lunes, 15 de septiembre de 2025

Ch. 231 - Una semana después

Tras la derrota de Aspasia y la destrucción del Nuevo Testamento, los guerreros que participaron en el Battle Royale acabaron con los demonios que quedaron tras el cierre de las grietas dimensionales, poniendo fin a aquella intensa guerra por la salvación de Pythiria.

Y ahora… ha pasado una semana.

Durante esos siete días, tanto los ciudadanos de Accuasancta como los guerreros que participaron en la batalla se unieron en un esfuerzo común para devolverle la vida a la ciudad. Con la ayuda de naciones vecinas que enviaron recursos y mano de obra, la reconstrucción avanzó con sorprendente rapidez.

Lo primero en alzarse fueron los edificios de necesidad máxima: los hospitales y los centros de salud, donde los heridos en la guerra recibieron cuidados urgentes.

Después, paso a paso, las calles, las viviendas y los comercios fueron tomando forma de nuevo, devolviendo poco a poco la normalidad a la urbe.

No se olvidaron tampoco de honrar a los caídos. El cementerio fue restaurado con esmero, levantando nuevas lápidas y arreglando los terrenos dañados para ofrecer un lugar digno de descanso a quienes dieron la vida por la paz de Pythiria.

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Por otra parte, gracias al diálogo de Shouri y a su título como leyenda, consiguió que todas las sirvientas que trabajaban en Fémina fueran aceptadas por el ayuntamiento de Accuasancta. De este modo, recibieron un hogar digno en el que vivir y trabajar hasta que el nuevo portador de la Deidad pudiera restaurar aquella dimensión.

Y no solo eso. La usuaria de rocas también logró que se reconociera a los caídos en batalla. Sus cuerpos fueron aceptados en el cementerio de la ciudad, donde descansarán en paz y serán recordados como héroes. Entre ellos… Morgana y Hansel, cuyos nombres quedarán grabados en la memoria de todos.

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Nuestros protagonistas permanecieron hospitalizados en el transcurso de la semana, salvo Keipi y Nathalie, quiénes fueron dados de alta antes y no dudaron en visitarlos a diario. Fue en ese periodo cuando Theo les relató lo sucedido con Morgana y cómo, tras su sacrificio, él había terminado convertido en el portador de la Deidad. Con serenidad, admitió que comenzaría un duro entrenamiento junto a Horacio para aprender a controlarla.

Hubo momentos de pesar cuando vieron a Ryan sin brazos tras la batalla contra la iglesia. Sin embargo, aquel sentimiento no duró demasiado: al recuperar la conciencia, el hijo de la dragona manifestó un nuevo par de brazos de acero, creados y controlados a la perfección. Con esa demostración, la lástima desapareció, sustituida por admiración y respeto.

Aún así, Ryan no podía evitar sentirse algo decaído. Había sido el único en cargar con heridas tan graves durante la guerra, y aunque su acero suplía la pérdida, sabía que esa marca lo acompañaría siempre como recuerdo de lo que significaba luchar por Pythiria.

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En el grupo de Takashi reinó cierta incomodidad al principio cuando Lovette se unió como nueva integrante. Sin embargo, aquella distancia se desvaneció en cuanto ella compartió su pasado y narró lo sucedido con Aspasia. Las palabras de la joven, cargadas de dolor y sinceridad, hicieron que todos rompieran a llorar a lágrima viva, hasta que ya no quedaban dudas: la aceptaron como una más de la familia.

El líder, al contemplar la escena, no pudo evitar esbozar una orgullosa sonrisa. En ese instante comprendió que se había rodeado de personas de corazón noble, capaces de transformar la desconfianza en empatía y de abrir sus brazos a quienes más lo necesitaban.

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Al principio, Gretel quedó profundamente afectado por lo sucedido con su hermano. Al fin y al cabo, Hansel se había sacrificado por el bien de todos, como pago por los errores que había cometido. Durante los primeros días, las lágrimas brotaron sin descanso, pero aun en medio del dolor, nunca se rindió.

Aunque su hermano había sido encerrado en una dimensión paralela, eso no significaba que estuviera muerto. Esa idea le devolvió fuerzas. El joven se aferró con firmeza a la esperanza de que algún día encontraría la manera de rescatarlo de aquel lugar.

