jueves, 25 de septiembre de 2025

Ch. 236 - Rumbo a Shangri-la

Había pasado un mes desde los acontecimientos de Accuasancta. Desde entonces, nuestros protagonistas habían recorrido distintos países buscando una pista que les devolviera la esperanza de rescatar a Hansel… pero los resultados habían sido negativos.

Ahora surcaban los cielos en su aeronave. Sin un rumbo claro, se habían prometido detenerse en el próximo país con la esperanza de hallar algún indicio. En esos momentos, acababan de concluir su sesión de entrenamiento.

Uno a uno fueron saliendo de sus dimensiones personales, creadas gracias a la reliquia de Cassmin, instalada en el gimnasio de la nave. Lo que les permitía amplificar sus entrenamientos sin riesgo alguno, llevándolos al límite sin que la aeronave terminara reducida a escombros.

Al otro lado los esperaban Gretel, Lily y Theo, con botellas de agua fresca y toallas limpias. Los agotados combatientes las recibieron entre risas y agradecimientos.

“La verdad… es un lujo contar con Cassmin.” suspiró Marco, dejándose caer al suelo y colocándose la toalla sobre la cabeza.

“Y tanto,” coincidió Ashley, bebiendo un largo trago. “Desde que entrenamos con Morgana, nuestros niveles de poder subieron tanto que un entrenamiento normal habría destruido esta nave en dos segundos.”

“Jajajaja, ¡y tienes razón! ¡Con un solo puñetazo tuyo todo se iría a la mierda!” se rió Keipi con despreocupación.

“Menos mal que Horacio rescató la reliquia de Fémina y la mantuvo en su propia dimensión para luego regalármela.” comentó Theo con orgullo.

“Aunque siendo sinceros…” intervino Cecily, con media sonrisa. “Supongo que lo hizo porque ya tenía en mente empezar tu entrenamiento como portador y le venía bien contar con ella.”

Ryan se adelantó, incapaz de ocultar su emoción. “¡Y gracias a eso ya soy capaz de pilotar la nave de vez en cuando! He estado meses preparándome y… por fin lo estoy logrando.”

Nicole, algo más apartada, levantó la voz con nerviosismo. “Por cierto… ¿es seguro dejar este vehículo en automático tanto tiempo?”

“¿Ay, tienes miedico?” se burló Nathalie con una sonrisilla traviesa.

“No te preocupes.” respondió Theo con calma. “Como navegamos sin rumbo fijo no hace falta estar pegados a los controles. Y si surgiera cualquier problema, la alarma saltaría al instante y alguien podría reaccionar.”

“En ese caso… me quedo más tranquila.” suspiró la sanadora.

Marco se inclinó hacia ella con una sonrisa suave. “No te preocupes, no pasará nada.”

Nicole se sonrojó levemente ante sus palabras, incapaz de responder.

Mientras tanto, Gretel los observaba en silencio. Veía sus cuerpos agotados, sus respiraciones entrecortadas… y le dolía saber que, aun tras haber terminado la guerra contra los demonios, ninguno había tenido un verdadero descanso.

El joven tragó saliva y habló, bajando la mirada.

“Escuchad, chicos… Sé que esto es egoísta, porque todo esto de rescatar a mi hermano fue idea mía. Pero… ¿qué os parecería tomar un descanso de un par de días?”

Todos lo miraron sorprendidos.

“¿E-estás seguro?” preguntó Marco. “Tú eres el más preocupado por Hansel, ¿no?”

“Sí, claro que lo estoy…” admitió Gretel. “Pero tampoco quiero que viváis con la sensación de que se nos acaba el tiempo. No quiero que sintáis esa presión constante de tener que lograrlo ya. Además…” levantó la vista con un atisbo de esperanza, “sabiendo cuál fue nuestro último destino, creo que estamos cerca de Shangri-la. Y me parece un buen lugar para desconectar un par de días.”

