GANARÉ PORQUE SOY SU AMIGA!" replicó Nathalie, con voz firme.

En ese instante, nuestra protagonista recordó cómo, poco a poco, empezó a sentirse comprendida en un mundo que nunca pareció hecho para alguien como ella.

Su viaje hacia la humanidad comenzó el día en que Juju la encontró. Aquel mago excéntrico la acogió sin miedo, sin prejuicios… y la crió como si fuera su propia hija. Juntos compartieron días de estudio, risas, silencios cómodos y largas noches de entrenamiento. En su pequeña casa apartada del mundo, Juju se convirtió en su primer hogar y en su primer pilar. Él le enseñó a dominar la oscuridad, no como una maldición, sino como una herramienta para proteger, para resistir, para ser libre.

Pero cuando lo perdió, un hueco se abrió en su pecho. Un hueco frío, tan vasto que pensó que nadie volvería a llenarlo. Creyó que jamás encontraría a nadie que la viera como lo hizo él.

Hasta que conoció a Marco… y a los demás.

Ellos no la miraron con temor. No cuestionaron su linaje, ni le exigieron esconder su herencia demoníaca. La aceptaron. La defendieron. Arriesgaron su vida para liberarla cuando Sophia la encadenó con magia mental. La trataron como una compañera. Como una amiga. Como alguien valiosa.

Y por eso, Nathalie no podía permitirse perder. No podía fallarles. Ni a Juju. Ni a Marco. Ni a sí misma.

No ahora.

Ella debía ganar. Porque era fuerte. Porque lo había elegido. Porque… era Nathalie.

Sus alas oscuras se extendieron al máximo y, en un estallido de energía, se cerraron en torno a ambas, formando una esfera de tinieblas que las envolvió por completo.

"¡DARK HUNTER!" exclamó Nathalie, con los ojos tornándose de un rojo brillante que brillaba intensamente en medio de la oscuridad absoluta.

En un solo movimiento, su silueta se desvaneció entre las sombras, y la esfera oscura explotó en todas direcciones, liberando una violenta humareda negra que envolvió la plaza como una tormenta.

La primera en caer fue Phoné.

Su cuerpo, ya sin energía, descendió brutalmente mientras regresaba a su forma humana. Estaba inconsciente, cubierta de heridas, y su caída terminó con un golpe seco contra el suelo.

Pocos segundos después, Nathalie descendió con elegancia. Aterrizó de pie entre los escombros, también en su forma humana. Estaba herida, con el cuerpo marcado por cortes y golpes… pero seguía en pie. Firme. Segura de sí misma.

Se acercó unos pasos al cuerpo derrotado de su enemiga, y con una sonrisa ladina le sacó la lengua.

"Al final, solo soy una semi-demonio chulísima."

Batalla en la plaza de Accuasancta.

Nathalie vs Phoné.

Ganadora: Nathalie.

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Barco.

Nicole estaba preparando una mochila con distintos utensilios médicos y pociones de recuperación. Parecía que había llegado su momento de brillar en el campo de batalla.

"¿Estás segura de que quieres ir ya?" preguntó Morgana, observándola con una mezcla de preocupación y respeto.

"En efecto", respondió la sanadora con determinación. "Yumeki es una de mis amigas más íntimas, aunque no hablemos tanto. Sé por el tipo de batalla que ha tenido que necesitará ayuda urgente para recuperarse... y podría ser necesario que esté en buenas condiciones para lo que queda de esta guerra."

"Aun así… es peligroso ir sola en medio de este caos", advirtió Theo, mirando por la barandilla del barco hacia el campo de batalla distante.

"Entonces, yo iré con ella", intervino Lily con una sonrisa, apoyándose sobre la cabeza de Nicole con un gesto despreocupado pero firme.

"¿Seguro?" preguntó el pequeño, con una ceja levantada.

"Confiad en nosotras", aseguró Nicole ajustando la correa de su mochila. "Tomaremos un atajo, llegaremos hasta Yumeki, la curaremos… y la traeremos de vuelta con fuerzas renovadas. Así, nos puede proteger si algo sale mal."

"...Está bien. Id con cuidado", asintió Morgana finalmente, sin poder ocultar la preocupación en su voz.

"¡Lo tendremos!" respondieron al unísono, y sin perder más tiempo, bajaron por la cuerda de emergencia del barco, perdiéndose entre la bruma de la batalla.

De pronto, una señal mágica recorrió la cubierta. Anaxandra alzó la vista. Alguien había activado la conexión mental.

"¡Aquí Nathalie!", se escuchó la voz en la mente de todos. "¡Me he cargado a la pava esa de las vibraciones de los apóstoles! ¡De nada, churris!"

El inesperado mensaje arrancó una risa a varios miembros del grupo y levantó de nuevo la moral. En medio del caos, la victoria de la semi-demonio era un nuevo rayo de esperanza.

"Bien... con esto, dos de los apóstoles han sido derrotados", pensó Morgana mientras observaba el horizonte. "Pero entonces… ¿por qué el futuro sigue mostrándose oscuro en todas las vías posibles?"

Continuará...


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