Con el tiempo, comenzó a acompañar a Keipi y a Nathalie en sus visitas al resto del grupo, dando sus primeros pasos para crear lazos con los amigos que su hermano había dejado atrás. De ese modo, buscaba cumplir su último deseo: viajar con ellos, conocer el mundo y hallar la familia que tanto habían anhelado.

Al principio le resultaba doloroso mirarlos directamente, pero la paciencia de Keipi y la calidez de Cecily le ayudaron a abrirse poco a poco. Tanto así, que incluso logró algo impensable para él: ganarse la confianza de Lily, que terminó descansando sobre su cabellera como si ya lo hubiera aceptado como parte de la familia.

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Anaxandra había asumido el papel de Suma Sacerdotisa y se preparaba para ser bautizada oficialmente al día siguiente. Sin embargo, en su interior persistía cierta inquietud: todavía no había tenido la oportunidad de hablar con los apóstoles que habían servido a su madre, y sentía que necesitaba su aprobación antes de portar con orgullo aquel título.

En cuanto a aquellos ocho fieles guerreros de Aspasia, la situación había cambiado drásticamente. Sophia y Xiphos desaparecieron en cuanto las grietas dimensionales fueron selladas, y desde entonces nada más se supo de ellos. Tal vez Yumeki, por sus lazos con el apóstol borracho, guardaba alguna pista sobre su paradero, pero eligió el silencio, respetando así el recuerdo de una antigua leyenda.

Los otros seis, en cambio, fueron absueltos por el ayuntamiento, al considerar que solo habían seguido las órdenes de Aspasia. Toda la culpa de lo sucedido recayó sobre la difunta sacerdotisa. Aunque al principio se resistieron a aceptar aquel veredicto, las palabras de Thanatos terminaron convenciéndolos. Regresaron entonces a sus hogares, sin ser capaces de volver a la iglesia que recién acababa de ser reconstruida.

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A la tarde, en el hospital.

Nuestros protagonistas ya habían sido dados de alta por el equipo médico principal de Accuasancta, de modo que comenzaron a recoger sus pertenencias para regresar al dirigible y prepararse para el entierro general que tendría lugar a las ocho de la tarde en honor a todos los guerreros caídos.

Entonces, alguien llamó a la puerta de la habitación. Al abrirse, apareció Nicole, quien al fin se reencontraba con ellos tras haber pasado los últimos siete días dedicada por completo a tratar a los heridos.

"¡Buenas tardes!" saludó la sanadora con una sonrisa.

"Vaya, se te ve más animada de lo que esperaba" comentó Ashley. "Con todo lo que pasó con tu maestra y con el trabajo que has tenido encima, pensé que estarías más apagada."

"Ten un poco más de tacto…" le susurró Cecily, ligeramente molesta mientras le pellizcaba en el brazo.

Ryan, observándola, soltó un suspiro resignado. "Esta tía…"

Nicole, sin perder la sonrisa, respondió: "Bueno, la verdad es que apenas he tenido tiempo para pensar en ello. Ya me desahogaré esta noche, durante la despedida oficial, jajaja. Pero en realidad he venido a daros otra noticia importante."

"¿Cómo?" se sorprendió Marco.

"¡Es verdad!" exclamó Lily. "¡Con todo lo ocurrido se me olvidó contarles!"

"¿Qué pasa?" preguntó Theo desconcertado.

"¿Está todo guay?" añadió Nathalie con cierta inquietud, mientras se tomaba de forma elegante un refresco de cola.

Nicole mostró su tatuaje en forma de pluma. "Durante la batalla, cuando sané el campo entero gracias a mis habilidades como ángel… Lily me entregó esta marca, y me convirtió en la séptima paladín."

"¡Oh, eso de la marca me lo contó Hansel también!" recordó Gretel, emocionado.

"¡¿Ese tatuaje?!" exclamó Ryan sorprendido.

Keipi soltó una carcajada despreocupada. "¡Jajajaja! ¡Otra más!"

Marco la miró boquiabierto. "¿Entonces… eres una paladín?"

"Sí" respondió ella, cubriendo de nuevo la marca con cierta timidez. "Lily me lo explicó todo mientras luchabais contra Aspasia. También me dijo que eres el verdadero emperador de Pythiria, lo que significa esta marca… y mi valor a partir de ahora en vuestro grupo."