“¿Shangri-la?” repitió Keipi, arqueando una ceja. “Suena más a nombre de medicamento que a país.”

“¡Es cierto, jajajaja!” añadió Cecily, contagiada por la broma.

“Viene de un lenguaje antiguo y significa paraíso.” explicó Theo con seguridad.

“Y no es para menos.” añadió Gretel con una sonrisa. “Básicamente es un conjunto de islas veraniegas con un enorme parque acuático, piscinas de todo tipo y un montón de actividades chulísimas.”

“Bueno, bueno…” Cecily ya estaba fantaseando. “No suena nada mal eso de ponerse un bikini, tumbarse en una camilla y tomarse un buen mojito bajo el sol.”

“¿Qué es un mojito?” preguntó Ryan, ladeando la cabeza.

“Es una bebida alcohólica, y sabe genial.” respondió Nathalie con entusiasmo. “Aunque yo prefiero un bañador sexy, un vaso de whisky con hielo y unas gafitas de sol bien monas.”

Marco dio una palmada para centrar la conversación. “Entonces… ¿qué os parece la idea?”

“Por mí sí.” dijo Keipi, acariciando a Priscilla en su forma de polluelo.

“Yo lo veo guay.” comentó Ashley, que ya se estaba ilusionando. “Seguro que hay alguna actividad que me apetezca probar.”

Nicole, sin embargo, bajó la mirada con preocupación. “Yo… ya sabéis que perdí toda mi ropa en Fémina. Lo único que tengo es lo que he ido comprando en los sitios que visitamos, así que no tengo ni ropa de baño ni crema solar…”

“No pasa nada, mujer.” dijo Nathalie pasándole un brazo por el cuello con una sonrisa pícara. “Yo te presto algo. Seguro que me sobra un bikini con transparencias que solo tapa lo justo.”

La sanadora se puso roja de inmediato, imaginando como sería aquella prenda demasiado atrevida.

“N-no te preocupes, Nicole.” intervino Lily rápidamente. “Seguro que allí hay tiendas para comprarte algo más normal.”

“Sí, creo que sí hay.” confirmó Gretel.

“Perfecto, entonces…” Marco miró a todos con determinación. “¡A descansar en Shangri-la!”

“¡SÍÍÍ!” respondieron casi al unísono, levantando el puño al aire.

Todos menos Nicole, que seguía sin acostumbrarse a ello. “S-sí…” murmuró con retraso, uniéndose un poco más tarde.

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Un tiempo después.

Nuestros protagonistas aterrizaron en la zona destinada a aeronaves del archipiélago y descendieron de su transporte vestidos de pies a cabeza con atuendos estivales.

Marco lucía una camiseta de tirantes y un bañador rojo, acompañado por Lily, que llevaba unas gafas de sol pequeñas y un bikini blanco. Keipi, a su lado, vestía un traje de baño azul y una camisa clara abierta al viento. 

Ashley optó por unos shorts vaqueros desabrochados sobre un bikini negro, mientras que Cecily resaltaba con un bañador completo en tonos rosados, adornado con un delicado velo anudado a la cintura que cubría sutilmente sus caderas.

Ryan, siempre despreocupado, llevaba un slip de baño negro y unas gafas de buceo en la cabeza, combinados con una camisa hawaiana desabrochada. Nathalie, más atrevida, vestía un trikini negro y unas relucientes gafas de sol.

Gretel, algo más reservado, escogió una camiseta sencilla junto con un bañador en verdes apagados; en contraste, Theo apostaba por un slip blanco acompañado de un chaleco con capucha de color hueso.

Por último, Nicole descendió con un short vaquero negro y un crop top rosado, estaba preparada para ir a buscar un bañador apropiado en algún puesto cercano.

Con todo listo, el grupo avanzó emocionado hacia Shangri-La. Y no era para menos: el lugar resultó ser un auténtico paraíso vacacional.

