miércoles, 30 de abril de 2025

Ch. 133 - Unos enemigos a otro nivel

Había caído la noche, y nuestros protagonistas seguían reunidos en las ruinas de Yggdrasil. Una hoguera crepitaba suavemente en el centro del grupo, ofreciendo calor y algo de consuelo entre los escombros. Después de todo lo vivido, por fin podían relajarse, al menos por un rato. Sentados en círculo, compartían historias e impresiones de lo que habían vivido.

"Entonces… ¿de verdad fue Lily quien detuvo el disparo del cañón?" preguntó Cecily, aún atónita.

Ch. 132 - Un fuego que extingue la luz

El cañón de Yggdrasil había sido completamente destruido. La amenaza que pendía sobre Phaintom por fin había sido detenida… pero la guerra aún no había terminado.

Uno a uno, los Altargate habían caído, abatidos por los paladines del emperador. Todos excepto uno: su líder, Almatora, seguía en pie… y su batalla aún estaba por decidirse.

domingo, 27 de abril de 2025

Ch. 131 - Ellos son los más poderosos

Gracias a la aparición de Morgana, Lily consiguió detener el disparo de Yggdrasil. Sin embargo, cuando todo parecía teñirse de esperanza, la risa cruel de los altargate sembró la duda en los corazones de nuestros protagonistas.

Phaintom.

"¿C-Cómo...?" balbuceó Theo, aún sosteniendo a Lily en sus manos.

Ch. 130 - ¡Solo tú puedes hacerlo!

El cañón había disparado.

La gigantesca masa de energía avanzaba implacable hacia Phaintom, iluminando el cielo con un resplandor mortecino. Nada parecía capaz de detenerlo. Los ciudadanos, paralizados por el terror, solo podían abrazarse, rezar, o despedirse de sus seres queridos, aceptando resignadamente lo que parecía ser su destino.

sábado, 26 de abril de 2025

Ch. 129 - Marco vs Almatora

Unos minutos antes, en la ciudad en ruinas de la copa de Yggdrasil.

Marco volaba a toda velocidad, impulsado por el fuego en sus talones, mientras dos látigos de luz lo perseguían, cortando edificios a su paso. Viendo que se quedaba sin escapatoria, Marco giró en el aire, apoyó los pies contra una columna y, cambiando de dirección, pasando entre ambas fustas lumínicas en un instante. Aprovechando el impulso, disparó una enorme esfera de fuego hacia su contrincante.

Almatora recogió sus dos látigos, los entrelazó en sus manos y los lanzó de nuevo, cortando en dos el proyectil ígneo que se le aproximaba. Sin embargo, Marco había ganado el tiempo suficiente: aceleró y se abalanzó sobre su enemigo, asestándole un rodillazo directo en el rostro. El impacto le rompió el tabique nasal, haciéndole sangrar, y lo lanzó por los aires, atravesando la pared de una torre derruida.

jueves, 24 de abril de 2025

Ch. 128 - Keipi vs Liubei

Minutos antes de que el cañón de Yggdrasil disparara hacia Phaintom, la batalla en el otro templo alcanzaba un punto álgido.

Keipi había invocado, como era costumbre, a sus clones de agua. Coordinados en su ataque, las copias cargaban sin descanso contra el altargate de la naginata. Pero con un movimiento fluido de su lanza, Liubei hizo brotar una maraña de raíces del suelo que se alzaron como serpientes dispuestas a devorarlos.

miércoles, 23 de abril de 2025

Ch. 127 - Ashley vs Cassandra

Unos minutos antes de que el cañón disparase, en uno de los templos.

Ashley corría a toda velocidad hacia su contrincante, lanzándole un puñetazo directo al rostro. Su puño atravesó la cabeza de Cassandra como si fuera humo, sin hacerle ni un mísero rasguño.

"¡JAJAJAJA!" se reía la rockera, quien se mantenía flotando en el aire de manera constante, con una voz burlona que retumbaba en las paredes del templo.

martes, 22 de abril de 2025

Ch. 126 - ¿Cecily vs Ryan?

El ataque mágico de Milanova impactó de lleno en el pecho del hijo de la dragona. Un leve destello rosado cruzó sus ojos antes de que estos adoptaran la forma de corazones palpitantes. En cuanto su mirada se cruzó con la de Cecily, el hechizo surtió efecto inmediato.

