Mientras el Battle Royale continuaba desarrollándose con intensidad, en la Iglesia las cosas se volvían cada vez más violentas.
En los pasillos del nivel superior, Yumeki seguía enfrentándose al apóstol espadachín, Xiphos. Ambos intercambiaban golpes con una ferocidad desenfrenada, desplazándose a gran velocidad por todo el edificio y reduciendo paredes, muebles y columnas a escombros con cada choque.