Nicole se quedó completamente asombrada al darse cuenta de que la situación en la que se encontraba a solas con Marco podía catalogarse como una cita, y aquello le ponía tremendamente nerviosa.
Por culpa de esa sensación, comenzó a caminar cada vez más despacio, con la cabeza gacha, sumida en pensamientos que no lograba controlar.
"¿Por qué… me siento así a su lado?" se preguntaba, llevándose una mano al pecho. "Cuando lo conocí me pareció un hombre horrible, alguien imposible de soportar… pero cuando cambió, vi en él un aura más hermosa que ninguna otra. Y para colmo… tiene una sonrisa preciosa y un corazón enorme. ¿Cómo no voy a ponerme así…?"
Cuando alzó la vista, se dio cuenta de que Marco ya no estaba cerca. El vacío en su pecho fue inmediato, como si la luz del día se hubiera apagado de golpe.
"Oh, mierda…" suspiró mirando a todos lados. "Me he perdido."
La sanadora avanzaba inquieta entre la multitud, tratando de encontrar alguna cara conocida.
"Supongo que ni siquiera se habrá dado cuenta de que me quedé atrás… Al final, solo soy la última rueda del grupo." pensó bajando la mirada con tristeza.
"¡Eh!" exclamó de pronto una voz familiar.
Nicole se giró con sobresalto. Marco aterrizaba frente a ella, aún con pequeñas chispas apagándose en sus tobillos tras haber usado el fuego para volar. Estaba jadeando, con el cabello alborotado por el viento. A los ojos de la joven, nunca había parecido tan heroico.
"Pe-Perdona…" dijo él, apenado. "Estaba tan nervioso que no me percaté de que te dejé atrás… Por suerte, me elevé para buscarte desde el aire y pude encontrarte rápido."
"N-No…" murmuró ella, desviando la mirada, con las mejillas encendidas. "Yo también estaba nerviosa… Es la primera vez que llevo tanto tiempo fuera de Fémina, la primera en la que estoy en un grupo tan grande y entre todo eso… no supe reaccionar al quedarme a solas contigo."
Marco le dedicó una sonrisa cálida. "Es normal. Pero… creo que hay una forma de asegurarnos de que no vuelva a pasar."
"¿Cuál?" preguntó ella, sorprendida.
El muchacho extendió su mano y tomó la suya con suavidad. Sus dedos se entrelazaron y, al hacerlo, Nicole sintió un calor recorrerle todo el brazo hasta llegar al corazón, como si un hechizo se hubiera activado en su interior. Ambos desviaron la mirada, con el rostro rojo y temblor en la voz.
"Así… sabré que estás cerca." dijo Marco, inseguro.
"S-Sí… esto funcionará…" respondió ella, con el corazón latiendo a mil por hora.
"¡Mira, mamá! ¡Qué monos, que se besen!" gritó un niño pequeño al pasar, arrancando risas de varios transeúntes.
"¡N-No vamos a besarnos!" exclamaron los dos al unísono, rojos como tomates.
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Pista marina de la isla principal.
Un hombre musculoso de piel morena, torso desnudo y unas extravagantes gafas de sol con cristales en forma de estrella saltó sobre la plataforma central del circuito. Los rápidos artificiales rugían bajo él, arrastrando espuma y salpicaduras por todo el recorrido, mientras diez motos de agua aguardaban la señal para arrancar. Cada una estaba equipada con un cañón acuático, preparado para desatar el caos.
En una de ellas, Keipi sujetaba con firmeza el volante, mientras Ashley ocupaba el asiento trasero, lista para disparar.
“Vamos a ganar esta, Kei.” dijo ella con una sonrisa competitiva.
“¡Ni lo dudes, tía!” respondió él, igual de confiado, con su habitual aire despreocupado.
De pronto, una pantalla holográfica apareció en el cielo mostrando la cuenta atrás, al mismo tiempo que fuegos artificiales estallaban alrededor, pintando el cielo de colores.
