La figura tras el trono se puso en pie. Las telas se abrieron con suavidad, revelando a una joven de cabello esmeralda y tez oscura. Un jade brillaba en su frente y sus ojos verdosos transmitían una mezcla de serenidad y determinación. Sus ropajes reales y la diadema de oro confirmaban su identidad.
"Bienvenidos a Al-Amphoras" declaró con elegancia. "Soy Sherezade… princesa de este país."
"¡Princesa!" exclamó Faralalan, incapaz de contener la emoción. Corrió entre los dos guardias gemelos y se lanzó a los brazos de su majestad.
"Cuánto tiempo, pequeña Fara. ¿Has estado bien durante tu misión?" preguntó Sherezade, agachándose para quedar a su altura mientras le acariciaba el cabello con ternura.
"Pues… he pasado mucho miedo…" admitió la niña, aún temblorosa. "Pero al final me encontré con Shouri. Ella me cuidó y me presentó a más gente que puede ayudarnos a salir de esta."
Dedicó una mirada llena de gratitud al grupo de protagonistas. "Gracias a ellos estamos aquí. Son los que derribaron la barrera que no los habría dejado entrar."
"Es verdad que vi la barrera ceder…" murmuró Sergiv entrando con un gesto despreocupado, pues tenía los brazos cruzados tras la cabeza. "Pero pensé que eran los hombre-bestia otra vez, dejando pasar a sus tropas."
"Yo también lo creí" añadió Najaf, ajustándose las gafas. "Suelen desactivarla temporalmente cuando envían refuerzos o suministros al campo de batalla. Cuando vimos desaparecer la barrera, asumimos que era por eso."
"Lo extraño es que no volvió a activarse" señaló Rachid, rascándose la nuca. "Normalmente tardan unos minutos en restablecerla."
"Es porque derrotamos a los Zodiaco que custodiaban los templos y desactivamos la barrera a propósito" explicó Marco.
"Así es" confirmó Shouri con un leve gesto, expulsando humo.
"¿E-En serio?" preguntó Sherezade, sorprendida.
"¡Sí! ¡Son todos muy poderosos!" aseguró Faralalan con entusiasmo. "Bueno… menos Gretel." añadió con total inocencia.
"¡OYE!" protestó el chico, rojo como un tomate.
"Jajajaja, te ha cazado" se burló Cecily entre risas.
"No te preocupes, hombre. Tus habilidades son para fuera del campo de batalla… como me pasa a mí" lo animó Theo.
"Ya… pero a ti no te mencionó…" sollozó Gretel en voz baja.
"Entonces… ¿decís que habéis derrotado a cuatro miembros del Zodiaco?" preguntó Sherezade, todavía incrédula.
"En realidad a cinco" puntualizó Shouri. "Si contamos al tipo que nos atacó en la taberna, en pueblo Zafiro."
"Estoy impresionada" admitió Yelena. "Esos doce han estado evitando el combate directo con nosotros, los Awsiyas…"
"También era orden mía" añadió Sherezade con seriedad. "Si derrotábamos a alguno sin preparación, podrían haber enviado a uno de los Cuatro Sagrados… y ellos sí podrían destruir la nación si se lo propusieran."
"Sí... Nosotros somos poderosos, pero tendríamos que unirnos los cuatro para derrotar a uno solo." confesó Rachid bajando la mirada.
"Es duro reconocerlo, pero están a otro nivel..." añadió Yelena. "Los rumores de los países colindantes siempre dicen lo mismo: esos cuatro obtienen su poder de la luna. Eso los vuelve muchísimo más fuertes que un hombre-bestia promedio."
"Entiendo..." dijo Marco. "Lo importante es que estamos aquí para ayudaros. Unos amigos han ido a analizar la situación en los campos de batalla y prestar apoyo si hace falta."
"Así es, princesa." añadió Faralalan. "Cuatro de nuestros amigos se dirigen al norte de Al-Amphoras para reunir información enemiga y ayudar a nuestro ejército."
Sherezade regresó al trono con un gesto elegante.
"Si Fara confía en vosotros, no tengo motivo para desconfiar." declaró con firmeza. "No parecéis malas personas y además… también conocemos el gran nombre de Shouri en estas tierras. Sería absurdo rechazar su ayuda."
"Jé." sonrió la leyenda orgullosa.
"Princesa..." murmuró Sergiv, aún dudoso.
"Lamento que este recibimiento no haya sido el adecuado, y que mi país tenga este aspecto tan denigrante…" continuó Sherezade con serenidad. "Pero debido a la guerra no hemos podido actuar de otro modo. Sin embargo, ya que deseáis ayudarnos… tenéis que saber algo más sobre mí."
"¡Princesa!" exclamó Najaf.
"¿E-Estás segura?" preguntó Yelena con preocupación. "¡Aunque vayan a ayudarnos son unos completos desconocidos!"
"Son la gente en la que confía nuestra pequeña Fara." respondió ella, tragando saliva. "Si queremos que confíen en nosotros, debemos corresponder."
"¿Q-Qué pasa ahora…?" murmuró Cecily, anonadada por la situación.
"No tengo ni idea." añadió Shouri, golpeando levemente su cigarro para que cayesen las cenizas.
Entonces, frente a todos, la princesa llevó la mano al jade incrustado en su frente… y se lo quitó como si fuese un simple adorno.
"¡¿QUÉ?!" exclamaron todos a la vez.
"¿C-Cómo es posible? ¿La princesa no es una Ballure?" balbuceó Gretel, completamente perdido.
"Anda la hostia…" dijo Shouri dejando caer el cigarro al suelo.
