jueves, 13 de noviembre de 2025

Ch. 257 - Ashley y Nicole vs Eugene, el conejo

Laberinto del Templo del Viento

Atravesando a toda velocidad el cielo repleto de plataformas, Nicole volaba sosteniendo a Ashley entre sus brazos, esquivando las poderosas ráfagas que se cruzaban en su camino. A su alrededor, las corrientes silbaban como cuchillas y las plataformas vibraban con cada impacto del enemigo.

Eugene se desplazaba entre ellas con una agilidad inhumana; cada vez que su pie tocaba el cristal, la superficie se resquebrajaba en mil grietas.

"¡Ese tío es rapidísimo!" gritó Nicole, maniobrando para esquivar una patada que pasó cerca de su rostro.

"¡Déjamelo a mí, Nicki!" respondió Ashley con una sonrisa confiada. Su mirada se fijó en una de las plataformas más amplias del laberinto. "¡Suéltame ahí abajo!"

"¿Qué? ¡Estás loca! ¿Y si se rompe?" replicó, alarmada.

"Entonces confío en que me salvarás de la caída." le guiñó un ojo.

Nicole bufó, pero no dudó más. "¡Está bien, pero si te caes, no me eches la culpa!" exclamó antes de lanzarla hacia la plataforma.

Ashley descendió girando en el aire y aterrizó con una precisión impecable, amortiguando el impacto para no romper el cristal. Apenas tocó suelo, giró sobre sí misma y atrapó la pierna de Eugene en plena patada.

"¡Te tengo!" gritó, sonriendo con determinación.

"¡Tsk!" bufó el conejo, intentando zafarse.

La potenciadora giró y lo lanzó con fuerza hacia una plataforma superior. Eugene atravesó el cristal, partiéndolo en pedazos, pero usó uno de los fragmentos para impulsarse de nuevo hacia ella con una velocidad feroz.

Ambos se encontraron de frente, chocando sobre la frágil superficie. Los golpes comenzaron a llover sin tregua: puñetazos, rodillazos, patadas a una velocidad tan vertiginosa que apenas podían verse. El aire temblaba con cada impacto.

"¡Increíble!" murmuró Nicole, volando en círculos a su alrededor. "¡Pelean prácticamente igual! ¡Sus estilos de combate son casi idénticos!"

En ese instante, las piernas de ambos chocaron con una fuerza brutal. Un sonido seco retumbó por el aire, y una telaraña de grietas se extendió bajo sus pies.

"Mierda." pensó Ashley, justo antes de que el cristal empezara a ceder.

Ambos retrocedieron con cautela sobre el frágil cristal. Eugene sonrió de forma extraña… y de pronto se dejó caer hacia atrás, desapareciendo entre las ráfagas de viento.

"¿Q-Qué está haciendo?" murmuró Ashley, desconcertada.

"¡CUIDADO, ASH! ¡ESTÁ USANDO LAS CORRIENTES!" gritó Nicole desde el aire.

"¿Las corrientes?" alcanzó a decir la potenciadora antes de que una sombra descendiera sobre ella.

Eugene cayó como un rayo, girando en el aire para propinarle una violenta patada descendente. El impacto la golpeó de lleno en la cabeza, estampándola contra la plataforma. El cristal estalló en mil pedazos, y Ashley cayó al vacío junto a los fragmentos resplandecientes.

El hombre-conejo aterrizó con agilidad sobre uno de los trozos que flotaban brevemente, impulsándose de nuevo con cada salto hasta alcanzar otra corriente ascendente que lo lanzó hacia una plataforma superior.

"¡ASH!" gritó Nicole, plegando las alas y lanzándose en picado.

"¡NO LA ATRAPARÁS!" bramó Eugene, apareciendo a su lado en un abrir y cerrar de ojos. Una patada brutal en el costado la hizo perder el equilibrio, estrellándola contra una plataforma más arriba, que se desintegró bajo el impacto de su cuerpo.

El golpe fue devastador, pero Nicole no se rindió. Se estabilizó en el aire con un fuerte aleteo, conjuró su arco de luz y tensó la cuerda. Su mirada brilló con determinación.

"¡Si no puedo alcanzarla… confiaré en ella!"

La flecha de energía salió disparada con un destello dorado, atravesando el espacio en una fracción de segundo. Impactó directamente en el abdomen de Ashley, y un resplandor sanador envolvió su cuerpo. Las heridas se cerraron al instante, y la magia volvió a fluir en su interior.