“¡SEÑORES Y SEÑORAS, ES EL MOMENTO DE LA GRAN CARRERA ELIMINATORIA DE SHANGRI-LA!” bramó el presentador, levantando un micrófono brillante. “¡SOLO UN DÚO QUEDARÁ EN PIE! ¡Y AHORA TODOS JUNTOS: TRES… DOS… UNO…! ¡ADELANTE!”
Con aquel rugido final y los gritos del público en las gradas, las motos salieron disparadas de la línea de salida como balas acuáticas, desatando un verdadero carnaval de choques, salpicaduras y gritos. El circuito no daba tregua: rampas imposibles, aros flotantes rodeados de fuego, chorros de agua sorpresa que salían de las paredes y olas artificiales capaces de volcar a cualquiera.
Keipi y Ashley reaccionaron de inmediato. Gracias a la habilidad de su piloto, tomaron la delantera en cuestión de segundos, zigzagueando entre obstáculos con reflejos felinos. Ashley no se quedó atrás: apuntó con su cañón acuático y disparó con precisión quirúrgica contra una pareja rival, mandándolos de cabeza al agua en un solo impacto.
“¡Y EL DÚO ‘JAJAJA NO SÉ QUÉ PONER’ TOMA LA DELANTERA!” gritó el presentador, eufórico.
Ashley parpadeó incrédula y luego volteó hacia su compañero. “¿Cómo nos ha llamado?” dijo anonadada. “¡Te dije que escogieras un nombre decente mientras iba al baño, capullo!”
“¡Solo dije: ‘Jajaja, no sé qué poner’… y el encargado me dijo que ya estaba! ¡JAJAJAJAJA!” estalló Keipi, a carcajadas, incluso mientras mantenía el control de la moto en plena curva.
No tuvieron mucho tiempo para discutir. Un dúo rival aprovechó para saltar en una rampa cercana y aterrizar justo a su lado, dispuestos a sacarlos del circuito de un disparo. El cañón enemigo rugió, lanzando un chorro directo hacia ellos.
Pero Keipi reaccionó al instante. Giró el volante con una precisión impecable, derrapando sobre el agua y ejecutando un giro completo de 360° que esquivó el impacto con estilo. En esa misma maniobra, logró colocarse justo detrás de sus rivales.
Ashley sonrió con brillo desafiante en la mirada. “Gracias por el hueco, Kei. ¡Aunque pienso hacerte una llave por ponernos ese nombre tan ridículo!”
Apretó el gatillo del cañón, y un chorro brutal alcanzó la espalda de sus enemigos, lanzándolos al agua en un chapuzón estruendoso.
“¡No nos subestiméis!” gritó la joven, radiante de adrenalina.
“¡PARECE QUE ‘JAJAJA, NO SÉ QUÉ PONER’ DOMINA LA CARRERA! ¡YA SE HAN LIBRADO DE DOS PAREJAS RIVALES!” gritaba el presentador, con la voz al borde de la histeria.
Más atrás, otra pareja tuvo peor suerte: al pasar justo sobre un géiser oculto, salieron disparados por los aires y terminaron cayendo de cabeza al agua con un sonoro chapuzón.
“¡Mierdaaa!” chillaron los dos al unísono mientras caían al agua derrotados.
“¡EL DÚO ‘PELO DE PONY’ QUEDA ELIMINADO GRACIAS A UNA DE NUESTRAS TRAMPAS SECRETAS!” canturreó el animador, pero en ese instante algo en las pantallas gigantes llamó su atención. “¡UN MOMENTO! ¡MIRAD ESO! ¡LOS ‘ENTERRADORES DE LA NOCHE’ ESTÁN EN APUROS!”
Las cámaras enfocaron a otro punto del recorrido, donde un niño bestia con rasgos de cabra pilotaba sonriente, mientras su compañera —una mujer despampanante, de cabellera plateada corta, curvas esculturales, pechos enorme y labios carnosos— lo cubría desde atrás. Entre ambos, dos parejas rivales intentaban acorralarlos con disparos constantes.
