Bajo el vasto cielo nocturno y en un ambiente impregnado de una creciente confianza mutua, el monje abrió su corazón por primera vez, narrando la historia de su pasado.
El templo Akitazawa, situado en Romevere, se alza desde hace más de cuatrocientos años como un guardián silencioso de dos armas míticas: las legendarias espadas gemelas del cielo y del océano, conocidas como Caléndula y Priscilla. A lo largo de los siglos, numerosas familias se han encargado de protegerlas, pero nunca se había encontrado al portador digno de empuñarlas. Sin embargo, todo cambiaría con la llegada del último linaje asignado al templo: los Pikaria.