Los ojos de la potenciadora se abrieron de golpe. "…Tsk. Maldito conejo."

Aprovechando los fragmentos que caían con ella, Ashley impulsó su cuerpo hacia arriba. Rebotó de cristal en cristal, ascendiendo con furia hasta alcanzar a Eugene. Con un rugido, le asestó un rodillazo brutal en el estómago, elevándolo varios metros en el aire.

Nicole descendió a toda velocidad, la tomó de la mano y juntas emprendieron vuelo hacia la puerta del templo.

"¡Vámonos, rápido!" exclamó la sanadora, con el corazón latiendo con fuerza.

Ashley sonrió, jadeante pero exultante. "¡Gracias por la flecha, Nicki!"

"¡No vais a salir de aquí!" bramó Eugene mientras se dejaba arrastrar por las corrientes. El viento lo impulsó hasta una plataforma situada unos metros frente a las chicas. Cayó de pie con un estruendo, agachándose para tomar impulso.

"¡Lánzame hacia él!" exclamó Ashley, con una chispa decidida en los ojos.

Nicole la miró, atónita. "¿E-estás segura?"

"¡Sí! ¡Y hazlo lo más fuerte que puedas!" respondió la potenciadora con una sonrisa feroz.

La sanadora tragó saliva, pero asintió. Soltó a su compañera, extendió las alas con fuerza y ascendió en espiral, elevándose hasta perderse entre las nubes. Luego, plegó las alas y se lanzó en picado hacia ella como una flecha.

"¡ASH!" gritó Nicole al aproximarse.

Ashley giró sobre sí misma en el aire; su cuerpo comenzó a brillar, adoptando la forma del Conejo Lunar. Cuando ambas chocaron, sus pies se encontraron en un impacto perfecto, y Nicole canalizó toda su fuerza en aquel impulso.

El aire estalló con un estruendo ensordecedor. La potenciadora salió disparada como un proyectil plateado, atravesando las corrientes de viento y rompiendo el espacio que las separaba de su enemigo.

"¿Esa forma...?" alcanzó a murmurar Eugene antes de que el impacto lo alcanzara.

Las piernas de ambos se encontraron en un choque titánico que hizo temblar el cielo. El estallido de presión destrozó todas las plataformas de cristal circundantes, esparciendo miles de fragmentos relucientes como lluvia luminosa.

Pero la fuerza de Ashley era abrumadora. Su poder sobrepasó el del hombre-bestia, empujándolo sin piedad a través del aire hasta hacerlo estrellarse contra la gran puerta dorada del final del laberinto. El impacto fue tan violento que la destrozó, abriéndola de par en par mientras Eugene atravesaba el umbral y caía al suelo de la sala donde la máscara reposaba.

El cuerpo del Zodiaco rodó por el mármol, deteniéndose junto a una de las paredes. Apenas podía moverse; su pierna estaba destrozada, y el aliento se le escapaba entre gemidos roncos.

Ashley descendió lentamente tras él, su figura aún seguía envuelta en destellos plateados.

"Eso te pasa por desafiarme," dijo con voz firme, el aura del Conejo Lunar aún vibraba a su alrededor.

Eugene la observó con los ojos abiertos de par en par, una mezcla de asombro y temor. "N-no hay duda... ella es... ¡el Conejo Lunar!" pensó, tembloroso.

Batalla en el templo del norte.

Ashley y Nicole vs Eugene, el conejo.

Ganadoras: Ashley y Nicole.

Nicole entró poco después en la sala. Plegó las alas con un suspiro cansado y se acercó a su compañera, que la esperaba frente a su oponente.

"¿Lo derrotaste?" preguntó la sanadora, aún jadeando por el esfuerzo.

Ashley giró sobre sus talones con una sonrisa amplia y orgullosa. "¡Pues claro! ¡¿Quién te crees que soy?!"

Nicole rodó los ojos, aunque no pudo evitar sonreír. "Esta tía…" murmuró con una media risa. "Anda, acabemos esto de una vez."

Ambas se dirigieron al altar del centro. Sobre él descansaba la Máscara del Viento, suspendida sobre una corriente de aire suave que parecía respirar. Ashley extendió la mano y la tomó con firmeza. En ese instante, una ráfaga recorrió la sala: el suelo tembló, y el laberinto celestial se desvaneció como una ilusión rota.