"Vamos, Cecily..." murmuró Ryan con una sonrisa perturbadoramente dulce. "Amémonos… hasta la muerte."

lunes, 21 de abril de 2025

Ch. 125 - Hansel vs Tassim

Phaintom.

Mientras la pelea entre Hansel y Tassim seguía en marcha, ya con varios minutos de intensidad a sus espaldas, los habitantes de Phaintom aún no habían evacuado la zona por completo. En lugar de huir, muchos de ellos se habían quedado a ayudar, haciendo lo posible por salvar la vida de Nathalie.

El niño que le había arrojado la piedra, con el rostro lleno de remordimiento, presionaba con ambas manos un trozo de tela contra la herida de su costado.

domingo, 20 de abril de 2025

Ch. 124 - Ascenso hacia Yggdrasil

El grupo de Marco llegó por fin al pie de Yggdrasil. Ante ellos, el coloso vegetal se alzaba como una muralla viviente, sus raíces serpenteaban por el suelo y su tronco atravesaba los cielos. A primera vista, parecía impenetrable... hasta que una grieta vertical se abrió ligeramente, como si el propio árbol les estuviera dando la bienvenida a su interior.

"Ahí." señaló Keipi, jadeando tras la carrera. "Es una entrada..."

sábado, 19 de abril de 2025

Ch. 123 - 30 minutos para detener el disparo

Los Altargates habían despertado la forma definitiva de Yggdrasil, una amenaza colosal que ponía en peligro a todos los habitantes de Phaintom. Ahora, nuestros protagonistas escuchaban con atención a Nathalie, que se preparaba para revelar la única manera de detenerlo y evitar una masacre sin entregarles el Nuevo Testamento.

"¡Escuchad con atención!" exclamó, captando todas las miradas. "En la copa de Yggdrasil se encuentra la antigua ciudad, donde antes vivieron sus habitantes. Allí existen dos templos construidos en honor al mesías Yumeith. Fueron estos edificios, los que, durante la guerra ancestral, se convirtieron en receptáculos de los motores mágicos que alimentan la forma definitiva de la reliquia."

Ficha de personajes 9: Nathalie y Almatora

 

Ch. 122 - La reina de los demonios

Nathalie, completamente transformada en su forma demoníaca, avanzó con paso firme hacia los Cien Hombres de Madera. La oscuridad de la jungla parecía inclinarse ante su presencia, y su silueta —con alas negras, ojos amarillos y garras relucientes— imponía respeto.

"Seguramente se asusten al verme así..." pensó, lanzando una mirada furtiva hacia sus compañeros. "Pero es la única forma que tenemos los semidemonios de canalizar nuestra magia. Este poder... tiene un precio."

viernes, 18 de abril de 2025

Ch. 121 - Donde el cielo escucha en silencio

Aeronave de nuestros protagonistas.

El grupo seguía reunido alrededor de la mesa de la cocina. Aún con platos de galletas a medio terminar y tazas de té humeante, la conversación con su nueva aliada continuaba cargada con una esperanza renovada.

"Entonces, ¿si les derrotamos y destruimos Yggdrasil, nos traducirás el grimorio?" preguntó Marco, con el ceño ligeramente fruncido, buscando una confirmación clara.

jueves, 17 de abril de 2025

Ch. 120 - A través de un siglo

Al otro lado de la montaña.

En mitad de la selva, se alzaban los restos de un edificio devorado por la vegetación, una estructura olvidada por el tiempo que aún conservaba un aura misteriosa. Aquel lugar era la base secreta de los altargates. En ese instante, Cassandra y Liubei volvían con paso firme para informar a sus compañeros de lo acontecido en su misión más reciente.

miércoles, 16 de abril de 2025

Ch. 119 - El origen del conflicto

Ante la impactante noticia de Nathalie, el grupo quedó en completo silencio.

"Entonces… ¿Juju está muerto?" preguntó Marco, incrédulo, como si aún no quisiera creérselo.

"Por desgracia… sí," respondió Nathalie, bajando la mirada.

