lunes, 11 de agosto de 2025

Ch. 199 - El rey del cielo

Durante el enfrentamiento, Aima desató todo su poder, recubriendo su cuerpo con una armadura de sangre fresca que empujó a Hansel hasta el límite. Justo cuando parecía que iba a ser derrotado, notó algo en su muñeca: aún llevaba puesta la pulsera de Morgana, la que sellaba su magia. Sin pensarlo, la arrancó de un tirón, liberando el cien por cien de su energía mágica.

El viento comenzó a girar enloquecido sobre su cabeza, formando media corona verde que flotaba como si tuviese vida propia.

"Al fin… ahora puedo liberar todo mi poder y demostrar quién es el verdadero rey del cielo." Una sonrisa desafiante se dibujó en su rostro mientras sus ojos se clavaban en Aima.

Con un solo movimiento de brazo, lanzó filos de aire tan concentrados que partieron el suelo en su avance, seccionando el pasillo de enfrente de la iglesia en cubos perfectos. Aima esquivó en el último instante, saltando antes de ser cortado.

El vampiro aterrizó sobre uno de los bloques que se mantenían a flote gracias a la gravedad de la zona y, apoyándose a cuatro patas, hizo brotar de su espalda un cañón de sangre que disparó una enorme esfera carmesí. Nuestro protagonista la partió en dos con un gesto mínimo y se cubrió con una corriente de aire para impulsarse hacia su adversario.

Dos tornados se abalanzaron sobre Aima, que se movió como una garrapata hacia otro bloque de al lado mientras el anterior era pulverizado en una nube de escombros.

"¡No subestimes a un cazador!" rugió el apóstol, agitando de nuevo toda la sangre del entorno.

Una serpiente carmesí emergió bajo los pies de Hansel, apresando su brazo y estrellándolo contra uno de los cubos suspendidos en el aire por la distorsión gravitatoria, para luego intentar estamparlo contra el tejado.

Antes del impacto, Hansel liberó un tornado desde el brazo atrapado, destrozando a la criatura desde dentro. Aterrizó sobre las duras tejas rojas, arrastrándose varios metros y levantando fragmentos a su paso.

"Eres fuerte, lo reconozco… pero yo no soy el mismo que fue derrotado en Phaintom por tus compañeros. ¡Me convertiré en el rey del cielo y haré de este mundo el mejor lugar para mi hermano gemelo!" declaró, reuniendo el viento en sus manos.

"¡Lo dudo!" exclamó el vampiro, lanzándose hacia él mientras toda la sangre del entorno se concentraba en un único punto. "¡Nunca podrás ser rey si solo tienes a una persona a la que proteger, y ahí está la llave hacia tu derrota!"

En un instante, la sangre tomó la forma de un largo, delgado y afilado látigo. Parecía dirigido hacia Hansel, pero giró bruscamente en el último segundo para dirigirse a Gretel, que observaba la batalla desde el interior de la iglesia, a través de la pared rota.

"¡Hermano!" gritó Hansel, precipitándose a toda velocidad.

Gretel cerró los ojos cuando el ataque estuvo a punto de alcanzarlo… pero lo que sintió fue el calor de la sangre salpicándole el rostro. Al abrirlos de nuevo, vio con horror cómo el látigo atravesaba el estómago de su hermano.

"¡HANSEL!" gritó con desesperación.

"¿Y tú eres el rey del cielo? ¡No me hagas reír!" se burló el vampiro. "¡Los verdaderos reyes tienen más de un solo apoyo, y tú no eres más que un fracasado que traicionó a los únicos amigos que pudo haber tenido!"

Hansel tosió sangre, cayendo de rodillas con el látigo aún atravesando su cuerpo.

"¿Acaso… lo hago todo mal?" murmuró en voz baja.

"No…" respondió Gretel. "¡No lo haces mal, idiota!"

"Pero… por mi culpa… me he quedado solo…"

"¡No pienso dejarte solo! ¡Solo quería hacerte consciente de tus malditos errores!" replicó Gretel, con la voz quebrada. "¡Yo no quería que llegáramos a este apocalipsis… pero les ayudaste a conseguirlo!"

"Porque… eres la única persona que me ha querido… hermanito…" dijo Hansel, con una tristeza genuina en su mirada.

"¿De verdad? ¿En serio piensas eso después de ver los rostros de tus amigos cuando los traicionaste? ¿De verdad crees que no te quieren?" le hizo cuestionarse.

De pronto, la mente de Hansel se inundó de recuerdos: la vez que Marco lo invitó a comer y le ofreció su ayuda, las aventuras que vivieron en el laberinto del minotauro para salvar a Wisdom, la batalla contra los Altargates, su entrenamiento con Morgana… y, sobre todo, cada instante compartido con cada uno de sus compañeros.

"E… Es cierto…" dijo, esforzándose por levantarse.

"¿Aún tienes energía?" preguntó el vampiro, descendiendo hacia el tejado de la iglesia.

"Yo… estaba tan ciego por querer salvarte… que no vi con claridad a quienes me rodeaban…" murmuró Hansel, aferrando con fuerza el látigo de sangre. "¡Ellos siempre estuvieron a mi lado y me quisieron como a uno más! ¡YO… SERÉ EL REY DEL CIELO POR ELLOS!"

Liberó una poderosa onda de viento que desintegró el látigo en cientos de gotas, y la media corona que flotaba sobre su cabeza brilló con intensidad hasta formar una completa.