"Por algún motivo que desconocemos debido a nuestra historia perdida, todas las gobernadoras de este país nacemos sin una joya en la frente." explicó Sherezade con una calma solemne. "Los altos cargos políticos de antaño decidieron ocultarlo para evitar revuelos… y nos obligaron a pegarnos gemas falsas desde niñas."
Los demás se miraron perplejos.
"Y como es lógico, nuestra magia tampoco es la misma que la de los Ballure. Entre mi gente se dice que poseo magia dimensional… pero eso también es mentira."
"¿CÓMO?" gritó Gretel, incrédulo.
"Eso sí que… es una putada." murmuró Cecily, recordando uno de los motivos por los que se animaron a venir aquí.
"La verdad…" continuó Sherezade, "es que mi magia es la manipulación de vectores. Pero es tan compleja de describir que la gente de aquí prefirió llamarla 'magia dimensional' para simplificar."
"Entiendo." dijo Marco.
"Una duda." intervino Shouri mientras se sacaba un cigarrillo.
"Dime." respondió la princesa.
"Has dicho que ese es el motivo por el que tú no tienes una magia de creación de piedras preciosas como el resto de los Ballure, ¿verdad?" preguntó la leyenda, encendiendo el mechero. "En ese caso… ¿Faralalan también es una princesa o algo así?"
Los cuatro Awsiyas se quedaron quietos, sin pronunciar palabra.
"¿A-A qué te refieres?" balbuceó Faralalan, desconcertada. "Y-Yo soy una Ballure más…"
Sherezade se acercó despacio y, con la misma naturalidad con la que antes se quitó su propio jade, tomó el topacio de la frente de la niña… y la retiró como si fuese un simple accesorio decorativo.
"Así es." declaró la princesa con una sinceridad que rompía el aire. "La sucesora de la gobernante… también nace humana."
"No estoy entendiendo una mierda..." pensaba Cecily, llevándose una mano a la frente mientras intentaba procesarlo todo.
"Dejad que os aclare yo." dijo Najaf, ajustándose las gafas. "Nuestra historia se perdió hace décadas, cuando el primer país nos declaró la guerra para hacerse con la gema infinita. Todo fue arrasado por las llamas del conflicto y, por ende, las nuevas generaciones desconocemos el origen de ciertos misterios que las antiguas fuerzas políticas se llevaron a la tumba."
"Así es." añadió Sherezade, confirmando las palabras de su Awsiya.
"¿C-Cómo? ¿No soy una Ballure?" murmuró Faralalan, temblando.
"No te preocupes, Fara." dijo Yelena, acercándose para tranquilizarla. "Eres nuestra pequeña, eso no cambia nada." Le acarició la cabellera con ternura mientras la niña asentía, todavía conmocionada.
"Por desgracia, nosotros, los Awsiyas actuales, también somos de nueva generación y desconocemos la forma en la que su majestad Sherezade nació." continuó Najaf. "Pero sí fuimos testigos de la llegada de la pequeña Fara."
"Es cierto… aún recuerdo aquella majestuosa noche de luna llena." comentó Rachid con un tono melancólico.
"Ya te digo. La sorpresa que nos llevamos fue histórica." añadió Yelena con una sonrisa nostálgica.
"Yo me uní más tarde a los Awsiyas, así que no estuve presente." comentó Sergiv, soltando un suspiro mientras se apoyaba en la pared.
"Un rayo de luz lunar descendió del cielo, justo frente al palacio." continuó Najaf. "Asustados, salimos preparados para combatir, pensando que era un ataque enemigo. Pero lo que encontramos fue a un pequeño bebé. Y ese bebé era… Faralalan."
"Gracias a la anterior princesa supe un poco sobre cómo funcionan las sucesoras." explicó Sherezade. "Comprendí que Fara había nacido de esa manera porque estaba destinada a sustituirme llegado el momento. Así que, siguiendo el protocolo, hicimos lo necesario para integrarla como una Ballure más, sin levantar sospechas entre los ciudadanos."
"Se la entregamos a un antiguo Awsiya que cuida de sus nietos." añadió. "La adoptó como si fuera su nieta y le dio una vida normal, como se merecía, hasta que llegara la hora."
"Yo…" susurró Faralalan, totalmente anonadada.
"Siento habértelo ocultado todo este tiempo, Fara." dijo Sherezade, acariciándole con cariño la cabellera. "Pero queríamos que, al menos, tuvieras una infancia normal antes de revelarte la verdad."
"Eso explica por qué pudo salir de la barrera… y todas esas verdades a medias que nos contó." comentó Shouri en voz baja. "Sin embargo… hay algo raro en ellas dos. Siento que este es solo otro misterio por resolver."
"Sí…" dijo Marco con el ceño fruncido y casi susurrando. "Y tengo la sensación de que Keipi, Nicole y Lily serán quienes descubran la verdad."
"No hacía falta contarles tanto." gruñó Sergiv, molesto.
"No pasa nada." respondió Sherezade. "Son nuestros aliados y prefiero ser sincera con ellos. No sabría cómo explicarles que sigo viva si en algún momento mi joya se rompe. Pensarían que ocultamos información… y no quiero eso."
"Siempre tan buena gente…" comentó Rachid con orgullo.
"Es lo que la convierte en la mejor princesa." añadió Yelena.
"Entonces… ¿aun así queréis ayudarnos?" preguntó Sherezade.
"¿Queréis parar la guerra o queréis ganarla?" respondió Marco con otra pregunta.
"Queremos pararla." aseguró ella con sinceridad.
"Entonces… cuenta con nosotros." sonrió nuestro protagonista, chocando su puño contra la palma de su otra mano.
Continuará…
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