"¿Pero cómo…?" murmuró Theo, perplejo. "Estamos hablando de uno de los magos más poderosos de la guerra mágica."

martes, 15 de abril de 2025

Ch. 118 - Nathalie y Juju

Ante la impactante revelación de aquella misteriosa semi-demonio, el grupo quedó completamente en silencio. Las miradas se cruzaban, atónitas, como si las palabras que acababan de escuchar no terminaran de asentarse en sus mentes.

"¿¿Juju es tu abuelo??" repitió Lily, dando vueltas en el aire, incrédula. "¿¡Pero cómo!?"

"Eso no tiene sentido…" murmuró Theo, frunciendo el ceño. "Según los registros históricos, Juju es humano y nunca contrajo matrimonio con nadie, vivió en soledad toda su vida."

Hansel se llevó una mano al mentón, pensativo. "Además… si la última guerra mágica terminó hace 98 años, y Juju ya tenía unos 32 por entonces, eso significa que ahora debería tener cerca de 130 años. Y tú… no pareces ni de lejos tener la edad suficiente para ser su nieta biológica."

Nathalie se rió con una naturalidad desconcertante. "Ah, eso. Bueno, yo tengo 110 años."

"¡¡¿¿CÓMO??!!" gritaron varios a la vez, con los ojos desorbitados.

"¿Pero cómo es posible…?" murmuró Cecily, visiblemente confundida.

"Es por mi naturaleza de semi-demonio," explicó Nathalie, encogiéndose de hombros con una sonrisa suave. "Nuestra esperanza de vida es mucho mayor que la de los humanos comunes. Y el envejecimiento… bueno, no sigue las mismas reglas. Me estanco en ciertas etapas durante décadas."

"Entonces…" Marco se adelantó, aún algo desconfiado. "¿Dices que Juju es tu abuelo, pero… no estáis relacionados por sangre?"

La sonrisa de Nathalie se tornó melancólica. Sus ojos brillaban con un destello de nostalgia mientras apoyaba la taza en la mesa.

"No… no tenemos lazos de sangre. Pero él fue lo más parecido que he tenido nunca a una familia." Su voz se volvió más baja, casi como un susurro. "Cuando terminó la guerra, hace ya casi un siglo, el mundo aún no estaba listo para aceptar criaturas como yo. Aquel entonces era un tiempo de cicatrices y prejuicios. Vivir con estos cuernos… era una condena. Me miraban como si fuera una amenaza constante. Nadie quería acogerme. Nadie… excepto él."

El silencio se apoderó de la cocina. Incluso los más habladores del grupo no sabían qué decir.

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Hace 98 años, sur de Namiphoria.

Aquel país, había quedado completamente destrozado por la guerra. Lo que alguna vez fue un bastión cultural lleno de historia, bibliotecas, templos y plazas rebosantes de vida, ahora no era más que una extensión interminable de escombros y ceniza. Las calles antes bulliciosas estaban arrasadas, repletas de restos humanos, miembros inertes, ropas quemadas… y sangre, mucha sangre, como si el mismo suelo llorase en silencio. Las casas estaban desplomadas, los edificios imperiales reducidos a ruinas y los árboles, ennegrecidos por el fuego, parecían esculturas calcinadas de un bosque muerto. No quedaba ni un solo rincón donde no se respirase muerte.

Juju, por entonces un hombre de 32 años, caminaba en solitario entre los restos del conflicto. Llevaba el uniforme del ejército imperial aún desgarrado por los combates, aunque su paso ya no era el de un soldado orgulloso, sino el de alguien cargado con el peso de sus decisiones. Su mirada estaba perdida, vacía… como si intentara encontrar, entre los cascotes, la chispa de humanidad que había dejado atrás.

Aquel hombre, conocido en todo el continente por su vasto conocimiento, no solo era un sabio. También fue general. Uno de los líderes más brillantes del ejército imperial durante la guerra, y uno de los principales responsables de arrasar naciones que se opusieron al dominio del anterior emperador —el predecesor de Baltasar.

Namiphoria fue la última en resistirse. El último bastión rebelde. Y por orden suya… fue destruido sin compasión.

Ese día, Juju no buscaba enemigos. Ni siquiera redención.

Buscaba una forma de morir.