"¡Hansel!" exclamó Gretel, esbozando una sonrisa.

En un parpadeo, nuestro protagonista desapareció y reapareció frente a Aima. Se agachó y le propinó una brutal patada ascendente en el mentón, lanzándolo varios metros por los aires.

"¿Cómo ha podido moverse tan rápido?" pensó el apóstol, incrédulo. "Pero... no voy a ceder."

Aima desplegó unas alas carmesí hechas con su propia sangre. Con un batir violento, frenó su ascenso y transformó sus brazos en auténticas ametralladoras, impulsándose como un proyectil directo hacia Hansel mientras las disparaba.

El joven giró sus brazos, generando un remolino frente a él que desvió una a una las balas sanguíneas que se acercaban a toda velocidad. Aprovechando el momento en que su rival mantenía la defensa alta, Aima concentró su ofensiva y condensó sus armas de fuego en una gigantesca alabarda, que lanzó con furia mortal.

El arma atravesó el remolino, rozando el costado izquierdo de Hansel y arrancándole un hilo de sangre. Sin embargo, este no se dejó amedrentar: comprimió el viento y lanzó el remolino hacia adelante, transformándolo en un tornado que impactó contra el brazo izquierdo del vampiro, arrancándole la armadura carmesí de la zona.

"¡Este tío! ¡¿Cómo puede igualarme?! ¡Soy un maldito apóstol!" rugió Aima, concentrando toda su sangre en un gigantesco taladro que giraba a una velocidad letal.

Hansel se lanzó hacia él sin un solo titubeo.

"Marco... Keipi... Ashley... Lily... Theo... Ryan... Cecily... Nathalie... Lo siento... prometo que me disculparé como es debido cuando os vuelva a ver... pero hasta entonces... ¡GANARÉ ESTE COMBATE Y RECUPERARÉ POR MIS VALORES EL PUESTO QUE PERDÍ POR IMBÉCIL!"

Con un corte de aire tan preciso como una cuchilla divina, nuestro protagonista partió el taladro en dos.

"¿C-Cómo es posible? ¡UN VEINTEAÑERO COMO TÚ NO DEBERÍA PODER GANARME! ¡TENGO MÁS AÑOS DE EXPERIENCIA!" gritó Aima, perdiendo totalmente la cordura.

Hansel ascendió al cielo, juntó ambas manos y, a su espalda, el viento tomó forma de cientos de manos etéreas, cada una cargada con una fuerza demoledora.

"¡CELESTIAL KINGDOM: PUNISHMENT OF HUNDRED HANDS!"

Las manos descendieron en un vendaval de golpes, destrozando la armadura de sangre y marcando cada rincón del cuerpo de Aima con heridas abiertas. Cuando solo quedaba una mano de las cien, Hansel usó la suya propia, apoyándola sobre el pecho del apóstol y liberando una explosión de viento tan colosal que lo estampó contra el suelo con un estruendo que sacudió toda la iglesia, dejándolo inconsciente en mitad del patio.

Batalla en el patio de la Iglesia de Yumeith.

Hansel vs Aima.

Ganador: Hansel.

"¡Lo hizo! ¡Ha derrotado a un apóstol!" exclamó Gretel, con los ojos brillando de alivio mientras corría hacia el patio. Sus pasos resonaban contra la piedra mientras no apartaba la vista de su gemelo.

Hansel descendió lentamente, guiado por las corrientes de viento que lo sostenían. Su corona celestial, formada por un resplandor etéreo, se desvaneció en el aire como polvo dorado en una ráfaga. Pero en cuanto sus botas tocaron el suelo, el peso del combate y del poder gastado se hizo evidente: sus piernas flaquearon y el mundo pareció girar.

Antes de que pudiera desplomarse, Gretel lo sostuvo por el brazo y lo atrajo hacia sí, cargándolo con firmeza sobre su hombro.

"Gre...tel..." murmuró, con la voz áspera y el aliento agitado.

"Estuviste increíble, Hansel." dijo con una sonrisa que no podía ocultar su orgullo. "No solo por vencerlo... sino porque lo hiciste siendo tú mismo."

Nuestro protagonista bajó la mirada, apretando los dientes. "No las merezco... Al final, fui un egoísta que no supo ver lo que tenía alrededor. Me dejé seducir por el camino fácil... colaborar con Aspasia fue un error. Lo siento... de verdad."

Gretel lo miró fijamente, con una mezcla de firmeza y calidez. "Te perdono."

El silencio que siguió fue breve, pero denso, como si ambos necesitaran ese instante para asimilarlo.

"Pero..." continuó, con una convicción férrea en la voz, "aún tenemos que poner fin a esta locura. Solo así... podremos curar de verdad la herida que dejó tu traición."

Hansel dejó escapar una leve risa cansada. "Sí... Tienes razón... No me importa cuántas veces caiga, siempre que pueda levantarme para luchar a su lado." dijo pensando en Marco.

"Entonces..." Gretel ladeó una sonrisa, "¿vamos a intentar detener el Nuevo Testamento con mi magia dimensional?"

Hansel asintió, enderezándose con esfuerzo. "Vamos. Pero vamos, juntos."

El eco de sus pasos se fundió con el viento que todavía susurraba entre los muros derruidos. Uno al lado del otro, los hermanos avanzaron hacia el interior de la iglesia, dispuestos a detener el Nuevo Testamento y todo lo que representaba.

Continuará...

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