martes, 11 de noviembre de 2025

Ch. 255 - Reunión frente Al-Amphoras

Tres días después.

El amanecer teñía de dorado las montañas cercanas al Al-Amphoras. El aire seguía frío, pero el ambiente era distinto: más sereno, más esperanzador.

Shouri observaba el horizonte con el cigarro entre los labios. El humo ascendía lento, desdibujándose con el viento mientras ella aguardaba el regreso de sus compañeros. Sabía que pronto debían marchar a la ciudad y dar el primer paso para detener el conflicto.

Fue entonces cuando Ryan se acercó y, sin decir palabra, se arrodilló frente a ella.

"¡Muchas gracias por su entrenamiento, maestra!" exclamó con una reverencia sincera.

La leyenda no respondió de inmediato. Dio una calada larga al cigarro y, con la mirada fija en el horizonte, soltó el humo lentamente.

"No tienes por qué darlas." dijo por fin. "Solo hice lo que pude. Tampoco es que hayamos logrado un progreso asombroso. Al final, sigues sin dominar por completo el modo berserker."

"Lo sé, maestra." respondió el joven con humildad. "Pero ahora puedo mantenerlo unos diez minutos sin perder el control. Eso ya es un gran avance en comparación a como empezamos. Y gracias a sus lecciones sobre el equilibrio mental y mantener la calma… creo que podré alargar ese tiempo por mi cuenta."

Shouri esbozó una media sonrisa y soltó una pequeña risa ronca. "Jajaja… solo hice lo que pude para tener tan poca idea del tema."

"Mira que eres…" suspiró Lily desde detrás, cruzándose de brazos. "Solo acepta los agradecimientos, mujer."

"Está bien, está bien." cedió ella, encogiéndose de hombros y sonriendo con desgana. Dio otra calada y exhaló el humo hacia el cielo. "¡No fue nada!"

A lo lejos, Theo observaba la escena junto al resto del grupo, todavía en el campamento.

"Parece que tiene una personalidad más cerrada de lo que pensaba." murmuró, curioso.

"Bueno, al final es una leyenda que ha pasado por muchos campos de batalla y ha conocido a cientos de personas." razonó Gretel, con tono reflexivo. "No me sorprendería que su carácter se haya forjado entre traumas y guerras."

"Es verdad." añadió Faralalan en voz baja, con un brillo tímido en los ojos. "Pero, aun así… eligió ayudarnos. Se nota que tiene un corazón inquebrantable."

Theo la miró, sonriendo de lado. "De eso… no me cabe la menor duda."

De pronto, un ruido rompió la calma del campamento.

Desde el horizonte, se alzaba una nube de polvo acompañada por el característico galope de un avestruz gigante. El grupo giró la mirada con curiosidad, y entre la neblina helada distinguieron una silueta familiar.

"¡MAESTRA! ¡CHICOS!" gritaba Kanu, agitando el brazo mientras cabalgaba con energía.

"Vaya, parece que los primeros en regresar son Keipi y Kanu." comentó Theo poniéndose en pie para recibirlos, con una sonrisa de alivio dibujada en el rostro.

"Ellos fueron los más rápidos." añadió Faralalan, asintiendo con entusiasmo.

"Espera..." murmuró Gretel, entrecerrando los ojos. "¿No viene Kanu solo?"

El ave se detuvo frente al campamento levantando una ligera ventisca de polvo. Con un salto ágil, el arquero descendió y se quitó el sudor de la frente antes de dirigirse hacia su maestra.

"¡Misión cumplida! ¡Conquistamos el templo del sur!" anunció con orgullo.

"Buen trabajo." sonrió Shouri, cruzando los brazos. "No esperaba menos de ti."

Ryan frunció el ceño. "Un momento, hielitos… ¿Y Keipi? ¿Le ha pasado algo?"

"¡Es verdad! ¡Él iba contigo!" exclamó Lily preocupada.

"Cuéntanos qué ha ocurrido." le pidió la leyenda, con tono sereno.

"¡Sí, maestra!" respondió el arquero con firmeza.

Entonces, Kanu les relató todo lo sucedido: la batalla contra Kitpat, el hallazgo de las máscaras y los templos elementales, los jeroglíficos antiguos y la capacidad de Priscilla para traducirlos. Finalmente, explicó el motivo por el que Keipi no había regresado con él.

"Ya veo…" asintió Shouri tras escucharlo con atención. "Así que en los templos yace la verdad sobre los Ballure, escrita en un idioma perdido."

"¿Y dices que la espada de Keipi puede traducirlo?" preguntó Ryan, sorprendido. "Ese pájaro es más increíble de lo que pensaba."

"Bueno, también tiene una forma humana preciosa." añadió Lily con una sonrisa nostálgica. "Recuerdo cuando la vimos por primera vez en Romevere... todos nos quedamos boquiabiertos."

"Ojalá haberla visto." comentó Faralalan en voz baja, con cierta ensoñación.

Shouri asintió con calma. "Sea como sea, ellos tomaron la mejor decisión posible. Conocer la verdad detrás de los Ballure nos ayudará a comprenderlos. Dividirnos en dos frentes ha sido una jugada inteligente; debemos confiar en Keipi y Priscilla y en su misión."

Apenas terminó de hablar, el mismo sonido de cascos resonó otra vez, esta vez desde dos direcciones distintas. Todos giraron la cabeza expectantes.

Dos grupos avanzaban hacia ellos.

"¡Hemos regresado!" gritó Natalie levantando el brazo en señal de saludo.

"¡EH! ¡ESPERO QUE TENGÁIS COMIDA, QUE ME MUERO DE HAMBRE!" vociferó Cecily desde su montura, agitando las manos.