A cada paso, su mente recordaba los gritos, las explosiones, los llantos de madres y niños, los soldados que siguieron sus órdenes ciegamente… y las vidas inocentes que extinguió sin parpadear. Se detuvo al borde de un puente destruido, con el abismo de escombros y fuego debajo. Pensó en saltar. Acabar con todo. Liberarse del peso de sus decisiones.

Pero entonces… escuchó algo.

Un sollozo. Leve, tembloroso, pero persistente.

Se giró, como movido por un instinto que no comprendía del todo, y echó a correr entre los cascotes guiado por aquel sonido débil. Cuanto más se acercaba, más nítido se volvía. Y entonces la vio.

Una niña. No debía tener más de doce años. De rodillas, cubierta de polvo, con el cuerpo tembloroso y ensangrentado. Lloraba desconsoladamente, abrazando con un solo brazo un muñeco roto. El otro brazo... había sido arrancado por completo. Un corte limpio, brutal. Su rostro estaba cubierto de lágrimas y tierra.

"¿Qué te ha pasado...?" preguntó Juju, con voz baja y rota, acercándose con cautela.

"Mamá y papá..." sollozó la niña, alzando la mirada. "Murieron… ¡murieron!" gritó con el alma desgarrada.

Juju observó en silencio. A unos metros, los cuerpos de los progenitores: la madre aplastada bajo lo que quedaba del techo de su casa, y el padre partido por la mitad, víctima de una explosión.

Cuando el sabio dio un paso más, notó entonces lo que sobresalía de la frente de la niña: dos pequeños cuernos. No era humana. O al menos, no completamente.

Pero no reaccionó con temor. No se echó hacia atrás. No conjuró un hechizo de defensa. En lugar de eso… se arrodilló frente a ella y la abrazó.

La niña se quedó quieta, temblando. No entendía qué estaba pasando. ¿Por qué aquel hombre —un soldado imperial— no la golpeaba, no la alejaba como tantos otros?

"Oye… está bien," susurró Juju, con los ojos cerrados. "Ya estás a salvo."

Ella le miró, confusa. "¿No… no tienes miedo de mí? Todos huyen de mí. Por estos cuernos. Dicen que soy peligrosa."

Juju negó con la cabeza, acariciando su cabello manchado de polvo.

"No… Porque no hay nada que me dé más miedo que volver a ser el yo de antes."

Sin decir más, la tomó de la mano con cuidado. La sangre de la herida aún goteaba, pero la presión de sus dedos era cálida. La ayudó a levantarse, y paso a paso, la alejó de aquel infierno.

"Vale…" susurró la niña, aún llorando.

Mientras avanzaban entre los cadáveres, Juju pensó en silencio.

"Para que mis crímenes puedan ser perdonados… cuidaré de esta niña. Le daré un hogar, formación escolar, iniciación en la magia, y cuando esté lista… le contaré toda la verdad. Que fui yo quien destruyó Namiphoria. Que por mi culpa sus padres están muertos. Y entonces, cuando lo sepa todo… la venganza hará que me mate. Así... mis pecados serán pagados con el juicio más justo de todos: el de una hija sin familia."

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Los años pasaron.

Juntos, Juju y Nathalie cruzaron continentes, atravesaron desiertos, montañas y aldeas perdidas. Visitaron incontables países tomados de la mano, aprendiendo de culturas tan distintas como fascinantes. La joven, siempre con los ojos bien abiertos, absorbía todo como una esponja: desde danzas tradicionales hasta proverbios ancestrales, desde la caligrafía sagrada del norte hasta las supersticiones de los pueblos del sur.

Mientras tanto, Juju se encargaba de educarla con una paciencia admirable. Le enseñó a leer, a escribir, a sumar, a pensar críticamente. La entrenaba cada día con constancia, pulía sus habilidades mágicas y le mostraba cómo enfrentarse al mundo sin perder la bondad en el corazón.

Vivieron aventuras increíbles. A veces peligrosas, a veces cómicas, pero siempre inolvidables. Y fue en esas vivencias compartidas donde el vínculo entre ambos se forjó con fuerza. Ya no eran maestro y alumna, ni tutor y protegida. Eran familia.

Sin embargo… Juju sabía que aquello no sería eterno. Que el momento que había temido y preparado durante años… se acercaba.