Un gigantesco parque acuático desplegaba ante ellos un sinfín de atracciones desbordantes de energía: toboganes imposibles que se retorcían como serpientes de agua, piscinas de olas que imitaban mares enteros, y concursos en motos acuáticas donde las parejas debían empaparse mutuamente con cañones de agua integrados en los vehículos.

Por todas partes se respiraba vida y alegría, con música vibrante, risas que se mezclaban con el chapoteo del agua y el aroma refrescante del mar bañando cada rincón del archipiélago.

“¡QUÉ MARAVILLA!” gritaron Ryan, Ashley y Lily al unísono, incapaces de contener la emoción ante el espectáculo que se abría ante sus ojos.

“Es… increíble. Jamás había visto un lugar tan espectacular.” murmuró Cecily, maravillada.

Gretel, al ver sus reacciones, dejó escapar una sonrisa relajada. “Parece que hicimos bien en venir aquí.”

“Chicos, si me permiten…” intervino Nathalie, avanzando un paso con aire decidido. “Me voy un ratito a esas tumbonas. Sol, un par de mojitos fresquitos y la vida resuelta. ¿Quedamos a una hora para comer juntos?”

“Me parece perfecto.” asintió Theo. “Así cada uno hace lo que le apetezca, y luego nos reunimos para contarnos qué tal.”

“Entonces… ¿qué os parece a las tres en ese restaurante de allí?” propuso Marco, señalando un edificio con un cerdo animado sonriente en el cartel.

“¡Hecho!” respondieron todos al unísono.

“En ese caso, yo me largo ya.” Nathalie cogió su bolsita veraniega y se encaminó con paso ligero hacia la zona de tumbonas.

“Yo creo que daré una vuelta por la biblioteca antes de meterme en el agua.” comentó Gretel ajustándose las gafas. Leer era uno de sus pasatiempos favoritos, adoraba la literatura de misterio.

“¿Te importa si voy contigo?” preguntó Theo. “También quiero echar un vistazo a los estantes. A lo mejor encuentro algo interesante para estos días, ahora que Horacio me dio un respiro con el entrenamiento.”

“¡Pues yo me apunto!” dijo Lily entusiasmada, trepando con energía a la cabellera del pequeño portador de la deidad. “Pero solo si luego prometéis que iremos a darnos un baño.”

“Trato hecho.” sonrió Gretel.

Con ese acuerdo, los tres se encaminaron hacia la biblioteca.

Ashley, mientras tanto, le dio un codazo a Keipi y le señaló la competición de motos acuáticas en la que los participantes debían derribarse entre sí con chorros de agua.

“¿No crees que seríamos imparables ahí?” dijo con una chispa ardiente en los ojos.

“Creo que sí… seríamos invencibles.” replicó Keipi con la misma intensidad en la mirada.

“¡ENTONCES VAMOS A APLASTARLOS A TODOS!” gritaron al unísono antes de salir corriendo hacia la inscripción para participar en la siguiente ronda.

“Nosotros daremos una vuelta.” comentó Ryan, sonriente.

“Sí, me apetece cotillear los puestecillos antes de darme un chapuzón y le he convencido para que me acompañe.” añadió la ladrona con una sonrisa traviesa.

Así, Marco acabó quedándose a solas con Nicole.

“Entonces… ¿quieres que vayamos a buscarte un bañador?” preguntó él con naturalidad.

“Claro.” respondió ella, algo tímida, pero sonriendo.

Ambos se dieron la vuelta y comenzaron a caminar tranquilamente por las calles soleadas de Shangri-La. Fue entonces cuando la sanadora escuchó de refilón a un par de transeúntes susurrar entre risitas:

“¿Has visto qué pareja más mona?”

Esas palabras encendieron algo dentro de ella. De repente se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo: estaban los dos solos, paseando juntos, compartiendo una actividad social como si fuera lo más natural del mundo…

“¿E-Esto es… una cita?” pensó, sonrojándose al instante.

Continuará…

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