"¡Hemos vuelto!" añadió Futao alzando su lanza, con Marco detrás saludando con una sonrisa amplia y cansada.

El viento del amanecer soplaba entre risas y voces. La familia del escuadrón volvía a reunirse al fin.

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Con la ausencia de solo una pareja, el grupo por fin se reunió en torno al fuego para compartir una merecida comida. El aroma de la carne asada llenaba el aire, y las risas se mezclaban con el crepitar de las brasas mientras todos saciaban su hambre y compartían la información obtenida en sus respectivas misiones.

"Así que Keipi fue a explorar los demás templos para traducir el resto de jeroglíficos..." comentó Marco, con un muslo de pollo en la mano y una expresión pensativa. "Seguro que le va bien. Es el mejor para este tipo de cosas."

Lily revoloteó a su alrededor con una sonrisa traviesa. "Aunque digas eso, estás preocupado. Estoy segura de que te gustaría ir a acompañarlo, ¿eh?"

"Pues claro, es mi mejor amigo." admitió Marco, encogiéndose de hombros. "Estaría más tranquilo si hubiera ido con alguien más. Después de todo… puede toparse con trampas tan peligrosas como las que superamos."

"Uf, hablando de eso…" suspiró Gretel tras dar un largo trago de agua. "Un laberinto con corrientes de agua furiosas, otro lleno de espejos conectados dimensionalmente y un templo gélido con antorchas escondidas... Ni de broma habría sobrevivido a eso."

"Pu-puedo decir lo mismo..." añadió Theo, estremeciéndose solo de imaginarlo.

"Lo importante," intervino Kanu con tono sereno, "es que si la barrera se rompió, significa que los cuatro templos fueron sellados. Keipi no debería encontrarse con más trampas mientras nadie vuelva a activar las máscaras."

"Exacto," añadió Futao con una sonrisa confiada, dándole una palmada en la espalda a Marco. "Además, dejamos a nuestros enemigos atrapados dentro de las dimensiones de las pruebas, por lo que no habrá nadie que lo moleste. Puedes estar tranquilo."

Marco asintió, sonriendo con alivio. "Sí… tenéis razón."

"Qué buen corazón tienes, jovencito." pensaba Shouri mirándole, mientras se encendía un cigarrillo.

Un silencio relajado se instaló por un instante, roto solo por el sonido del fuego y el tintineo de los platos.

"¿Por qué no hay cerveza?" preguntó de repente Nathalie, mirando alrededor con el ceño fruncido.

"¿Cómo puedes preguntar eso ahora, mujer?" se rió Cecily, dándole un codazo.

"Una mujer chulísima necesita su dosis de energía de vez en cuando." respondió la semi-demonio con una sonrisa orgullosa, llevándose un trozo de pan a la boca.

"Dejad un poco de comida para Nicole y Ashley..." dijo Faralalan tímidamente, mirando la mesa casi vacía.

"Hay comida de sobra." respondió Marco, dándole una palmadita cariñosa en la cabeza. "No te preocupes tanto por ellas. Son unas tías durísimas."

"¿De verdad?" preguntó la joven con una sonrisa tenue.

"¡Pues claro! ¡Ashley es mi mano izquierda, y Nicole la sanadora más lista que conozco!" respondió nuestro protagonista con orgullo.

"Entonces... confío en que llegarán..." murmuró Faralalan, mirando los platos vacíos. "Pero dejadles algo igual, que estáis devorando como si no hubiera mañana..."

"Es para recuperar energías." replicó Ryan, con la boca llena.

"¡Si tú llevas comiendo bien todo este tiempo!" se quejó Gretel, lanzándole un hueso de pollo a la cabeza.

"¡Eh, estuve entrenando, así que también tengo hambre!" respondió el hijo de la dragona indignado.

"Haya paz..." suspiró Cecily con una sonrisa cansada.

El ambiente era cálido, animado, lleno de risas… hasta que el sonido de cascos acercándose rompió de golpe la armonía. Un silencio pesado cayó sobre el grupo. Todos se giraron hacia el horizonte, donde una silueta solitaria emergía entre la tormenta de arena.

"Q-Qué raro..." murmuró Marco, entrecerrando los ojos para ver mejor. "Parece que solo hay una figura cabalgando sobre esa avestruz..."

"¿Una de ellas también se habrá quedado en el templo?" preguntó Kanu, frunciendo el ceño.

Shouri, sin apartar la vista, exhaló el humo de su cigarro. "No... Tengo la sensación de que el motivo por el que llevo días con este mal presentimiento... está a punto de llegar."

La avestruz atravesó la tormenta y, con un salto, su jinete descendió. Nicole cayó de rodillas en la arena, jadeante, con el rostro cubierto de sudor y polvo.

"¡Nicole!" gritó Marco, corriendo hacia ella.

La sanadora lo abrazó con fuerza, temblando, con las lágrimas resbalando por sus mejillas.

"¿Ni-Nicole?" murmuró Lily, sin atreverse a acercarse.

"¿Qué ha pasado?" preguntó Cecily, con el tono quebrado.

La sanadora apretó los puños, temblorosa. Su voz salió entrecortada, casi como un suspiro.

"A-Ashley..."

Marco la miró, con el corazón acelerado. "¿Qué pasa con Ashley?"

La joven tragó saliva, las palabras ahogándosele entre los sollozos.

"A-Ashley... nos ha... traicionado."

El silencio se volvió absoluto. El viento se detuvo.

"¿¡CÓMO!?" gritaron todos al unísono, sus voces resonando en el desierto.

Continuará...

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