Y cuando Nathalie alcanzó por fin el nivel de poder mínimo que, en teoría, le permitiría enfrentarse a él… sonrió en silencio. Porque al fin, el ciclo estaba por cerrarse.

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Aquella noche, bajo el cielo estrellado, ambos abandonaron el hostal donde se hospedaban. Caminaban sin rumbo aparente, por senderos silenciosos. Nathalie bostezaba con frecuencia, aunque su curiosidad superaba al sueño.

"¿A dónde me llevas, abuelo? Quiero dormir ya...", murmuró con un tono perezoso.

"Ya te he dicho que no soy tu abuelo", respondió él sin mirarla. "Solo soy tu tutor legal."

"Naaa, siempre serás mi abuelo", replicó con una sonrisa que parecía brillar incluso en la penumbra.

"...Sí", respondió él con voz baja. "Supongo que me ha tocado cargar con ese título."

Siguieron caminando hasta llegar al borde de un acantilado. El mar golpeaba con fuerza las rocas bajo ellos, y el viento soplaba con la solemnidad de una despedida.

"¿Y esto? ¿Para qué hemos venido aquí?" preguntó la joven, frunciendo el ceño.

Juju respiró hondo. Cerró los ojos por un segundo, como si se estuviera despidiendo de su propia alma.

"Para contarte la verdad", dijo finalmente.

El aire pareció tensarse a su alrededor.

"Escucha, Nathalie. Yo… fui el que ordenó destruir Namiphoria. Por mi voz, por mi mando… tu país fue reducido a escombros. Y muy probablemente, tus padres murieron por mi culpa."

Nathalie se quedó en blanco. Su mente no supo cómo procesarlo al instante. Era como si alguien le hubiese arrancado el suelo bajo los pies.

"Tal vez ahora estés decepcionada", continuó él, sin atreverse a mirarla. "Y probablemente te preguntes por qué guardé este secreto durante décadas. Pero es que… cuando la guerra terminó, me di cuenta de todo el mal que había hecho. Y entonces me pregunté… ¿qué diferencia había entre los civiles que masacramos y yo? Ninguna. Salvo que ahora, yo era un monstruo más."

Calló por unos segundos, recordando aquella versión de sí mismo que había intentado enterrar.

"Quise morir. De verdad. Estuve a punto de hacerlo. Pero entonces… escuché tu llanto."

"Abuelo..." susurró ella, con la voz rota.

"Cuando te vi… pensé que aún podía hacer algo con valor. Que si dedicaba mis años restantes a cuidar de ti, a enseñarte, a protegerte… tal vez redimiría algo. Y cuando fueras lo bastante fuerte, te daría la verdad. Y entonces… si lo considerabas justo, podrías matarme con tus propias manos. Y así mis crímenes serían al fin castigados."

Guardó silencio un instante más, antes de añadir con voz temblorosa:

"Te he cogido mucho cariño. Te quiero, Nathalie. Como si realmente fueras mi nieta. Pero ahora… usa esa rabia. Acaba conmigo. Te doy permiso. Lo merezco."

Nathalie se mordió el labio con fuerza. Un torbellino de emociones la envolvía. Dio unos pasos hacia él… y de pronto, lo abrazó con toda su fuerza, sin contener las lágrimas.

"¿Q-Qué haces…? ¿Por qué no me matas?" preguntó él, desorientado. "¿Por qué no… simplemente me empujas por el acantilado?"

"¡Porque me da igual tu pasado!", gritó ella entre lágrimas. "¡Me da igual que seas el responsable! El abuelo que yo conozco es el que me ha dado un hogar, el que me ha enseñado magia, el que me ha hecho reír y llorar. ¡Ese eres tú! ¡Y no pienso borrar estos años por una historia de guerra! ¿¡Es que acaso no quieres seguir viviendo conmigo!?"

"Claro que quiero…" murmuró Juju, con la voz hecha pedazos. "Pero mis manos… están manchadas de sangre. No merecen abrazar a nadie."

"¡Sí que lo merecen!" replicó ella con fuerza. "¡Ahora mismo me estás abrazando, abuelo!"

Él se quebró.

"Nathalie… Lo siento… Lo siento tanto…"

"No pasa nada, abuelo…", susurró ella, enterrando su rostro en su pecho. "Tú… me salvaste."