De pronto, la sanadora se arrodilló frente a todos.

"¡Sé que no tengo por qué cumplir vuestras expectativas, porque no soy alguien con habilidades ofensivas!" se apresuró a decir. "Pero ahora que he perdido mi hogar y a mi maestra, me gustaría ir de viaje con vosotros. ¡Quiero ser vuestra amiga! Sé que puede sonar egoísta, pero es lo que de verdad deseo."

Por un instante, todos se miraron entre sí, y una sonrisa compartida nació en sus rostros.

"¿Qué tonterías dices?" comentó Ashley con un deje de reproche.

"¡Eso mismo!" añadió Nathalie, animada.

"Nicole, ya eres nuestra amiga" aseguró Lily con dulzura.

Marco se adelantó, tendiéndole la mano para que se levantara. "Y claro que puedes venir con nosotros. ¿Qué importa que no tengas habilidades ofensivas? Si fuiste capaz de romper una maldición de putrefacción, eso ya vale más que cualquier espada."

Nicole tomó la mano con los ojos brillantes, conteniendo las lágrimas. "Gra… gracias."

"Entonces… ya están los siete paladines, ¿no?" sonrió Lily con entusiasmo.

Nathalie, en cambio, bajó la mirada, rompiendo el momento. "Bueno…" murmuró con seriedad.

"E-Es cierto…" añadió Ryan, con un atisbo de alivio en la voz.

"¡Estamos todos!" sonrió Keipi mientras rodeaba con sus brazos a sus dos compañeros cabizbajos. "¡Ya lo dijo Gretel, no? Hansel no tiene por qué haber muerto en esa dimensión. El entierro de esta noche será para honrar su memoria y sus acciones, ¡pero eso no significa que esté muerto!"

Marco asintió con determinación, contagiado por el entusiasmo de su mejor amigo. "¡Seguro que Hansel está vivo! ¡Es un tipo duro de pelar!"

Theo, pensativo, miró hacia la guía del grupo. "Por cierto, Lily… ¿no existe alguna forma de saber si un paladín sigue con vida?"

La pequeña hada frunció el ceño, revoloteando en círculos. "Según la base de datos que comparto con Pythiria… se podría, si estuviera en esta dimensión. Pero al no ser el caso…" dejó la frase inconclusa con un tono de impotencia.

Ashley ladeó la cabeza, intrigada. "Entonces… ¿qué hacemos?"

Gretel, que había permanecido en silencio, respiró hondo antes de hablar, con voz temblorosa. "Yo… sé que no tengo el valor ni la potestad para pediros esto, al no ser un paladín ni tener magia ofensiva para ayudaros, pero… me gustaría buscar una forma de rescatar a Hansel y comprobar si sigue con vida."

Un silencio pesado invadió la sala. Nadie se atrevió a romperlo de inmediato. Gretel bajó la cabeza, sintiéndose fuera de lugar.

"Pe-perdonad…" murmuró, avergonzado.

Marco se adelantó y puso una mano firme sobre su hombro. "Para nada, Gretel." Esbozó una sonrisa llena de energía. "Al contrario, nos has dado un nuevo propósito en este viaje. ¡Nuestro siguiente objetivo será buscar la forma de rescatar a Hansel! ¡Porque él… está vivo! ¡Lo sé!"

"¡Sí!" corearon todos alzando el puño con determinación, como un solo corazón. Todos menos Nicole, que se quedó paralizada un instante, sorprendida por aquella convicción tan pura.

"S-sí…" terminó por decir tímidamente, uniéndose al gesto del grupo con una sonrisa nerviosa.

Keipi rompió la solemnidad con una de sus habituales sonrisas despreocupadas. "Jajajaja, ¿Por qué hacemos esto si todavía tenemos asuntos pendientes en la ciudad?"

Ashley lo miró con fastidio y, sin pensarlo, lo enganchó del cuello haciéndole una llave. "¡No rompas el ambiente, idiota!" suspiró mientras él se retorcía entre risas.

Nicole, con los ojos muy abiertos, preguntó en voz baja: "¿S-son siempre así?"

Todos asintieron al unísono, provocando que Nicole soltara una pequeña risa que alivió el ambiente.

Continuará...

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