"¡Y con esto hemos terminado!" exclamó la potenciadora, colocando la máscara de nuevo en su sitio con una sonrisa triunfante.

Nicole rió suavemente. "Tengo ganas de contarle a los demás la aventura que hemos vivido aquí, Ashley."

Un sonido ronco rompió el ambiente.

"¿C–cómo…?"

Ambas se giraron al instante. Eugene se incorporaba con dificultad, tambaleándose. Su respiración era irregular, y la sangre le manchaba el rostro.

Ashley dio un paso al frente, poniéndose delante de su amiga. "Tú otra vez... ¿Qué demonios quieres ahora?"

El hombre-bestia levantó la mirada. Sus ojos, antes salvajes, se veían ahora humanos. El pelaje comenzó a desvanecerse de su piel mientras su cuerpo cambiaba, volviendo a la forma de un hombre de unos cincuenta años. Tenía el cabello del mismo tono castaño que el de Ashley… y unos ojos idénticos.

"Orejas de conejo… el aura lunar… y ese olor…" murmuró con voz quebrada. "Ashley… soy yo."

Nicole parpadeó, incrédula. "¿Qué dice este tío? ¿Se ha vuelto loco?"

Pero Ashley no respondió. Se había quedado completamente inmóvil. Su respiración se aceleró; los ojos se le abrieron de par en par, temblando.

"¿Pa... papá?" susurró al fin, con la voz rota.

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Presente.

El silencio en el campamento era tan denso que apenas se oía el crujido del fuego en la chimenea. Todos escuchaban atentamente a Nicole, incapaces de procesar del todo lo que acababa de contar.

"¿Entonces... el enemigo al que os enfrentasteis... era el padre de Ashley?" preguntó Marco, con los ojos muy abiertos.

La sanadora asintió despacio. "Sí."

Lily llevó una mano al pecho, angustiada. "¿Y qué pasó después?"

"Él... le pidió que volviera a casa. A Sylvapura." La voz de Nicole tembló al recordar la escena. "Dijo que debía unirse al ejército... porque era una figura importante para su país."

Cecily entrecerró los ojos. "¿Y aceptó sin más?"

Ryan golpeó la mesa con el puño. "¡Pero si sus padres la abandonaron porque no tenían ni un duro! ¿Por qué demonios iba a irse con ellos ahora?"

La sanadora bajó la mirada. Un nudo se formó en su garganta antes de responder: "Pues... lo hizo."

Un silencio helado se apoderó del grupo.

Nicole apretó los puños, conteniendo las lágrimas. "Me dio las gracias... se disculpó conmigo... y se fue con su padre. Temblorosa."

Shouri chasqueó la lengua y encendió un cigarro. El sonido del mechero resonó como un eco.

"No me jodas..." murmuró, dejando escapar el humo con cansancio.

Gretel intentó romper la tensión con una sonrisa forzada. "Seguro se infiltró con el enemigo para averiguar algo. ¡Seamos positivos, ¿no?!"

Pero Marco no respondió enseguida. Permaneció en silencio, con la mirada perdida.

Finalmente, habló. Su voz fue seca, pero firme. "Esperemos que sea eso." sonrió, intentando animar al grupo.

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Entrada al castillo de Sylvapura.

Eugene avanzaba cojeando, con la pierna envuelta en vendajes y apoyándose en una muleta improvisada hecha con una gruesa rama. Cada paso dejaba un leve eco en el suelo de piedra.

"Bienvenida a casa... hija mía." dijo con una sonrisa que oscilaba entre la ternura y algo más inquietante.

Ashley levantó la vista hacia la imponente fortaleza camuflada en la montaña, con sus torres de piedra envueltas en bruma y con sus banderas ondeando al viento. "Así que... este es mi hogar." murmuró, observando cada detalle con atención.

"Sí. Pero antes de nada iremos a ver al Señor Draco. Tengo que informarle de lo ocurrido como su Zodiaco, y tú vendrás conmigo, ¿de acuerdo?"

Ella asintió en silencio.

Por dentro, su mirada se endureció.

"Idiota..." pensó con una sonrisa apenas perceptible. "No he venido a complacerte. He venido para obtener información. Ya verás por qué soy la mano izquierda de Marco."

Continuará...

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