Y por primera vez en décadas, Juju lloró de verdad. Ya no como soldado, ni como sabio, ni como tutor… sino como un hombre roto, al que el amor le dio permiso para seguir viviendo.

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Presente.

"¡Qué bonito!" sollozaban Cecily y Hansel, abrazados, con lágrimas en los ojos por la ternura que les causó la historia recién contada.

"Eso… eso explica tantas cosas," dijo Lily, limpiándose discretamente los ojos.

"Sí… Es una historia preciosa," añadió Theo con una voz suave, contemplando a Nathalie con respeto.

"Y dice mucho de ti," comentó Marco con una cálida sonrisa. "Del corazón que tienes… para poder perdonar el pasado de Juju y quedarte con su presente."

"Hago lo que puedo," respondió Nathalie con una leve sonrisa melancólica. "Pero… al final, él también me salvó a mí."

Hubo un silencio breve, cargado de admiración, hasta que Ryan rompió la calma con una pregunta que todos querían formular.

"Sin embargo… Marco nos contó algo de unas raíces que atacan a quien menciona el nombre de Juju. ¿Por qué a ti no te afectan?"

"A mí me pica más la curiosidad saber dónde está ahora tu abuelo," dijo Ashley, directa como siempre.

"Y yo no me olvido de esos dos con ojos en la frente. ¿Quiénes eran exactamente?" añadió Keipi, aún intrigado.

"Jajajaja, tranquilos, chicos. No os preocupéis, os responderé a todo," dijo Nathalie mientras se servía otra taza de café, como si se estuviera preparando para soltar algo importante.

"Bueno, no te fuerces si no quieres, ¿eh?" dijo Marco con delicadeza.

Nathalie dejó la taza sobre la mesa y los miró a todos con seriedad.

"Decidme una cosa… ¿Habéis oído hablar de una reliquia llamada Nuevo Testamento?"

Todos abrieron los ojos de par en par. El ambiente se volvió denso en cuestión de segundos.

"¿Cómo?" murmuró Cecily, incapaz de ocultar su sorpresa.

"¿Acabas de decir… lo que creo que acabas de decir?" añadió Hansel, con un leve destello de emoción en la mirada.

"Claro. Mi abuelo era el encargado de proteger la reliquia y su sello. De hecho, vengo de localizar el lugar donde la enterró, con la intención de seguir cumpliendo su misión," explicó Nathalie con serenidad, aunque en su voz se notaba una sombra de dolor.

"Entiendo… esto es bastante sorprendente," dijo Marco, llevándose una mano al mentón, procesando la información.

"Pero… hay algo que me está empezando a dar malas vibraciones," murmuró Keipi, frunciendo el ceño. "Has dicho era… y que seguirás cumpliendo su misión… Acaso... ¿Juju está…?"

"Sí," respondió ella, tajante y sin rodeos. "Mi abuelo fue asesinado la semana pasada. Lo mataron esos seres de tres ojos."

Un silencio denso cayó sobre todos. Las miradas se cruzaron entre sí, reflejando la sorpresa, la tristeza… y una nueva determinación.

Continuará…

lunes, 14 de abril de 2025

Ch. 117 - Colisión en Phaintom

Sin entender muy bien qué era lo que estaba pasando, el dúo formado por Keipi y Cecily parecía estar a punto de entrar en combate con Cassandra, quien acababa de revelar su verdadera naturaleza como una Altargate.

"Morid", dijo con frialdad, chasqueando los dedos.

Ch. 116 - Altargates

Tras huir del lugar de los abucheos, Marco y Hansel se refugiaron en la penumbra de un estrecho callejón, alejados del bullicio hostil de las calles de Phaintom.

Ambos respiraban con dificultad, aún con el corazón agitado por lo ocurrido minutos atrás. Las paredes de piedra húmeda del callejón parecían cerrar el paso al mundo exterior, creando un espacio de silencio forzado donde las palabras pesaban más que nunca.

Marco apoyó la espalda contra la pared y deslizó la mirada hacia el suelo empedrado.

domingo, 13 de abril de 2025

Ch. 115 - No se habla de Juju

Entrada principal de la ciudad de Phaintom.