“Remlin, hazlo sin miedo.” dijo ella con voz grave, transmitiendo una confianza arrolladora.
“¡Deeeee una, camarada!” respondió el chico, alargando la e con un balido mientras se apreciaba en su cuello un tatuaje con el número romano VI.
El pequeño aceleró de golpe, esquivando los chorros que les lanzaban y lanzándose directo a una rampa. La moto voló por los aires, atravesando un aro de fuego que iluminó la escena como si fuera un espectáculo.
“¡Enseeeeñales quién manda aquí!” gritó Remlin, sin perder la sonrisa.
“¡ESO ESTÁ HECHO!” rugió la mujer, poniéndose de pie sobre la moto con un equilibrio impecable. En su cuello brillaba el número romano III. “¡Nadie me supera en el manejo de la tecnología!”
Con un movimiento veloz, apuntó el cañón acuático hacia el primer equipo y disparó un chorro devastador. Pero no se detuvo ahí: giró la torreta con un golpe seco, redirigiendo el chorro en pleno ataque hacia el segundo dúo. El agua impactó de lleno en ambos objetivos, derribándolos sin darles opción de reaccionar.
“¡¡IMPACTANTE!! ¡LOS ‘ENTERRADORES DE LA NOCHE’ SE HAN DESHECHO DE DOS PAREJAS CON UN SOLO ATAQUE! ¡ESTOS DOS SON VERDADERAMENTE INCREÍBLES!” vociferó el presentador, extasiado.
En esos momentos solo quedaba la mitad de los competidores, pero el número se siguió reduciendo en cuestión de segundos.
Una de las parejas perdió el control del volante en unos rápidos furiosos y volcó sin remedio. Otra fue derribada de un solo golpe por nuestros protagonistas al pasar junto a ellos. La última cayó sin darse cuenta, hundida sin piedad por los temibles 'Enterradores de la Noche'.
“¡EL FINAL ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA! ¡SOLO QUEDAN DOS EQUIPOS EN PISTA!” rugió el presentador mientras las cámaras enfocaban la acción. “¡¿QUIÉN SE HARÁ CON LA VICTORIA?! ¡¿‘JAJAJA, NO SÉ QUÉ PONER’ O LOS ENTERRADORES DE LA NOCHE?!”
Ambos dúos coincidieron en el mismo tramo del circuito y, por primera vez, se pusieron lado a lado.
“Ey, mucha suerte en esta ronda final.” dijo la mujer de cabello plateado, con una sonrisa tan segura como desafiante.
“Lo mismo digo.” respondió Ashley, devolviéndole la mirada. “Ya hemos visto de lo que sois capaces, y sabemos que no será fácil.”
“¡Eso espero!” replicó orgullosa, con una chispa de complicidad en los ojos.
“¡Bueeeenas tardes!” gritó Remlin, saludando a Kei con un balido amistoso.
“¡Jajajaja! ¡Bueeeenas tardes a ti tambiéeeen!” le contestó el espadachín, imitando su peculiar tono.
“¡REMLIN!” reprendió la mujer del III.
“¡KEI!” exclamó Ashley.
“¡A LUCHAR!” gritaron ambas al unísono.
Las dos motos se separaron con violencia. La de nuestros protagonistas derrapó para tomar una rampa, mientras los Enterradores de la Noche se lanzaban a toda velocidad hacia una corriente vertiginosa que les dio la delantera.
“Fue un error ponerse en el aire, ¡Hay no escapatoria para esquivar nuestro disparo!” sonrió la mujer de cabellera plateada, disparando su cañón.
“¡No nos subestimes!” replicó Ashley. Usó su fuerza potenciada para patear la moto hacia abajo, forzando una caída en picado que los lanzó al agua y les permitió esquivar el proyectil enemigo.
“¡Han usado magia! ¡No eeees justooo!” se quejó Remlin.
“Para nada, compi.” respondió su compañera con malicia. “Las reglas no lo prohibían… así que haremos lo mismo.”