Tras una larga caminata bajo un sol abrasador, sorteando una interminable cuesta arriba y con el sudor pegado a la piel como si fuese una segunda camiseta, nuestros protagonistas finalmente alcanzaron las puertas de Phaintom, la capital montañosa de Wolfgang.

En cuanto cruzaron el umbral de la ciudad, cayeron al suelo como si sus piernas se hubieran disuelto en el aire. Agotados, jadeando y con el estómago vacío, se tumbaron en grupo sobre el empedrado, intentando recuperar el aliento perdido durante la travesía.

sábado, 12 de abril de 2025

Ch. 114 - Camino a Wolfgang

Habían pasado dos días desde que nuestros protagonistas cerraron su aventura en Wisdom. Ahora, el rugido suave del motor marcaba su viaje hacia un nuevo destino: Wolfgang, donde esperaban encontrar a Juju, uno de los pocos seres humanos capaces de descifrar el idioma perdido conocido como Lefgesérico.

Aún a bordo de la aeronave, surcando el cielo entre nubes dispersas, todos se encontraban atentos a través de los ventanales, buscando un lugar adecuado para aterrizar sin causar molestias a los habitantes de la región.

viernes, 11 de abril de 2025

Ch. 113 - Nos volveremos a encontrar (Porque te amo)

Nuestros protagonistas se habían quedado paralizados. La emoción inicial al encontrar el tomo del Nuevo Testamento se desvaneció al comprobar que estaba escrito en un idioma perdido: el Lefgesérico.

“Entonces…” murmuró Hansel, bajando la mirada con frustración. “¿Esto es todo? ¿Aquí acaba nuestra única pista?”

jueves, 10 de abril de 2025

Ch. 112 - Lefgesérico

Nuestros protagonistas habían logrado lo impensable: derrotar a los ladrones y dejarlos encerrados para siempre en el interior del Laberinto del Minotauro. Aunque exhaustos tras los intensos combates, sabían que su prioridad no era seguir buscando información, sino reponer fuerzas. Así que decidieron regresar a la ciudad, descansar... y dejar la búsqueda del Nuevo Testamento para el día siguiente.

El camino de vuelta fue largo, silencioso y cargado de emociones contenidas. Nadie hablaba mucho. Aún digerían todo lo que acababan de vivir.

lunes, 7 de abril de 2025

Ch. 111 - ¡Atrapa el hada!

Mientras el coloso terminaba de regenerarse, el trío de protagonistas logró ocultarse bajo unos escombros del laberinto. Allí, entre bloques de piedra y polvo suspendido, dejaron a Keipi recostado con cuidado, permitiéndole descansar mientras intentaban trazar un plan para salir con vida de aquella pesadilla.

Ashley fue la primera en romper el silencio, aún con el ceño fruncido y la respiración entrecortada. “¿Oye, Kei… qué fue eso que hiciste antes?”

domingo, 6 de abril de 2025

Ch. 110 - ¡El trío reunido! ¡Derrotad al coloso!

Jacob se fusiona con el núcleo de la reliquia del Laberinto del Minotauro, y lo que antes fue un sacerdote fanático ahora se ha transformado en un gigantesco coloso espectral, una aberración de carne y energía fuera de control. Pero justo cuando todo parecía perdido, el trío se reúne frente a él, listos para ponerle fin a su locura.

"¡GUAAAH!" bramó la criatura, mientras su brazo, que había sido cercenado momentos antes, se volvió a unir a su cuerpo como si nunca hubiera sido dañado.

jueves, 3 de abril de 2025

Ch. 109 - ¡Alcanza el cielo! ¡El objetivo es destruir a Medusa!

En el laberinto.

Marco y Jacob se encontraban en el punto más álgido de su batalla. El líder de los ladrones creó bolas espectrales y las disparó sin control hacia su oponente. Marco, sin dudarlo, conjuró esferas ígneas, arrojándolas como proyectiles para interceptar el ataque enemigo.

El aire se llenó de explosiones. Ambos bandos colisionaban sus poderes en una maratón frenética por ver quién lograría imponerse. Jacob, con una sonrisa de absoluta confianza, elevó su Biblia al cielo. Sus manos, cubiertas de energía resplandeciente, emitieron un fulgor violáceo mientras recitaba un salmo en nombre de Yumeith.