Colocó las manos sobre su cañón y lo alteró mecánicamente. En cuestión de segundos, el arma se transformó en una monstruosidad de tres bocas, disparando un aluvión de chorros que arrasó el circuito en su dirección.
“¡También usaron magia!” advirtió Ashley mientras esquivaban los ataques con la agilidad al volante del monje.
“¡No te preocupes, yo también puedo usar magia a nuestro favor!” gritó Keipi. Extendió su poder hacia la corriente bajo sus ruedas, alterando la base acuática y acelerando el oleaje. La moto se lanzó a una velocidad descomunal, esquivando los disparos y levantando una ola tan gigantesca que cubrió el campo de visión de todos.
Cuando la ola cayó, sus rivales apenas tuvieron tiempo de ver a nuestros protagonistas derrapando por la pared del circuito, lanzándose al aire con el cañón disparando ipso facto.
“¡Ni lo sueñes!” rugió la mujer del III, girando con precisión quirúrgica y transformando su arma en un cañón más pesado que interceptó el ataque con un disparo devastador.
Ambos chorros estallaron en el aire deshaciéndose mutuamente en cientos de gotas que se extendieron por el circuito.
“¡No subestimes a una mujer decidida!” añadió con una sonrisa feroz. De su cañón surgió una segunda extensión, disparando un chorro brutal que impactó de lleno contra la moto de nuestro dueto, haciéndolos estallar en miles de gotas.
“¡NOOO! ¡Teeeee los has cargado, loca!” chilló Remlin, horrorizado.
“¡Idiota!” exclamó su compañera, helada de sorpresa. “¡Eso era una copia hecha con agua!”
“¡EXACTO!” gritaron Ashley y Kei, emergiendo justo a su lado desde debajo de la superficie.
Con un movimiento sincronizado, apuntaron el cañón a quemarropa.
“¡NOSOTROS GANAMOS!” proclamó Ashley antes de disparar, golpeando de lleno a los Enterradores de la Noche y mandándolos por los aires hasta caer al agua derrotados.
Los fuegos artificiales estallaron en el cielo al mismo tiempo, bañando el circuito en luces de victoria.
“¡¡Y LOS GANADORES SON…!!” tronó el presentador con voz ensordecedora. “¡¡‘JAJAJA, NO SÉ QUÉ PONER’!!”
Todo el público estalló en vítores mientras nuestros protagonistas aparcaban en la zona correspondiente. Bajaron de la moto entre sonrisas cómplices y chocaron los puños, celebrando la victoria. Acto seguido, Ashley atrapó a Keipi con una llave, fulminándolo con la mirada.
“¡No me he olvidado del nombre de mierda que nos pusiste!” lo reprendió, visiblemente molesta.
“¡Jajajaja, perdonaaaa!” respondió él, riéndose con total despreocupación.
En ese momento, Remlin y su compañera se acercaron tranquilamente a los campeones.
“¡Oye, fue una carrera increíble!” dijo ella, levantando el pulgar con una sonrisa.
“¡Pues sí que lo fue!” contestó Ashley, soltando a su compañero para saludar a su rival.
“¡Tus habilidadeeees deeee conducción sooon increeeeibles!” baló Remlin, con ojos brillantes.
“Jajajaja, queee diveeertido eeeeres.” lo imitó Keipi a propósito, entre risas.
El pequeño se giró con una expresión tierna pero amenazante. “Si meee vueeelves a imitar, teeee corto la traqueeaaa de un navajazo, cabrón.”
“¡Jajajajaja, quéeee bromista eeeeres!” insistió Keipi despreocupadamente.
“¡¡TEEEE MATO!!” chilló Remlin, enfurecido, pero su compañera lo cargó en brazos con calma.
“Es un loquillo, no le hagáis caso.” comentó ella con naturalidad. Luego extendió la mano hacia nuestra protagonista. “Por cierto, soy Monday.”
“Y yo Ashley.” respondió nuestra protagonista, devolviéndole el apretón con firmeza.
Las dos sonrieron, dando comienzo a lo que parecía una nueva amistad.
Continuará…
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